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El domingo finalizó la primera ronda de la renegociación del TLCAN en Washington, en donde lejos de alcanzar acuerdos se compartió información entre representantes de los países, y se pusieron sobre la mesa los temas relevantes para el resto de las negociaciones, entre ellos reglas de origen, resolución de controversias, propiedad intelectual y servicios financieros.
Lourdes González
El domingo finalizó la primera ronda de la renegociación del TLCAN en Washington, en donde lejos de alcanzar acuerdos se compartió información entre representantes de los países, y se pusieron sobre la mesa los temas relevantes para el resto de las negociaciones, entre ellos reglas de origen, resolución de controversias, propiedad intelectual y servicios financieros.
La ruta de negociación estaría marcada por dos cosas que quedaron claras; en primer lugar, que Estados Unidos mantendrá la retórica proteccionista, ya que el representante de Comercio de ese país sostiene que el pacto comercial de hace 23 años, es un fracaso para muchos trabajadores.
Ante ello no se puede descartar la amenaza con salirse del tratado, y la imposición de aranceles, lo que representa un escenario de incertidumbre para México.
En segundo lugar, para los tres países socios quedó claro que es necesario mantener un paso acelerado en el proceso para concluir en algún momento del primer trimestre de 2018, porque de no hacerlo sería necesario suspender las pláticas durante la jornada electoral en México, a mitad del próximo año; y las elecciones legislativas en Estados Unidos en noviembre, lo que probablemente mande la renegociación hasta 2019 y bajo un escenario hasta ahora incierto.
De esta primera ronda aún no se tienen resultados pero los equipos de negociación se comprometieron a entregar propuestas alternas antes de la segunda etapa, que se realizará del 1 al 5 de septiembre en México. Después viajarán a Canadá para iniciar la tercera fase, a finales de septiembre y regresarán a EU en octubre para la cuarta ronda. Aunque se esperan más hacia finales de año.
Asunto escabroso
El capítulo laboral se perfila para ser uno de los más ásperos, tal como lo puso en perspectiva el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, la semana pasada, cuando se inauguró la primera ronda de conversaciones, en el sentido que temas como el salario mínimo son asuntos internos, con lo que dejó en claro que México no permitirá que los requerimientos de otros países determinen el nivel salarial en el país.
Ante eso, el director de asuntos internacionales de United Steelworkers, Benjamin Davis advirtió que si el tema laboral queda integrado en el TLCAN se propiciará el inicio de una controversia contra México, en caso de violarse acuerdos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Lo anterior ocurrió en medio de acusaciones de Canadá contra México por no permitir la discusión salarial e impedir un acuerdo en materia laboral.
Esto quedó consignado por Jerry Dias, presidente de Unifor, uno de los mayores sindicatos de Canadá, quien dijo que México es el verdadero problema en la negociación del TLCAN, en material laboral al negarse a revisar los bajos salarios de la población.
Al respecto sostuvo que los salarios en México son tan bajos que no permiten una real competencia entre los tres países y así provoca que los capitales de sus dos socios se vayan a este país.
Por su parte, Javier Mancera, socio fundador del despacho De la Calle, Madrazo, Mancera, indicó en una entrevista de NoticiasMVS radio, que para Canadá es importante que las pláticas se basen en el texto actual del TLCAN, debido a que hace referencia al tratado previo de ese país con EU y no como es el interés de la administración de Donald Trump, de iniciar con los textos negociados del TPP (Acuerdo de Asociación Transpacífico).
“Creo que los tres países tienen textos preliminares, ahora harán las consultas internas pertinentes; sin embargo, Canadá tomó una postura interesante en materia laboral”, expuso.
Al respecto indicó que el gobierno del primer ministro, Justin Trudeau propuso a Estados Unidos que firme los acuerdos en la OIT, que se ha resistido a signar, lo cual para el gobierno de Trump resulta políticamente imposible.
“Estados Unidos tiene varios estados de su federación que se llaman con derecho al trabajo, en el cual los derechos sindicales son relativamente limitados, por lo tanto para Estados Unidos tragar una píldora de ese tipo es difícil”, explicó.
De esa forma, Canadá está poniendo ciertos retos a Estados Unidos, como diciendo que ante su lenguaje agresivo, también le marca el paso de cómo abordar el asunto en un piso parejo.
Para Estados Unidos y para México es importante concluir el proceso de negociación con relativa celeridad, y en ese sentido el tratado debe ser sustantivo, lo cual implica que no se puede cambiar ciertos aspectos, por ejemplo si Estados Unidos quiere modificar el capítulo relativo a dumping, entonces tomará más tiempo en ser negociado, y por tanto la ambición misma y la celeridad con que se tiene que terminar la negociación hace que si bien en esta primera ronda no se conocen todas las posturas en todos los temas de los tres países, sí hace pensar que no es sólo ‘fintas’.
Para estar en condiciones de concluir la negociación antes de fin de año o principios de 2018, es necesario avanzar con prontitud.
“Por lo tanto, las fintas no pudiesen durar mucho tiempo”, agregó.
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