Los mercados respondieron positivamente a la decisión de la Fed de mantener la tasa de interés de referencia sin cambio. No obstante, se acumulan las advertencias de que los riesgos de inestabilidad financiera siguen a la vista.
La urgencia de subir las tasas de interés para enviar un mensaje a los mercados se volvió evidente en las proyecciones de los miembros de la Fed. Únicamente tres de los diecisiete funcionarios del comité de Mercado Abierto estiman que los tipos de interés se mantendrán en el rango actual de 0.25 por ciento a 0.5 por ciento.
Además, el comunicado de la Fed abre la puerta para un inminente alza de tasas de interés en diciembre: “Los riesgos económicos de corto plazo permanecen apenas balanceados”, haciendo referencia a que la inflación ronda el 2 por ciento y el mercado laboral se acerca al pleno empleo.
El apoyo que las políticas laxas de los principales bancos centrales del mundo han ofrecido al rendimiento de bonos y acciones han llevado al mercado al borde del precipicio. Esta es la visión de
Paul Singer, el fundador del fondo Elliott Management Corporation y una de las voces más influyentes de Wall Street.
Sin embargo, Singer no está solo. Robert Citrone, fundador del fondo de cobertura de 12 mil millones de dólares Discovery Capital Management, advirtió en una nota a sus inversionistas que el mercado se encuentra ante la corrección más significativa desde la crisis del 2008.
Exuberancia peligrosa
El hecho de que los mercados bursátiles se encuentren cerca de máximos históricos y que haya más de 10 billones de dólares en bonos con tasas de interés negativas no es visto como un buen augurio.
La semana pasada, en la presentación de su informe anual, el Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés) lanzó una advertencia respecto al “destacado sentido de disonancia” en los mercados. Esto hace referencia a la caída continua de las tasas de interés de los instrumentos de renta fija, el decepcionante desempeño de los bancos globales y el sentido de “exuberancia” en el mercado accionario.
“Hay un distintivo sentimiento de señales mixtas respecto al reciente optimismo (del mercado): más empuje que jaloneo, más frustración que alegría”, señaló Claudio Borio, director del Departamento Económico y Monetario del BIS.
El reporte del BIS indica que persisten cuestionamientos sobre la capacidad de resiliencia de la economía mundial. Se infiere que el activismo de los bancos centrales ha enmascarado riesgos que no eran evidentes desde junio, cuando la decisión de Reino Unido de salir de la Unión Europea (Brexit) generó un episodio de volatilidad global.
Conforme se desvanecieron las preocupaciones del Brexit, el mercado se adentró en una fase alcista.
No obstante, tras un cambio de discurso de varios miembros de la Fed en las últimas semanas, los altos niveles de volatilidad de junio volvieron a hacerse patentes.
“Esto explica la persistente pregunta de si los precios del mercado reflejan de manera cabal los riesgos hacia delante. Las dudas respecto a las valuaciones parecen haberse pausado en los últimos días. Sólo el tiempo dirá”, aseguró Borio.
Los máximos históricos que casi alcanzan los mercados bursátiles y la cantidad de bonos con tasas de interés negativa no significan un buen augurio entre los expertos en economía
El presidente de la Fed de Boston juzga que el ajuste podría ser costoso y que podría poner en
riesgo el objetivo implícito de estabilidad financiera de los bancos centrales
Advertencia de alto perfil
Probablemente ningún posicionamiento como el de Eric Rosengren, presidente de la Fed de Boston, fue tan influyente en el mercado en las últimas semanas. El cambio de discurso, que pasó de una defensa férrea de una política monetaria expansiva a un llamado a evaluar un alza en los tipos de interés, es señalado por el consenso de analistas como el responsable del incremento en los niveles de volatilidad a los que hace referencia Claudio Borio.
Las preocupaciones de Rosengren, quien fue uno de los tres miembros del Comité de Mercado Abierto de la Fed que votó en contra de mantener los tipos de interés en el rango actual, van más allá de los objetivos explícitos del banco central.
En sus intervenciones públicas, Rosengren ha dejado ver que alcanzar una inflación de 2 por ciento y un nivel de pleno empleo no son las únicas variables que deben tomarse en cuenta para el análisis de política monetaria.
El funcionario externó sus dudas respecto a si las acciones expansivas de los bancos centrales estaban dejando que los mercados se les salieran de las manos: “El fracaso en continuar en el camino de un retiro gradual de lo acomodativo (de la política monetaria) podría reducir, más que alargar, el periodo de esta recuperación”.
En ese sentido, el presidente de la Fed de Boston juzga que el ajuste podría ser costoso y que podría poner en riesgo el objetivo implícito de estabilidad financiera de los bancos centrales.