“El mensaje que se trasmite por el aspecto personal no se refiere sólo a la persona en sí sino también a lo que esté diciendo. Un acalorado discurso político pronunciado por un hombre de mirada apagada, de rostro de rasgos caídos y de posición corporal descuidada, no resulta atractivo. El orador nos indica con su aspecto que no tenemos necesidad de prestarle atención…” (Davis F.)
Los seres humanos estamos en contacto con nuestras emociones prácticamente en todo momento. En “Emotional Awareness”, el Dr. Paul Ekman nos dice que el cómo experimentamos esta energía en movimiento no es de nuestra elección; llega sin aviso, es instintiva y súbita.
La comunicación no verbal nos permite conocer las emociones de una persona, y a pesar de que busquemos ocultar está información, siempre habrá alguna pista de qué es lo que realmente sentimos.
Con motivo del segundo debate presidencial, me propuse hacer un análisis de los candidatos a nivel emocional; tomé en cuenta la mirada, el tono y el volumen de la voz. El ritmo del discurso, las posturas, los movimientos corporales y las expresiones faciales, en especial las microexpresiones.
Las microexpresiones son “movimientos muy rápidos que aparecen en la conversación, abarcan todo el rostro y están intercalados entre expresiones faciales normales y habituales. Son inesperadas y aparecen en un contexto de poco expresividad o control facial mientras se habla” (Martínez, JM).
En base a asesoría, los políticos ejercen un total dominio de algunos gestos que contribuyen a esclarecer los mensajes verbales y que son considerados detalles de un buen orador; ademanes, posturas abiertas y una sonrisa social.
A nivel facial este control consciente se complica dándonos una ventana de oportunidad para conocer las verdaderas emociones de los aspirantes a ocupar la silla presidencial.
No podemos evitar la aparición de estas microexpresiones. Estos rápidos gestos duran menos de una vigésima de segundo, cuando duran más tiempo se deben tomar como emblemas.
Cabe señalar que fue Ekman quien en la década de los 70 comprobó la universalidad de siete expresiones faciales, así como con sus respectivas microexpresiones: ira, tristeza, desprecio, repugnancia, sorpresa, miedo y felicidad. ¿Qué emociones predominaron en los candidatos a lo largo del segundo debate presidencial?
Con colaboración de Marco Guevara Sancho.
PANAL: Gabriel Quadri
Gabriel Quadri (GQ) fue quien más provecho le sacó a su comunicación no verbal (se nota su experiencia como docente y claro que la presión era menos, él no se jugaba lo mismo).
Utilizó un importante número de ilustradores, se manejó con naturalidad y con un tono/volumen de la voz adecuado para este tipo de eventos. Por momentos y como en el primer debate, Quadri dio una clase de expresión, argumentación y corporalidad.
Sin embargo, el candidato del Nueva Alianza se distanció constantemente (verbal y no verbalmente) de “los políticos” con expresiones de desprecio y de repugnancia.
Lo anterior, aunado al constante uso de los puños cerrados (un emblema de poder y de determinación), provocaron que por momentos percibiéramos a GQ demasiado agresivo.
Cometió un solo gesto manipulador (al menos perceptible para la audiencia) y es que quizá no se percató de que la cámara lo tomaba en ese momento, mientras Vázquez Mota lo atacaba.
Finalmente, hubo una cuota de expresiones que nos remitían al orgullo, soberbia y el deleite (algunas sonrisas desdeñosas) por parte del candidato.
Se puede decir que Quadri disfrutó increpando a sus oponentes (sobre todo a Josefina Vázquez Mota; hasta un video de YouTube nos recomendó).
PRI: Enrique Peña Nieto
Enrique Peña Nieto (EPN) mejoró en relación al primer debate y tuvo un encuentro tranquilo (al menos en apariencia) a nivel emocional.
Hay dos puntos importantes a considerar en el lenguaje corporal de EPN.
