Sindicatos mexicanos se preparan para relevo en 4T
Con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador la manera en la que operan las organizaciones de trabajadores cuyo propósito es defenderlos de los abusos laborales cambiará radicalmente, ya que se prometió acabar con los cacicazgos de las dirigencias y la figura del outsourcing podría desaparecer
Salvador Vega[kaltura-widget uiconfid=”39952882″ entryid=”0_ipbwux04″ responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /]
Utilizados para la consolidación del régimen priista en nuestro país, los sectores obreros y los sindicatos fueron vistos por muchos años como una fuente para la generación de votos bajo la promesa de amparo y respeto hacia sus garantías laborales.
Instituciones emblemáticas como la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), la Confederación de Trabajadores de México (CTM) o la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) se convirtieron en las herramientas predilectas del priismo en los tiempos de opacidad de contratos colectivos, falta de garantías de los derechos humanos para el trabajador y manejos unilaterales por parte de sus líderes sindicales.
Sin embargo, este año, el cambio de régimen político encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) trajo consigo una nueva promesa para la clase obrera mexicana: mayor libertad, mayor competencia sindical, transparencia en las elecciones de las dirigencias y un impulso a las necesidades básicas de los empleados.
Tan sólo en el punto 14 de su Plan Nacional, presentado en su discurso inaugural, López Obrador prometió, además de bajar los sueldos de los altos funcionarios, aumentar proporcionalmente los de los trabajadores de base y sindicalizados.
“Esta LXIV Legislatura será fundamental y trascendental en la vida de los trabajadores de México porque hoy se les va a dar el lugar que merecen. Tenemos que recordar que los trabajadores son seres humanos, no son artículos y tenemos que defender sus derechos como lo marca la Constitución en el artículo 123”, dijo el senador, Pedro Haces Barba, uno de los legisladores de Morena que forma parte de la Comisión del Trabajo en la Cámara alta.
El también secretario general de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), mencionó que el objetivo de la Cuarta Transformación (4T) en el ámbito laboral está en el buscar mecanismos para ir de la mano con el trabajador dentro de la “modernidad” que México requiere.
Después añadió que la necesidad de las organizaciones de este sector está en la creación de un “sindicalismo real, verdadero y que no traiciona; que no miente y que no roba. En un sindicalismo que impulsa al empresariado para que cada vez nos pueda dar un mayor número de fuentes de trabajo. Este sindicalismo moderno es uno que no apoya ni a rateros ni a gente floja”.
Sindicatos no tan modernos
Más allá del discurso inicial, vale la pena revisar el historial de los dos principales promotores que, desde el Senado de la República, abanderan la lucha obrera dentro del partido guinda.
Por un lado el propio Pedro Haces: empresario y exmilitante del PRI que se ha desempeñado por más de dos décadas dentro del sector sindical.
Este año, Haces Barba tomó protesta como senador el 4 de diciembre, como suplente de Germán Martínez, quien ahora funge como director general del IMSS.
Por otra parte, el polémico líder sindical, Napoleón Gómez Urrutia, quien tomó protesta el 29 de septiembre de este año.
A él se le relaciona con el presunto desvío de cerca de 55 millones de dólares de los recursos de trabajadores del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana –el cual encabezaba en su momento.
En mayo de 2018 y luego de 13 años de litigios, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) emitió un fallo obligando a Gómez Urrutia a reponer los recursos antes mencionados.
Ambos senadores forman parte de la Comisión de Trabajo de Morena y comenzaron a adelantar sus iniciativas para 2019, las cuales tienen en común un discurso de apoyo al trabajador, el fin de los liderazgos, los enriquecimientos ilícitos y el fortalecimiento de la transparencia sindical.
“Ya lo dijo muy claramente el señor presidente: no hay línea para nadie. El gobierno de la República no tiene favoritismos en ningún sindicato de ninguno de los dos apartados”, adelantó Haces Barba.
Además mencionó que la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México es una organización que respeta a todos y cada uno de los trabajadores que la conforman.
“Respeta a todas las instituciones del país; respeta a los empresarios y respeta a todo el mundo. Y eso es lo que hacía falta en este país: que hubiera respeto. Porque el respeto antes no existía. Antes existían dedazos y anarquías”.
También comentó que una de sus primeras acciones será pedir que se revisen todos los contratos colectivos que hay en México.
¿El fin de la STPRM?
Con las votaciones para la renovación de las 36 secciones del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) llevadas a cabo en octubre pasado, se marcó lo que podría ser el inicio del fin para la dirigencia del líder sindical Carlos Romero Deschamps, uno de los máximos representantes del “charrismo” –el control corporativo y partidista de agrupaciones obreras– en México.
Acusado en múltiples ocasiones no sólo de enriquecimiento ilícito, sino de diversas irregularidades que van desde los malos manejos hasta la represión o intimidación de los trabajadores del sector petrolero, Romero Deschamps se ha mantenido en el puesto por más de 20 años.
Prueba de estas irregularidades son los estatutos generales del sindicato, donde actualmente no está contemplado el método de elección a través del voto libre y secreto.
