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En el PRI y en Los Pinos pesará más la popularidad que la sustancia en la selección de candidatos para la próxima contienda electoral.
Ese es el mensaje que se envió esta semana al priismo nacional con la designación en la Ciudad de México de la carismática senadora Ivonne Álvarez como “candidata de unidad” del PRI a la gubernatura de Nuevo León.
Álvarez –una exconductora de televisión de Monterrey con una corta carrera política- encabezaba las encuestas tricolores en Nuevo León rumbo a la elección del 7 de junio.
Ella no era la candidata oficial de Los Pinos.
El presidente Enrique Peña Nieto había perfilado a Idelfonso Guajardo, secretario de Economía, como su gallo para el gobierno de Nuevo León.
Una parte del priismo de Nuevo León estaba seguro que Guajardo –que no figuraba en las encuestas preelectorales- finalmente iba a ser designado“por dedazo” presidencial como el candidato del PRI.
Esta vez no fue así.
La noche del lunes, César Camacho, dirigente nacional priista, anunció que Álvarez sería la candidata de unidad del PRI a la gubernatura de Nuevo León por encima de Guajardo y otros 10 aspirantes más que habían manifestado interés de participar en la contienda interna tricolor.
Álvarez no era de entre los aspirantes la mejor preparada. No contaba con una carrera política amplia, pero sí era la que garantizaba al PRI la mayor cosecha de votos en la contienda electoral, según los sondeos y encuestas hechos por el Partido.
La palabra clave hoy en el PRI Nacional y en Los Pinos es rentabilidad electoral.
Es decir, los votos.
Una estrategia conocida
En Nuevo León, Peña Nieto no quiso correr riesgos y optó finalmente por “palomear” la candidatura de Álvarez, que era impulsada por el gobernador Rodrigo Medina y el poderoso senador Emilio Gamboa.
Es una estrategia que Peña Nieto ya había utilizado en el pasado: en la sucesión de su gobierno en el Estado de México en el 2011.
El hoy mandatario designó al entonces alcalde de Ecatepec, Eruviel Ávila, que encabezaba las preferencias, como candidato del PRI a la gubernatura en lugar de su amigo Alfredo del Mazo.
El priismo en ese momento no se podía dar el lujo de perder el Estado de México en la antesala a la elección presidencial de 2012.
En ese momento el PRI apostó por el candidato mejor posicionado y ganó la elección.
Hoy la cúpula priista hace lo mismo con Álvarez, quien se impuso en la recta final a Guajardo, responsable de la economía del País y con 30 años en el servicio público.
La exalcaldesa del municipio de Guadalupe también venció a Cristina Díaz, senadora y dirigente nacional de la CNOP, quien era apoyada por Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación.
Y derrotó además a Héctor Gutiérrez, legislador federal que pertenece al grupo tricolor que encabeza Manlio Fabio Beltrones, el poderoso jefe de la bancada priista en la Cámara de Diputados.
En la designación de Álvarez pesó sin duda que es quizás la única priista que en este momento puede competir en popularidad y en las encuestas con la exalcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes, quien se perfila como la candidata del PAN a la gubernatura de Nuevo León.
Modelo regio a nivel nacional
El PRI nacional buscará replicar en el resto de las designaciones de candidatos por venir el modelo Nuevo León.
La dirigencia operará con los grupos por un candidato de unidad – el mejor posicionado en las encuestas- para ser postulado en sus estados como el abanderado tricolor con el apoyo del PRI Nacional y el respaldo de Los Pinos.
Los aspirantes priistas más populares y más conocidos serán los que lleven mano en los procesos de designación de candidatos en el país.
La popularidad estará por encima de componendas, amiguismos y grupos, que eran paradigmas que históricamente han influido en el PRI en el reparto de cargos de elección popular.
La militancia priista ha quedado relegada –como casi siempre en la historia del PRI- en el proceso de selección de sus representantes.
