Todo cuenta para ganar las elecciones del 6 de junio
Para hacerse del mayor número de victorias el próximo 6 de junio, tanto los partidos de oposición como Morena y sus aliados, han echado mano de todas las estrategias posibles, sin embargo, algunas de éstas sólo tienen peso en votaciones muy cerradas
Carlos Montesinos y Rubén ZermeñoAl cerrarse las contiendas electorales a menos de 15 días de los comicios, otros factores relevantes suman particular interés, como el llamado “voto indeciso”, que sigue teniendo un peso considerable en las encuestas para las elecciones, tanto a nivel nacional como estatal.
También el abstencionismo, que tradicionalmente se presenta en las elecciones de medio mandato, juega un papel importante, a lo que se suman, incluso, los distintos efectos que ha dejado un año de pandemia de COVID-19 en territorio nacional.
Con al menos siete de las 15 elecciones a gobernadores cerradas en disputas entre dos o hasta tres candidatos, Alejandro Díaz Domínguez, profesor investigador de la Escuela de Gobierno del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, analiza con Reporte índigo el impacto que tendrá el porcentaje de los indecisos y movilización de las bases partidistas.
“¿Qué tal si los indecisos lo son porque en realidad no van a ir a votar o porque no lo quisieron decir y se van a terminar cargando todos por alguien más? Eso no lo sabemos. ¿Cuál es la distancia entre uno y dos, cinco puntos? Supongamos que la mitad de los indecisos se van por la segunda opción, ya alcanzó al otro. Pero es muy difícil pensar que todos los indecisos se van a ir con un solo color”, opina.
El académico señala que toda una variante de factores intervienen para poder estimar el peso electoral de los indecisos, partiendo desde la metodología con la que se realizan las mediciones, siendo que una encuesta casa por casa tendrá un público objetivo distinto que las que se realicen vía telefónica.
Mismas que variarán dependiendo de si se hacen a todo tipo de números o solo a celulares. Sumando las que se puedan hacer vía digital por redes sociales y correos electrónicos.
A esto, agrega, existe la denominada “espiral del silencio”. Que es cuando alguien considera votar por determinado candidato o partido, o ni siquiera planea votar, pero no lo refleja en encuestas por ser socialmente reprobable.
Para minimizar esta espiral, se implementan preguntas secundarias como el año, día y fecha de la elección, así como reconocimiento y opinión de partidos, candidatos y hasta del gobierno en turno.
“Las personas que no contestan muchas de las preguntas, sino algunas nada más, y no saben muy bien el día de la elección, aunque digan que van a votar, no tenemos muy claro para dónde se inclinan, pero una vez que pasa el día de la jornada, ese porcentaje es muy semejante a la proporción de personas que, pudiendo ir, no fueron”, explica Díaz Domínguez.
A las variables que puedan representar los indecisos se suma el trabajo territorial que las bases partidistas hagan el mismo día de la elección.
Tras los comicios de 2018, ya se han presentado casos de cómo la movilización ha permitido a los partidos de la oposición revertir el denominado “efecto AMLO” mediante el cual, Morena parte con ventaja.
En 2019, un año después de que López Obrador ganó la elección presidencial en 31 de las 32 entidades de la República, fue la movilización partidista la que permitió al PAN retener la mayoría en el Congreso de Tamaulipas y de municipios en Aguascalientes y Durango. Al año siguiente, las bases del PRI hicieron lo propio para sacar el mayor número de alcaldías en Hidalgo y arrasar en la legislatura de Coahuila.
“Si existe un escenario en el cual vota poca gente, esa elección sí se puede decidir por movilización electoral de los partidos. Si vota más gente, el 50 o 55 por ciento, ahí sí échenle un ojo a los indecisos, valdrá la pena.
Hasta el día de las elecciones
Como es usual en las elecciones de medio sexenio, el abstencionismo suele ser una preocupación para los actores políticos.
Tan solo el lunes 24 de mayo, a 15 días de la jornada electoral, la Confederación Patronal de la República Mexicana hizo un llamado a combatir el abstencionismo como un “adversario común”, refiriéndose tanto al bloque oficial que encabeza Morena como a las fuerzas de la oposición.
“La experiencia nos ha dicho que en la elección intermedia votan muchas menos personas que en la presidencial. Votan 45 o 50 por ciento, a veces menos”, dice Días Domínguez
No obstante, rescata algunos factores clave que podrían ayudar a anticipar la participación ciudadana el próximo 6 de junio.
En primer lugar, señala que las 15 gubernaturas que se renovarán, después de la Presidencia de la República, son los cargos que despiertan el mayor interés del electorado.
“Cuando existe elección a gobernador, aunque coincida con las intermedias federales, puede votar el 55 por ciento del padrón. Se eleva tantito la participación electoral porque es un cargo unipersonal mucho más visible”.
A esto suma el factor de la competitividad en la contienda, ya que en la mitad de los estados que se disputan se prevé un final cerrado.
“Si días antes se sabe que la contienda se está cerrando, es mucho más probable que la participación electoral aumente”, explica.
Incluso destaca que, hasta un 15 por ciento de los votos emitidos son de personas que se decidieron el mismo día de los comicios sobre por quién sufragar. Depende de los hechos ocurridos en las campañas, las condiciones en las que se desenvuelve la jornada y de la información a la que los votantes tuvieron acceso, entre muchos otros factores.
Siendo que México, como el resto del mundo, ha vivido los efectos mortales del coronavirus, a lo que se sumó recientemente el episodio de la Línea 12 del Metro, podemos esperar más votos de lo normal, comenta el especialista.
“Después de las grandes tragedias, la proporción de personas que acude a votar es mayor. No mucho mayor, pero sí cinco, siete, hasta 10 puntos más. Depende de diversos factores, pero más o menos es lo que sabemos que pasa”, advierte.