El método que ha sido empleado hasta la fecha, consistía en la incorporación de nombre completo y ficha del trabajador en las papeletas, lo que permitía controlar el resultado de los comicios internos.
Este tipo de prácticas tuvieron como consecuencia la creación de un nuevo sindicato nacido del ala disidente. Uno que propone expandir el nuevo “paradigma sindical” a través de los trabajadores de México.
“Nosotros vamos por la pelea del contrato colectivo de trabajo. Dejamos de conmiserarnos y decir ‘Carlos Romero el todopoderoso; tiene dinero y tiene historia’ y comenzamos a ver el poder de los compañeros trabajadores y la reunión de todas esas energías. No vamos a vivir como los disidentes oficiales; vamos a pelear un amparo y vamos a ir a los tribunales y al fondo de este asunto, que es el contrato colectivo para que los trabajadores tengan en sus manos el poder”, dice Óscar Solórzano Méndez, vocero del Movimiento Regeneración Nacional Obrero y Sindical (Morenos) y fundador del sindicato de constitución reciente Petromex, el cual prevé la desaparición del STPRM ante la nueva corriente.
“Nosotros pensamos que en este país se debe cambiar a través de acciones concretas, de reglas concretas y a través de proyectos decididos. Y no de ocurrencias como ha sucedido (…)”
Creemos que Andrés Manuel López Obrador está dando la apertura por primera vez en el país para que estos nuevos sindicatos tengan vida. Para 2019 no van a existir sindicatos únicos por sector –energético, educativo, minero, entre otros– sino que se le va a dar la oportunidad al trabajador de ver a cuál se quiere integrar”, comentó el vocero.
La desaparición de las viejas prácticas sindicales siempre trae consigo la duda sobre qué tan efectivas serán las nuevas que vendrán en su lugar. Los críticos del nuevo régimen señalan que tanto López Obrador como Morena están preparando un músculo político similar al que en su momento presumió el PRI pero con otras organizaciones.
“El STPRM tuvo por más de dos décadas dentro de sus estatutos la cláusula de que eran parte organizativa del PRI. Nosotros en Petromex dijimos ‘nunca más un sindicato afiliado a un partido’. En nuestros estatutos está determinantemente prohibido que el nuevo sindicato pertenezca a un organismo político; la corriente está abierta a toda clase de ideologías”, afirmó Óscar Solórzano Méndez.
El misterio del Outsourcing
Terminar con el outsourcing como una estrategia para brindar mayor autonomía sindical es una de las propuestas con las que cerró el año el senador de Morena Napoleón Gómez Urrutia.
Una iniciativa que se pretende llevar a la Cámara alta durante este último periodo del 2018 pero sobre la cuál no se tienen detalles ni estudios respecto al impacto que tendría para las empresas que utilizan estos esquemas de contratación mediante terceros.
Aunque en apariencia este esquema traería un gran beneficio para los aproximadamente 3 millones de trabajadores que actualmente laboran bajo estos esquemas, hay sectores empresariales que denuncian lo contrario. Pues a su consideración, la flexibilidad que trae consigo la tercerización de empleos retrasa gravemente el progreso de México en el mercado mundial.
“Ellos buscan la eliminación del outsourcing cuando se ha visto que (este esquema) representa un ahorro tremendo en costos de reclutamiento, selección y contratación de personal (…) Las empresas ya están externando que sería una pérdida grande a las flexibilidades que les otorgamos”, comento Óscar René Culebro Medina director general de Grupo Soluciones Empresariales.
El empresario dedicado a la subcontratación, principalmente para el sector maquilador del país, mencionó que la medida impulsada por el senador de Morena, sin analizar los números ni los beneficios que las empresas reguladas poseen, tiene intenciones sociales y partidistas más que económicas.
“Definitivamente es populismo. Lo que se está manejando es una política popular al 100 por ciento y no se está viendo el impacto económico que causaría.
Sí necesitamos una reforma laboral definitivamente, en protección al trabajo, la dignificación del empleo, en el cumplimiento de los aguinaldos y las prestaciones laborales (…) pero también en protección al empleador”.
Culebro Medina mencionó que lo que se busca desde la bancada de Morena es dignificar un poco la fuente de trabajo, pero que se sigue manteniendo en el mito a la tercerización del empleo, afirmando que los outsourcings son una fuente que genera empleo, pero no de calidad.
Para finalizar sentenció que el impacto de presentar una iniciativa de ese tipo sin analizar correctamente sus ángulos económicos, pondría a México en una situación de atraso frente al resto del mundo.
“Somos un sector en donde existe inversión extranjera. En Europa, Estados Unidos, Asia, la tercerización es muy común, inclusive nuestro tipo de sector va en crecimiento a nivel mundial.
Si somos un país de tercer mundo, (la eliminación de este esquema) nos atrasaría 30 años más. Hemos avanzado, los tiempos son otros y hay muchísima inversión extranjera que requiere de nuestra flexibilidad”, concluyó.