Aunque Tamaulipas y Michoacán viven episodios de violencia, la situación entre ambas difiere considerablemente.
La problemática de Michoacán vas más allá de la disputa entre organizaciones criminales por rutas de trasiego y negocios ilícitos.
Los Caballeros Templarios y La Familia Michoacana son los principales grupos delictivos que operan en la región. Desde sus inicios, ambas organizaciones fueron consideradas por académicos y especialistas como cárteles “híbridos”, pues aunque dedicados al narcotráfico cuentan con tendencias populares y dotes de insurgencia.
A pesar de que en 2010 Felipe Calderón presumió haber capturado a más de 700 integrantes de esa organización, incluyendo a dos de sus líderes, los rumores de que Nazario “El más loco” Moreno, jefe del grupo, continuaba vivo, resultó cierto.
Luego, el surgimiento de cientos de grupos armados denominados de autodefensa cambió el panorama. Ya no se trató de una batalla en contra de la delincuencia organizada, si no de los dotes de ingobernabilidad en la entidad.
Los poderes fácticos pronto se dividieron entre estas agrupaciones civiles armadas y los grupos de la delincuencia organizada.
Tamaulipas por su parte, es una región históricamente embestida por el crimen organizado. Cuenta con dos de los pasos fronterizos más importantes del país.
Cerca del 50 por ciento de los 2 billones de dólares en productos que cruzan anualmente la frontera con Estados Unidos, pasan por Nuevo Laredo y Reynosa.
El estado también es una de las regiones de mayor relevancia del país ya que ahí habitar una de las regiones navales más importantes. Y por si fuera poco, en Tamaulipas también hay petróleo.
La disputa entre organizaciones criminales no es nueva. Estos grupos históricos continúan evolucionando y reestructurándolo.
Se trata de un fenómeno sociocultural, que se ha establecido en la región durante generaciones.
En Tamaulipas no hay autodefensas.
Su problema es un problema de seguridad pública, y de un déficit de políticas publicas que ataquen el fenómeno social de la violencia.
Tanto Los Zetas como el Cártel del Golfo cuentan estructuras trasnacionales de negocios negros.
Sanguinarios y sin escrúpulos, ambos grupos delictivos han buscado –sin éxito- el apoyo de bases sociales como en su momento lo hiciera La Familia Michoacana o Los Caballeros Templarios.
Tiempos violentos
> Viernes 25 de abril: En Ciudad Victoria se registra un enfrentamiento que deja a dos ciudadanos muertos y siete heridos por impactos de bala, entre ellos un menor de edad.
> Martes 29 de abril: Enfrentamiento entre Fuerzas Federales y hombres armados deja a 14 muertos, entre ellos 10 civiles armados, 2 federales, 2 civiles inocentes. Esa misma noche elementos de la Sedena dieron muerte a dos probables delincuentes.
> Miércoles 30 de abril: El Grupo de Coordinación Tamaulipas anunció que en Reynosa resultó muerto un probable delincuente tras un enfrentamiento con elementos de la Sedena.
> Jueves 1 de mayo: A pesar de las 72 muertes contabilizadas en los últimos 30 días, el vocero del gobierno de Tamaulipas, Guillermo Martínez, afirma que en todo el estado están en paz.
> Viernes 2 de mayo: Enfrentamientos entre grupos delictivos en el municipio de Miguel Alemán deja tres muertos.
> Lunes 5 de mayo: En una emboscada, balean al director de Investigaciones de la Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas, Salvador de Haro Muñoz. Mueren además cuatro sicarios.
En Reynosa, un enfrentamiento entre civiles armados y policías dejó a 4 delincuentes muertos.
En Matamoros muere un civil armado luego de un enfrentamiento entre delincuentes y elementos de la Marina.
> Viernes 9 de mayo: La jornada deja a un militar y 5 civiles armados muertos en Reynosa -entre ellos, Galindo Mellado Cruz, alias “Z-9”-
En Tampico, otros tres sicarios mueren en un enfrentamiento.
> Sábado 10 de mayo: En Ciudad Madero se registra el asesinato de una persona.
> Lunes 12 de mayo: En Matamoros, durante el rescate de tres personas, elementos de la Sedena dieron muerte a tres de los secuestradores.
