[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_2pxhmhu7″ responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] La historia era el símbolo de la esperanza que tenían millones de personas de que un milagro podía ocurrir. Al final, todo resultó un “error”.
La certeza de que una niña, de nombre Frida Sofía, se encontraba atrapada en los escombros del colegio Enrique Rébsamen, en la zona de Coapa, mantuvo expectantes a millones de personas en todo el país.
Las principales televisoras, en especial Televisa, seguían el rescate minuto a minuto y con él millones de ojos y plegarias se elevaban en todo México. Esperaban ver salir a la niña que, se dijo, tenía 12 años, se le había dado de beber y hasta se le vio mover los dedos.
Varios periódicos publicaron la nota en sus portadas: esperanza, fe, milagro. La historia era tan conmovedora –narrada por propio personal de la Secretaría de Marina, en Televisa-, que dio la vuelta al mundo.
Por más de 24 horas se tuvo a todos con el alma en un hilo; pero todo cambió a las 14:00 horas, cuando Ángel Enrique Sarmiento, subsecretario de Marina, declaró que ya no había más niños sepultados en los escombros.
“La versión de que se sacó el nombre de una niña, no tuvimos conocimiento, nunca tuvimos conocimiento de esa versión; estamos seguros que no fue una realidad, puesto que se corroboró con Educación Pública, la delegación, la escuela, todos.
“La totalidad de los niños o están en hospitales, fallecieron o están en sus casas”, dijo Sarmiento.
La declaración del subsecretario se oponía a la que otros miembros de la Secretaría de Marina habían dado en varias ocasiones durante el día y la noche del miércoles.
La versión cambió entonces a que sí había una persona atrapada, con vida, pero que se trataba de un adulto.
“Hay indicios de que posiblemente exista una persona con vida, hay indicios de sangre, como si se hubiera arrastrado”, comentó Sarmiento.
Tras el anuncio, el secretario de Educación, Aurelio Nuño, que había permanecido ahí desde la mañana del miércoles, se retiró. Hizo lo propio Claudia Sheimbaun, delegada de Tlalpan.
De inmediato, las redes sociales comenzaron a atacar a la televisora y a los medios que habían retomado la historia.
Anoche, después del escándalo sobre los datos contradictorios, la Secretaría de Marina ofreció una disculpa al país.
Ángel Enrique Sarmiento señaló que la SEMAR compartió información conforme la fue conociendo de voz de rescatistas civiles y de sus propios elementos.
“Ofrezco a los mexicanos una disculpa por la información vertida esta tarde donde afirmé que la Marina no contaba con los detalles de una supuesta menor sobreviviente en esta tragedia.
“La información que prevalece en este momento no asegura si se trata de una persona mayor o de una niña”, expuso en conferencia de prensa las afueras del Colegio.
El funcionario aseguró que mientras haya un indicio mínimo de que hay gente que vida al interior de los escombros, la Secretaría de Marina seguirá trabajando para el rescate. Lo cierto es que la desinformación reinaba en la zona de desastre. Aunque la Marina tomó las riendas del rescate, participaban en él elementos del Ejército Mexicano, la Policía federal, la Policía capitalina, grupos de rescate y civiles voluntarios.
Nunca existió un canal único de información. Cada grupo tenía su versión de los hechos y los periodistas tenían que apostar por la versión más confiable y reconocida; la Secretaría de Marina era la fuente natural.
En gran parte de la tarde y durante la noche del miércoles y la mañana del jueves, la versión era la misma: los equipos habían detectado vida mediante medidores de temperatura y habían escuchado sonidos con micrófonos especiales.
Los rescatistas defendieron siempre su versión de que ellos habían escuchado varias voces entre los escombros; la Marina, en voz de Sarmiento, negó esa información.
Con una declaración, el subsecretario derrumbó lo que quedaba de esperanza y, de paso, plantó un golpe a la prensa, que fue acusada de inventar historias para mantener la atención del público.
Estas versiones encontradas de lo que ocurría en el colegio Enrique Rébsamen alimentaron no solo los ataques a los medios de comunicación, sino los rumores en redes sociales.
Todo empeoró cuando antes de caer la noche, los miembros de las Fuerzas Armadas decidieron expulsar de la escuela a los rescatistas, los policías, los civiles y los periodistas.
Ante la falta de información fidedigna, los medios de comunicación decidieron interrumpir su cobertura minuto a minuto de la situación en ese lugar, aumentando las dudas de los ciudadanos.
El flujo de información es otro de los retos que enfrentan las autoridades ante la tragedia del terremoto del 19 de septiembre.