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Javier López Casarín se asume como de izquierda y progresista y es quien, desde las oficinas de su empresa Soluciones y Programas Integrales (SPI), aterrizó el libro que por estos días de asueto circuló como “La verdad de Marcelo”.
Aunque el material se distribuyó de forma anónima, López Casarín -con la ayuda de otros incondicionales de Ebrard- seleccionó y dio forma al cúmulo de documentos oficiales que salen a la luz en la obra “La verdad de la Línea 12 del Metro”.
Sin hacer aspavientos ni pronunciamientos oficiales, el equipo del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, registró los hechos y analizó el contenido que en algunos apartados alude directamente a la actual administración.
Ahora, prepara la respuesta legal a la embestida que parece surgir de las filas del líder del Movimiento Progresista, ideología de la cual Ebrard es líder.
La respuesta de Mancera, quien por cierto aparece sonriente junto a Ebrard en diversas fotografías publicadas en el libro, no será menor.
El jefe de Gobierno y su equipo, fundamentalmente el secretario de Finanzas, Édgar Amador Zamora, y el director del Sistema de Transporte Colectivo Metro, Joel Ortega, estudian la posibilidad de dar una estocada millonaria al contrato PPS que la administración de Ebrard entregó a la empresa española CAF por concepto de renta de un lote de 30 trenes.
El objetivo es reestructurar dicho convenio de mil 588 millones de dólares a pagarse hasta el 2026.
De acuerdo con lo que se analiza en el GDF, el contrato podría sufrir modificaciones en cuanto al periodo de tiempo y monto a pagar.
A estas alturas, en el que todas las partes involucradas están a la espera de que la firma francesa SYSTRA emita el informe final de las causas del desgaste ondulatorio acelerado, todo parece indicar que se confirmará el polémico diagnóstico de que los trenes no son compatibles con las vías.
Y es que pese a los intentos, el reperfilado de vías que se experimentó para frenar el desgaste ha resultado un fracaso.
Previendo la reconfirmación de dicho dictamen, tal parece que el ex jefe de Gobierno y sus incondicionales aprovecharon estos días en que miles se fueron de vacaciones para reorganizarse, tomar fuerza y lanzar el material “La verdad de la Línea 12”. Un ataque frontal a la decisión del GDF de suspender el servicio.
Joel Ortega y su venganza
El libro “La verdad de la Línea 12” hace alusión, de manera directa, a un personaje que los marcelistas consideran el enemigo público número uno de su jefe: el director del Metro.
A Joel Ortega lo acusan de utilizar este tema del transporte público como parte de una vieja venganza contra Marcelo Ebrard por haberlo separado del gobierno, luego del escándalo ocasionado por el malogrado desalojo de la discoteca “News Divine” en el 2008.
Es por eso que a Ortega le dedican varias páginas de la publicación, a través de las cuales lo exhiben por haber recibido la obra del Metro en julio del 2013, la cual aseguró era segura y operable.
En las 50 páginas del libro se defiende la postura que a lo largo de meses han intentado mantener Ebrard y sus seguidores: la Línea 12 es segura y eficiente, es el proyecto más importante de la ingeniería mexicana de la última década y los trenes con rodadura de acero fueron la mejor opción.
Aseguran que no hay sobrecosto en la construcción y que el Proyecto para Prestación de Servicios (PPS) fue el mejor esquema que incluye el mantenimiento de los trenes.
Pero sobre todo, el libro destaca que la mencionada incompatibilidad entre los vagones y los rieles es un engaño.
En este punto, entre otros argumentos, mencionan que el Centro de Estudios e Investigaciones Técnicas -afiliado a la Universidad de Navarra- estudió y acreditó que el comportamiento de perfil de la rueda montado sobre el bogie mostró una compatibilidad correcta.
El de la Universidad de Navarra es un estudio que la empresa española CAF mandó realizar para defenderse de los ataques públicos de que el tren que ellos rentan para Línea 12 no es compatible con la vía que se construyó.
“Si existiera incompatibilidad, sería imposible mantener en operación unas sola de las estaciones de la Línea 12 del Metro”, apunta el texto.
La defensa al proyecto que Marcelo Ebrard construyó como la megaobra que lo catapultaría a la presidencia de la república en el 2018, concluye que la gran omisión en el asunto de la Línea 12 fue el mantenimiento.
Lo que no dice el libro
Los temas escabrosos de Línea 12 del Metro fueron omitidos en el libro anónimo.
Nada menciona el texto de la poco transparente participación de la paraestatal “Calidad de Vida, Progreso y Desarrollo para la Ciudad de México”, en el proceso inicial de licitación para adquirir los trenes de la Línea 12.
Tampoco señala la colaboración del senador del PRD, Mario Delgado, en el proceso de elección de la empresa que se llevaría el millonario contrato PPS que entregó a CAF, pese a que Bombardier ofertó más barato que la firma española.
Nada se dice de los viajes que Delgado, entonces secretario de Finanzas, organizó a China para enviar a un grupo de expertos del STC Metro a que visitaran las instalaciones de un fabricante de aquella nación.
Se omite también la parte en la que intervino la empresa china Norinco Internacional, que daba por hecho ganar el contrato para abastecer los trenes de la Línea 12 de la Ciudad de México.
Y aunque intenta convencer de que el PPS fue la mejor opción, no dan los detalles de por qué, mientras reportaron al Gobierno Federal que gastarían solo 6 mil millones de pesos para los trenes, terminaron por desembolsar más de mil 588 millones de dólares.
¿Quién pagó?
En el despacho de la empresa SPI de Javier López Casarín -fallido aspirante a diputado federal, quien perdió la contienda ante el diputado Luis Ángel Espinosa Cházaro- se apilaron centenares del libro anónimo “La verdad de la Línea 12 del Metro”.
Desde ahí se gestó su distribución a algunas oficinas, fundamentalmente de medios de comunicación.
De lo que no hay claridad es de dónde provinieron los recursos y de si Marcelo Ebrard colaboró económicamente para la elaboración del material, o si el empresario asumió la totalidad de los gastos a través de su compañía SPI.
El libro no fue la única embestida. En días pasados se registraron diversas acciones en contra del Metro.
Una de ellas ocurrió en la Línea 7 -que corre del Rosario a Barranca del Muerto- por una avería en los neumáticos de uno de los vagones.
En otro de estos incidentes, los pasajeros de la Línea A fueron evacuados porque seis trenes se quedaron varados en medio de las vías en el tramo de Guelatao a Peñón Viejo por una falla de energía eléctrica.
Ahora que el PPS millonario por la renta de los trenes podría ser modificado, y aún está por saberse el dictamen final de Línea 12, las recurrentes fallas en las estaciones del Metro obligan a preguntarse si es casualidad o provocación.
Los manejos de la SPI
La empresa Soluciones y Programas Integrales (SPI), de Javier López Casarín, le da servicio a los estados cuyos gobernadores son de extracción perredista, como son los casos de Oaxaca, Morelos y Sinaloa.
A través de dicha compañía, el empresario y político ayuda a los gobiernos de esos estados a bajar los recursos de los programas sociales para las comunidades que presentan mayores carencias.
Él mismo ha explicado que ofrece servicios integrales a partir de los cuales le informa a los gobiernos de los estados cuáles son las necesidades reales de tal o cual comunidad, a fin de que los recursos económicos se utilicen con acierto en los programas sociales que dichos gobernantes desarrollan.
A partir de esta compañía, el empresario -que se autodenomina demócrata y vanguardistas- ha logrado filtrarse como asesor o proveedor de esos gobiernos perredistas en los estados.