Sexting: penalización y estigma
Datos proporcionados durante la presentación de una campaña institucional para inhibir el uso del sexting atribuyen a México el primer lugar, en América Latina, respecto a esta práctica que implica el compartir imágenes de contenido sexual a través de plataformas digitales.
Jonathan Ávila
Datos proporcionados durante la presentación de una campaña institucional para inhibir el uso del sexting atribuyen a México el primer lugar, en América Latina, respecto a esta práctica que implica el compartir imágenes de contenido sexual a través de plataformas digitales.
Llamada “Pensar antes de Sextear”, la campaña de sensibilización fue diseñada por la organización Pantallas Amigas, en apoyo de instituciones como INAI, el DIF Nacional, y el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, el Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública, Protección de Datos Personales y Rendición de Cuentas de la Ciudad de México (InfoDF).
Además del Canal del Congreso y la Red por los Derechos de la Infancia en México, que se sumaron a la campaña para apoyar en difusión y para revisar los contenidos, respectivamente.
De esta campaña derivaron dos importantes puntos, por un lado la proliferación de jóvenes que practican esta forma de difusión de contenido y lo expuestos que quedan al ser evidenciados a través de páginas o perfiles en redes sociales.
Mucio Israel Hernández, presidente del InfoDF, destacó además los tintes machistas que tiene la difusión pública de los contenidos íntimos.
En ese contexto es que ahora desde Jalisco se presentó ante medios de comunicación una iniciativa que busca proponer de dos a seis años de prisión a quien difunda contenido sexual sin el consentimiento del protagonista, como ocurre en algunos casos de sexting.
La iniciativa fue presentada por la diputada local por el PRI, María Refugio Ruíz Moreno, en una rueda de prensa el pasado martes 16 de agosto y busca que el Código Penal de Jalisco contemple la protección de la privacidad de la privacidad de las personas al sancionar a quien difunda contenido sexual sin autorización.
Además de que la iniciativa contempla perseguir también a quien coaccione, hostigue y exija el material bajo la amenaza de difundir imágenes o vídeos del mismo tipo.
Dicha propuesta se enfocaría en reformar los artículos 143 y 190 bis del Código Penal del Estado de Jalisco, para que se sancionen estas prácticas.
De acuerdo con la legisladora, el objetivo de su propuesta es que se evite y sancione la difusión de este tipo de imágenes toda vez que esto corresponde al ámbito de lo privado, además de que el transmitir de forma íntima estas imágenes no tiene que ver con una afirmativa a que se difundan públicamente en la red.
No es la primera
Aunque esta no es la primera iniciativa que se presenta respecto al tema en la entidad, en abril de este mismo año la fracción parlamentaria del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en el Congreso local planteaban catalogar la práctica del sexting como una amenaza a la moral pública.
La iniciativa fue presentada desde el 6 de abril pasado, pero se ha mantenido en la congeladora y se buscaba “penalizar la pornografía por venganza”, ya que según la fracción esta era una medida muy importante para la protección de las víctimas.
La propuesta era reformar los artículos 135 y 135 bis, que tienen que ver con los ultrajes a la moral pública o a las buenas costumbres e incitación a la prostitución, que forman parte del capítulo respectivo a los Delitos Contra la Moral Pública en el citado código local.
Aunque en el caso de esta última propuesta las autoridades están imposibilitadas para desactivar o perseguir a quienes difundan estos contenidos en el sentido de que, al menos desde el 2012, la Fiscalía General del Estado la quitó de sus funciones.
Ya que parte de la iniciativa contemplaba desactivar las páginas o censurar el contenido sexual.
De acuerdo con datos publicados por Reporte Indigo en abril pasado, la fiscalía refiere que desde 2012 dejó de realizar “patrullaje en internet”.
En alerta
La campaña “Pensar antes de Sextear” reveló dos importantes puntos:
1. La proliferación de jóvenes que practican esta forma de difusión de contenido
2. Lo expuestos que quedan al ser evidenciados a través de páginas o perfiles en redes sociales
Estigma y generalización
Aunque para algunos expertos y académicos esta práctica esta siendo vista con una mirada estigmatizadora o que generaliza a la hora de hablar de la transmisión de estos contenidos a través de las redes, de forma privada.
Consultada por el diario El País, en el marco de la campaña institucional de Pantallas Amigas, la organización sin fines de lucro Social Tic expresó del sexting que “no es malo ni bueno, solamente es una extensión de la sexualidad y nadie puede hacerte sentir mal por practicarlo”.
Por su parte César Galicia y Delia González Ochoa, psicólogos y maestrantes en Sexología Clínica por el instituto Mexicano de Sexología, escribieron una columna en Animal Político, el 27 de julio pasado, donde explicaron que “el sexting, por sí mismo, no implica riesgos”.
“Si la práctica puede resultar problemática es por problemas humanos: machismo, invasión a la privacidad, extorsión a través del cuerpo, el goce perverso de la exhibición pública, la difusión de datos personales sin consentimiento, la estigmatización del cuerpo de la mujer, entre otros.
“La forma en que la campaña aborda el tema no toma en cuenta estos factores y decide, en cambio, hacer a un lado el hecho de que el sexting es una decisión personal que se encuentra dentro de los derechos sexuales, culpabilizando a la víctima de las posibles consecuencias negativas, mostrando una clara tendencia machista e ignorando responsabilidad de quien recibe y difunde fotografías y videos ajenos sin autorización”, exponen los expertos en el medio digital.
Finalmente los psicólogos apuntan que existe una tendencia inconsciente en las campañas contra el sexting pues culpabilizan a quienes la practican.
“Hay que recordar que no utilizar estos recursos tampoco debería de influir en el hecho de respetar la privacidad y consentimiento de otras personas, y que las víctimas de violencia nunca deberían ser consideradas como culpables, en ningún grado”, destacan Galicia y Ochoa.