La muerte anunciada de Heriberto Lazcano Lazcano, líder de Los Zetas y conocido a nivel internacional como uno de los capos “más brutales” de México, puso en duda los resultados no solo de la táctica antidrogas de Calderón, sino de sus estándares para evaluar avances en materia de seguridad.
El gobierno mexicano consideró que el abatimiento de “El lazca” es una batalla ganada en la guerra contra el narcotráfico.
Sin embargo, a días del anuncio, medios internacionales, funcionarios extranjeros y expertos en la materia cuestionaron los efectos positivos que traen consigo la captura o ejecución de los grandes capos de la droga.
“A pesar de todo, la tasa de asesinatos casi duplica a la cifra registrada antes de que Calderón asumiera la presidencia”, argumentó The Economist en un artículo publicado el pasado 20 de octubre.
Previamente incluyó el estatus actual de una lista de líderes de los cárteles mexicanos publicada en 2009.
“En marzo de 2009 el gobierno mexicano publicó una lista de 37 hombres que se creía encabezaban los cárteles. Los presuntos delincuentes fueron nombrados y se ofreció 30 millones de pesos por la captura de cada uno”.
Y agrega que “fue una decisión riesgosa: la lista pudo haberse convertido en una verguenza si sus integrantes hubieran quedado libres”.
No obstante, reconoce que probablemente no lo ha sido.
“Tres años y medio después, las fuerzas de seguridad han arrestado a 16 de ellos, y matado a siete. Otros dos han sido asesinados por sus rivales. Eso deja solo 12 pendientes, incluyendo al más buscado, ‘El Chapo’ Guzmán”.
No es suficiente
Días antes, una funcionaria de Estados Unidos defendió que “Nadie debe asumir que la muerte de un líder (del narcotráfico), confirmada o no confirmada, o lo que sea, es evidencia suficiente de progreso”.
Quien lo dijo fue la subsecretaria de Estado Adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson.
Al mismo tiempo, el periódico Los Angeles Times reportó que con la muerte de el líder de Los Zetas “ese número (los 37 más buscados) se ha reducido por 25, o a aproximadamente dos tercios del total”.
Pero luego lanza la pregunta, “¿Acaso la captura o muerte de los líderes de los cárteles han ayudado a controlar la violencia en México o reducir el flujo de drogas a Estados Unidos?”.
A lo que responde que “No significativamente. Los corresponsales de L.A. Times en México lo han concluido en una variedad de artículos desde diciembre de 2006.
“La muerte o la captura de un líder de cártel, analistas argumentan repetidamente, generalmente desata luchas internas por la sucesión, y, por ende, más derrame de sangre”.
The Economist comparó la caída de los capos en México con un juego de bolos, donde los más buscados tambalean como pinos de boliche.
Al final le recuerda a los lectores que el presidente electo prometió un gobierno “que cumple sus promesas”, por lo que quedará en sus manos eliminar la violencia en México.