1.La gran mayoría de sus ilustradores los hace con su mano derecha, mientras que la mano izquierda se queda aferrada al podio. La mano izquierda es controlada por el hemisferio derecho del cerebro (el emocional), por lo que esta característica en el discurso de EPN nos habla de auto-represión emocional y de un discurso muy ensayado.
2.La frecuencia en su parpadeo, la más alta de todos los candidatos, habla de ansiedad. EPN busca controlar cada movimiento y cada gesto, lo que le resta naturalidad y termina sobrecargando su cerebro (de ahí intenso parpadeo). Lo anterior genera cierta angustia por no equivocarse en el abanderado tricolor.
Cabe señalar que esto es importante porque la primera condición de la inteligencia emocional es el autoconocimiento. ¿Y cómo alguien puede conocer sus emociones si no se permite emocionarse?
Por otro lado, sobresalen sus expresiones de orgullo y a veces soberbia: el priista constantemente saca el pecho y levanta el mentón como presumiendo su ventaja en las encuestas y seguro de que él será el próximo presidente de México.
PAN: Josefina Vázquez Mota
Si bien Josefina Vázquez Mota (JVM) demostró más aplomo en relación al primer debate, su participación fue contradictoria y no logró equilibrar la emoción con la razón. Mostró mucho autocontrol, lo que le restó naturalidad a su lenguaje corporal (por momentos se vio muy acartonada), y terminó por afectar su conexión con la audiencia.
Por un lado se mostró agresiva y determinada, pero también con inseguridad y hasta timidez (pudimos ver varias sonrisas falsas y por momentos se le quebraba la voz) al atacar y recibir ataques de sus contrincantes.
Por otro lado, es importante señalar que por momentos es complicado apreciar los gestos de la panista (sus cejas prácticamente no se mueven). Sin embargo, sí hubo varias expresiones de ira y desprecio (principalmente contra ENP Y GQ, este último fue el que más hizo mella en la candidata).
La del blanquiazul quizá fue la que más se animó a buscar los ojos de sus contrincantes, pero en ocasiones no lograba sostener la mirada y hasta la bajaba en señal de sumisión. Fue quién más le habló a la audiencia y buscó mas la cámara como referencia.
PRD: Andrés Manuel López Obrador
Quizá a usted le sorprendió y percibió a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) muy bien portadito, sin duda esa era su estrategia. El problema es que por momentos el lenguaje corporal del candidato de la izquierda fue soso.
La evolución nos hizo seres extremadamente expresivos. El humano es el único mamífero bípedo. Cuando empezamos a caminar en dos piernas hace millones de años liberamos las manos del acto de caminar, por lo que se volvieron más flexibles y gesticulantes. Por momentos AMLO “parece olvidar” que tiene brazos y que estos ayudan a comunicar y esclarecer mensajes.
Los pocos ilustradores de AMLO nos dicen que estaba fuera de su esencia discursiva, que se estaba controlando y por lo mismo que estaba incómodo (poco involucrado con sus palabras, es decir, no había emoción). La falta de ademanes o pocos gestos demostrativos habla de inseguridad, nerviosismo, preocupación, duda o angustia al igual que una comunicación no verbal no natural, cautelosa y lenta.
Es por eso que me llamó particularmente la atención cuando elevó un ademan por arriba de su barbilla. Y es que me recordó el lenguaje corporal que maneja AMLO en sus actos públicos. Una comunicación no verbal, arrebatada y provocadora que es mucho más natural en este político.
En muchas ocasiones no pudo reprimir sus verdaderas emociones (especialmente contra JVM). La emociones que predominaron en el candidato de las izquierdas fueron el desprecio y el orgullo (en ocasiones con tientes de soberbia).
AMLO también levanta el mentón y nos regala una sonrisa “maquiavélica” (desdeñosa) cada vez que habla de los grupos en el poder, del PRI y de las políticas neoliberales.
DICCIONARIO PARA EL LECTOR
Comunicación no verbal o lenguaje corporal: El 93 por ciento de lo que comunicamos los seres humanos los hacemos por medios no verbales: la mirada, las expresiones faciales, el tono y volumen de la voz, nuestra postura, los movimientos corporales e incluso la distancia que elegimos para interactuarsocialmente.
