No fue fácil, pero se cumplió con el objetivo. Hoy comienza una nueva era con la entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y aunque el camino estuvo lleno de baches, todas las esperanzas están puestas para que el acuerdo genere un comercio más justo y reafirme la posición de Norteamérica como la región económica más poderosa del mundo.
El T-MEC sustituye al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que durante 26 años incrementó la competitividad de los tres países, pero era urgente una renovación para estar a la altura de las necesidades actuales del comercio mundial.
El TLCAN creó una de las áreas más grandes y sólidas con 492 millones de habitantes y concentró 25.9 billones de dólares, equivalente al 18.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) global.
Hasta el año pasado movió en exportaciones trilaterales 385 mil 107 millones de dólares, en tanto que 215 mil 576 millones de dólares se transfirieron en mercancías importadas.
La renovación del acuerdo más importante hasta la fecha ocurrió tras la llegada a la Casa Blanca del presidente Donald Trump y atravesó por un cambio de gobierno en México.
Los dos personajes clave en esta negociación fueron Ildefonso Guajardo, hoy extitular de la Secretaría de Economía (SE), y Jesús Seade, quien se desempeña como subsecretario para América del Norte.
Durante un tiempo ambos sostuvieron el estandarte del país del águila en las reuniones que se realizaron con las delegaciones estadounidense y canadiense persiguiendo un objetivo en común: hacer que México ganara con este nuevo acuerdo.
Guajardo sentó las bases del TMEC y se convirtió en el arquitecto, mientras que Seade tomó un lugar como el Jefe Negociador del acuerdo y su ejecutor.
A casi tres años de que comenzara la modernización, ambos coinciden en que el T-MEC es una pieza fundamental para impulsar a la economía mexicana, pero se necesitan de otras políticas para sacar al país de la actual crisis por la que atraviesa.
El exsecretario de Economía asegura que el TLCAN en su momento transformó a México, ya que le dio una importante fuerza y a la generación de jóvenes que vivieron en la década de los noventa les permitió vivir en un país con nuevas oportunidades.
El doctor en finanzas públicas y economía manifiesta que hoy con el T-MEC sobre la mesa se logrará una mayor apertura e integración, además de que se reforzará el comercio internacional, sin embargo, opina que no son los únicos factores que se requieren para impulsar el desarrollo.
Corregir los errores del pasado en el T-MEC
Conseguir la aprobación de todos los socios de la región no fue fácil, en especial porque cada uno perseguía sus propios intereses. Al final, todos cedieron.
México fue el primero en ratificar el documento, después Estados Unidos y al final Canadá. El subsecretario para América del Norte jugó un papel clave para que el Senado estadounidense le diera luz verde al tratado luego de un año de intensas negociaciones adicionales.
Con eso se garantizó la apertura en el comercio agrícola en Norteamérica que para México sumó 50 mil 700 millones de dólares en 2018, de acuerdo con la SE. También se aseguró la integración productiva en el sector automotriz, que se ubicó en 139 mil 244 millones de dólares.
Jesús Seade reconoce que la aprobación del nuevo acuerdo era muy importante para ayudar a corregir varios puntos que habían sido criticados durante décadas.
Asimismo, el Jefe Negociador compara al T-MEC con una gran carretera que se abre hacia Estados Unidos y Canadá y que permitirá comerciar más y mejor, pero asegura que lo que se mande por ese camino debe ser producido de manera eficiente desde casa.