La designación de los candidatos priistas se definen históricamente en la Ciudad de México, en una mesa de negociación política que hoy encabeza el presidente Enrique Peña Nieto, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el presidente nacional del PRI, César Camacho.
En los próximos días, una vez designada Ivonne Álvarez como candidata al gobierno de Nuevo León, el PRI definirá a sus candidatos a gobernador para los estados de Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora.
La operación política será la misma que se hizo con Nuevo León.
El martes el PRI lanzó la convocatoria para la elección del candidato a San Luis Potosí y se espera que este fin de semana se publique el resto de las convocatorias priistas.
En San Luis Potosí algunos sondeos son encabezados por el actual alcalde de la ciudad, Mario García Valdez, pero también por el secretario de Educación estatal, Juan Manuel Carreras López.
En otras encuestas se menciona el nombre del empresario local de medios de comunicación, Juan Carlos Valladares, como un posible candidato tricolor.
Michoacán y el acuerdo
En Michoacán existe una terna de aspirantes para competir por la candidatura priista a la gubernatura conformada por el senador Ascención Orihuela, el delegado de la Sedesol en esa entidad, Víctor Silva Tejeda, y el alcalde de Morelia, Wilfrido Lázaro Medina.
Los tres aspirantes se han reunido con la dirigencia nacional del PRI, encabezada por César Camacho, para tener un acuerdo de unidad como se hizo en el caso de Nuevo León.
En Guerrero se perfila por segunda vez la candidatura al gobierno del estado del actual diputado federal del PRI, Manuel Añorve Baños.
En el 2010 Añorve Baños perdió la elección con el expriista postulado por el PRD, Ángel Aguirre, quien tuvo que renunciar a su cargo el año pasado por el caso de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
En Sonora la candidatura del PRI a la gubernatura es disputada por el senador Ernesto Gándara Camou y por la senadora Claudia Pavlovich, apoyada por Manlio Fabio Beltrones, jefe de la bancada tricolor en el Congreso federal.
Para el gobierno de Colima, el PRI Nacional está midiendo al actual presidente municipal de la capital del estado, Federico Rangel, y al secretario de Comunicaciones y Transportes del gobierno estatal, Ignacio Peralta, como posibles candidatos priistas al gobierno.
En Campeche hay varios aspirantes como son el diputado federal Alejandro Moreno Cárdenas; el senador Raúl Pozos, además de la alcaldesa de la ciudad Ana Martha Escalante Castillo.
Un candidato de unidad el PRI busca también para la gubernatura de Baja California Sur, que es disputada por la exalcaldesa Esthela Ponce, y por los senadores Ricardo Barroso e Isaías González, líder nacional de la CROC.
El PRI se juega mucho en la elección federal del 7 de junio. Además de la elección de 9 gubernaturas, estará en disputa el control del Congreso federal con la renovación de 500 nuevos legisladores.
Por el control del Congreso
El presidente Enrique Peña Nieto no puede darse el lujo de perder el control del Congreso federal.
Hoy el PRI, con su alianza con el Partido Verde y el Panal, tiene mayoría pero no la suficiente para llevar a cabo reformas constitucionales.
La participación por primera vez en una elección del partido político Morena, que encabeza el exaspirante presidencial Andrés Manuel López Obrador, preocupa a la cúpula tricolor.
No hay duda que el PRI apostará por la elección del 7 de junio –la intermedia del actual sexenio- por candidatos que garanticen votos por su alta rentabilidad electoral en las urnas.
La cosecha de votos será la que mandarán en el PRI.
> La unidad por el más popular
La dirigencia operará con los grupos por un candidato de unidad – el mejor posicionado en las encuestas- para ser postulado en sus estados como el abanderado tricolor.
> Michoacán sigue el ejemplo
Los tres aspirantes se han reunido con la dirigencia nacional del PRI para tener un acuerdo de unidad como se hizo en el caso de Nuevo León.
– Ascención Orihuela
– Víctor Silva Tejeda
– Wilfrido Lázaro Medina