Emociones universales
Felicidad, alegría: La sonrisa auténtica se caracteriza “por la activación involuntaria de dos grupos musculares”, hay elevación en ambas comisuras de la boca, en forma simétrica y el segundo grupo, marca arrugas en las comisuras de los ojos (“patas de gallo”).
Ira o enojo: la tensión se concentra en las cejas que se acercan simétricamente. También se puede ver tensión en los labios, la presión de uno sobre otro dibuja una línea horizontal recta en la boca.
Miedo: evolutivamente hablando, nuestros ojos se preparan para identificar cualquier amenaza, es por eso que ambos ojos se hacen grandes extendiéndose hacia arriba. Los labios, como en la ira, dibujan una línea horizontal pero en esta microexpresión, la boca va ligeramente abierta.
Tristeza: las comisuras de la boca van hacia abajo y las cejas van ligeramente hacia arriba, pero solo en sus límites interiores.
Desprecio (contempt): es unilateral, las comisuras de la boca se extienden hacía un solo lado del rostro. Contempt por su nombre en inglés, tiene que ver con la represión de emociones, con arrogancia o un sentimiento de superioridad moral .
Repugnancia: los sentimientos de esta microexpresión están relacionados con el asco, por eso la tensión del rostro se puede observar en la nariz (es como si intentáramos reprimir un olor), el labio superior acompaña en un movimiento hacia arriba a la nariz. La repugnancia es muy cercana al odio.
Sorpresa: Las microexpresiones de sorpresa y de miedo se confunden fácilmente, ya que en ambas levantamos las cejas, pero las razones son muy diferentes, en el miedo nos ponemos alerta ante una posible amenaza y en la sorpresa nos preparamos para recibir información inesperada. En el miedo aparece una clara tensión en la boca, mientras que en la sorpresa abrimos la boca de forma relajada.
Otras emociones
Orgullo/Soberbia: Levantar la barbilla es considerado un gesto de orgullo y arrogancia (estoy por arriba de ti). Es un gesto intimidatorio y mientras más se eleva el mentón más se acerca a un desafío.
Amenaza: No verbalmente, es considerada una reacción evolutiva (se buscaba proteger los ojos del sol) lo que nos permite tener una mejor visión. En una postura de amenaza, la persona que la hace está lista para actuar.
Hartazgo: Los ojos van hacia arriba dejando ver el blanco de los ojos. Este es un gesto que nos indica desesperación del interlocutor sobre lo que está escuchando.
Sonrisa falsa: Su fin es camuflar, convencer al otro de que se siente una impresión positiva. Contradice la emoción interior. De todas, es la única sonrisa mentirosa.
Sonrisa desdeñosa: “contracción del músculo orbicular de los labios, protuberancia en torno a las comisuras y, a veces, hoyuelo. Se confunde con una auténtica”.
Ilustradores: “Las personas solemos utilizar habitualmente en la conversación una o las dos manos para “ilustrar” o “adornar” con gestos una respuesta, especialmente cuando se responde a una pregunta de carácter emocional o cuando se describe una actividad física. Por ejemplo, si queremos describir una actividad cotidiana del trabajo, solemos hacerlo con movimientos realistas de la mano” (Martínez).
Manipuladores: Consisten en tocar con las manos la cara, el cabello o las orejas; “frotarse la nariz; retirar pelusa, hilos reales o imaginarios de la ropa; sacudirse el polvo o la caspa; ajustarse las gafas; jugar con el pelo; estirar, acariciar o retorcer collares, pendientes o joyas (Martínez). Estos gestos nos permiten conocer el estado de alteración (nerviosismo, preocupación, angustia, incomodidad, molestia, etc) de un individuo en determinado momento y son especialmente útiles “cuando aparecen de repente ante preguntas claves, críticas o comprometedoras (Martínez).