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No estamos solas, nos tenemos unas a las otras. En una sociedad que fomenta la rivalidad entre mujeres, además de la violencia de género que existe, la clave es la sororidad, el no luchar entre nosotras, sino de la mano.
El Día Internacional de la Mujer no hubiera sido posible sin el apoyo entre huelguistas que desde 1909, en América Latina, y 1910, en Europa, pedían mejores condiciones de trabajo.
La institucionalización del 8 de marzo hecha por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1975, también es resultado de la unión y el activismo femenino.
La temática para la conmemoración de este año es pensar en igualdad, construir con inteligencia e innovar para el cambio.
Ejemplo de ello son María Salguero, la creadora del Mapa del Feminicidio en México y Zoé Láscari, quien realizó el Mapa de Secuestros en el Metro. En entrevista con Reporte Índigo, ambas revelan que las motivó la necesidad de ayudar a otras.
La palabra sororidad existe desde hace décadas. Aunque proviene del latín sororitas, que significa congregación de monjas, y de soror, que quiere decir hermana carnal, su sentido no es religioso.
Su popularidad creció hasta que en 2018 formó parte de los 748 nuevos vocablos del Diccionario de la Real Academia Española (RAE), debido al número de búsquedas, sin resultados, que se registraron en años anteriores.
La relación de solidaridad entre mujeres, especialmente en la lucha por sus derechos, puede practicarse en la vida cotidiana, como lo propone la campaña #Sororitips, que lanzaron Joanna Gutiérrez, Karen Cymerman y Diana Hernández, a través de su proyecto digital Antes de Eva.
“Surgió la inquietud de querer llevar a más mujeres, aunque no se digan feministas, este concepto más aterrizado y no tan teórico. Nosotras dijimos ¿por qué no lo explicamos con acciones del día a día con las que nos podamos identificar?”, comenta Diana Hernández en entrevista.
El plasmar gráficamente consejos de sororidad que se han viralizado es resultado de esta alianza entre mujeres que toman los espacios públicos para formar redes de apoyo, pues la rivalidad y hostilidad no son naturales.
SOS: cartografía de la violencia
Una ingeniera geofísica de 40 años y una diseñadora gráfica de 26 hicieron, de forma voluntaria, un mapeo de dos de los principales delitos que amenazan a las mujeres: feminicidios y secuestros.
María Salguero se ha solidarizado con causas como el incendio de la Guardería ABC y en 2013 participó en la creación del Mapa de Desaparecidos.
Pero en 2016 comenzó su propia recopilación de datos como nombre, modo en que ocurrió el feminicidio, edad, estado y relación de la víctima con el asesino, para capturarlos en Google. La lectura de periódicos que hace desde niña es su fuente de información.
“La nota roja te da aspectos generales de la violencia que se vive en un determinado lugar y te narra modus operandi, temas que no saltaban mucho en la prensa nacional. No hay datos abiertos, están las cifras del Secretariado pero les hace falta mucho, hay estados que no quieren tipificar feminicidios, se quedan en homicidios dolosos aunque cumplan con las causales”, menciona en entrevista.
Para María, es indignante el hecho de que en México estén matando a las mujeres. Por ello, aunque no sea su fuente de empleo, dedica parte de su tiempo a nutrir el mapa que piensa heredar a una universidad.
“Le di un enfoque estadístico a mi profesión, sin olvidar que las mujeres tienen un nombre y que cada una es una historia de vida. Me impactan mucho los de niñas y adolescentes, la saña”, lamenta.
El mapa interactivo donde una cruz roja aparece cada que una mujer muere víctima de violencia ha sido reconocido por el Senado de la República y ONU Mujeres.
“No esperaba ese reconocimiento, yo lo hice para visibilizar el problema y que fuera útil, el fin fue la solidaridad entre mujeres”, comparte Salguero.
A mediados de enero, Zoé Láscari notó el incremento de publicaciones en Facebook que advertían sobre intentos de secuestro cerca o dentro de estaciones del Metro. Con ellas, la diseñadora pensaba hacer infografías sobre zonas de riesgo, consejos de autodefensa y redes de apoyo. Finalmente, elaboró un mapa que se viralizó.
“Lo hice para que unas compañeras en un grupo en el que estoy me dijeran si conocían más casos además de los que ya tenía; creo que el temor fue tanto, que me pidieron ponerlo público para compartirlo y así fue como se empezó a difundir”, platica en entrevista.
Gracias al apoyo de sus amigos, el conteo provisional fue complementado con un formulario a través del cual preguntaban la hora, ubicación exacta, modus operandi y si hubo o no denuncia. El resultado fue un mapa interactivo con testimonios, titulado Libertad Secuestrada.
“La reacción de las autoridades me ha decepcionado mucho, tanto por el uso que le han dado a la información que mis compañeros, yo y otros grupos de activistas hemos recopilado, como por la deficiente atención que han recibido las víctimas con las que he tenido contacto”, lamenta.
Láscari afirma que en por lo menos tres casos, el gobierno capitalino ofreció protección especial que hasta el día de hoy no ha implementado. Pero confía en una forma de recuperar la tranquilidad en los espacios públicos de las mujeres.
“La autodefensa y la sororidad son nuestra mejor arma. El tejer redes de apoyo, información y monitoreo entre mujeres puede ser la mejor forma de protegernos de este tipo de ataques”, expresa.
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