Sí… ¿Aceptan?
Hasta que la muerte los separe” es una frase que parece estar quedando en desuso entre las parejas en Nuevo León, por lo que especialistas urgen a concientizarlas sobre prepararse para tomar el compromiso con éxito.
Cada vez son menos las parejas que deciden contraer matrimonio en la zona metropolitana de Monterrey, y contrario a ello, cada vez son más los matrimonios que deciden separarse.
En Nuevo León los matrimonios han estado a la baja desde el año 2000, cuando se registraron 36 mil 239.
Félix Córdova
Hasta que la muerte los separe” es una frase que parece estar quedando en desuso entre las parejas en Nuevo León, por lo que especialistas urgen a concientizarlas sobre prepararse para tomar el compromiso con éxito.
Cada vez son menos las parejas que deciden contraer matrimonio en la zona metropolitana de Monterrey, y contrario a ello, cada vez son más los matrimonios que deciden separarse.
En Nuevo León los matrimonios han estado a la baja desde el año 2000, cuando se registraron 36 mil 239.
De acuerdo con el INEGI, la cifra fue en caída libre hasta llegar a 26 mil 096 matrimonios durante el año 2013, cuando se realizó el último conteo.
Caso contrario a los divorcios en la entidad, que cada vez son más cada año, pues desde 1994 el índice va al alza.
En ese año se registraron mil 824 casos, y durante el 2013, el número se disparó hasta 6 mil 394.
La cifra más alta de divorcios se registró en el año 2012, cuando se dieron hasta 7 mil 537 casos.
Es por eso que la Iglesia Católica hace un llamado de urgencia para que las parejas reflexionen previo al matrimonio y la responsabilidad que esto implica.
Sobre emociones y decisiones
El Padre Óscar Lomelín Blanco asegura y hace énfasis en que el amor “se trata de una decisión, más que de un sentimiento. No es lo mismo amar que estar enamorado”.
También el sacerdote explica que entre una cosa y otra hay una gran diferencia, por lo que durante el matrimonio es clave para que la relación sea sólida y duradera.
“Estar enamorado es una emoción, y las emociones en las personas cambian constantemente”.
Es por eso que la Iglesia trabaja en programas prematrimoniales para que las parejas lleguen al altar con la seguridad de contraer nupcias.
“Porque no es un juego”, precisa el sacerdote.
“Amar, perdonar y confiar, son decisiones. Amar es un sentimiento, más que química. Amar es una decisión. Eso es un amor verdadero y ya maduro, que está comprometido”.
La finalidad de la Iglesia Católica es colaborar con la reconstrucción del tejido social, asegura el Padre Lomelín, y por eso sus programas pre y matrimoniales están abiertos a todos los interesados, sin importar el origen de su fe.
“La Iglesia no lo puede hacer solo, pero sí tiene la capacidad de, como institución, buscar hacer las sinergias adecuadas con todos aquellos que tengan en común el buscar esa reconstrucción del tejido social”, comentó.
Los programas impartidos por la Iglesia cuentan con profesionistas en diferentes áreas que garanticen el buen desarrollo de las terapias.
Uno de los programas consiste en un taller en el que durante 12 fines de semana la pareja se encierra y se le enseña una herramienta básica de comunicación y de resolución de conflictos.
También está el programa denominado “A Prueba de Fuego”, dirigido principalmente a matrimonios en crisis.
Es este taller se hace énfasis a la autocrítica, dijo el sacerdote, “porque es muy natural que veamos los errores de los demás, pero no haciendo una autocrítica. Es normal que uno se asuma como la víctima, pero en un conflicto conyugal, los dos tienen responsabilidad”.
El sacerdote explicó que los interesados en tomar los talleres impartidos por la Iglesia se pueden acercar a la parroquia más cercana, y de ahí los canalizarán al lugar adecuado.
Los años difíciles
En la Iglesia Católica han detectado que los años más complicados en el matrimonio es de recién casados hasta cumplir el quinto aniversario.
“Porque ya no es lo mismo vivir juntos y enfrentar juntos una realidad económica, laboral o social”, dijo el Padre Lomelín.
“Por esto tenemos un programa para acompañar a los recién casados”.
También después de 20 a 30 años de casados, cuando los hijos se alejan del hogar.
“Los conflictos fuertes en las crisis de los matrimonios se está dando en los primeros cinco años, y luego después están entrando en crisis los matrimonios que tienen de 20 a 30 años de casados”, agregó.
Los números de divorcios y matrimonios que se declaran nulos pudieran bajar considerablemente si la pareja conociera plenamente lo que implica estar casado.
Es por eso que la Iglesia no recomienda contraer nupcias cuando la decisión la impulsa responder ante un embarazo.
“Un hijo no es razón suficiente para casarse. Para que el matrimonio sea tal, se requiere que nada ni nadie los presione”, comentó el Padre Lomelín.
“Cuando hay un embarazo o cuando ya nació el hijo, es algo que presiona. Lo mejor será que se le dé un sustento legal y protección. Sólo que se casen por el civil”.
El sacerdote explicó que la iglesia puede declarar nulo un matrimonio por medio del Tribunal Eclesiástico, sólo si existen los suficientes elementos para hacerlo.