Todo por los votos
En sus precampañas, los aspirantes presidenciales se han esforzado en mostrarse como personas comunes, estrategia que, de acuerdo al especialista en marketing político, Mentor Tijerina, no es nueva ni propia de México
Rubén ZermeñoJosé Antonio Meade viaja en clase turista, en avión comercial y lo presume en redes sociales. Ricardo Anaya hace lo mismo que miles de papás, lleva a su hijo a la escuela y la foto le sirve para promocionar su precandidatura. Andrés Manuel López Obrador lleva un acto tan común como cortarse el cabello al spot.
Las precampañas están marcadas por el esfuerzo de los aspirantes presidenciales de alejarse de las prácticas asociadas con los políticos y presentarse como ciudadanos, como personas comunes y corrientes.
Todo esto forma parte de la estrategia electoral para ganar votos.
Para el especialista en marketing político, Mentor Tijerina, esta estrategia no es nueva ni propia de México, sino que es algo que se viene dando a nivel mundial desde años debido a que la clase política se encuentra desvinculada de la gente y de la sociedad.
“La clase política de los distintos partidos se ha convertido en una clase elitista o representa estirpes o familias políticas, esto los aleja del ciudadano común y corriente. Una estrategia para buscar identificación para posicionarse es querer generar resonancia haciendo lo que el común de la gente hace, por eso estamos viendo a los tres principales candidatos haciendo cosas que casi nunca hacen”, dijo en entrevista el especialista.
Los spots van dirigidos para todos los votantes, pero cada uno de los candidatos tiene pros y contras que los desvinculan de la sociedad.
“Meade viene de una universidad privada y forma parte de esa elite, Anaya pertenece a una clase económica acomodada y López Obrador, que tiene aceptación por parte del sector bajo y popular, está desvinculado completamente de las clases media. Representan la tecnocracia, la clase política privilegiada y a los de abajo”, agregó Tijerina.
Por eso, los precandidatos y aspirantes se presentan realizando acciones que hacen la mayoría de las personas sin importar la clase social, como llevar a los niños a la escuela, cortarse el cabello, viajar por trabajo, moverse en transporte público o hacer las compras para la cena de Año Nuevo.
El 14 de diciembre pasado arrancaron las precampañas, cada uno de los tres punteros de las encuestas van solos en sus coaliciones, no hay ningún otro aspirante que les haga sombra, por lo que estos centran toda sus esfuerzos en ir convenciendo y ganando adeptos que en unos meses se convertirán en sus votantes.
“Yo creo que los candidatos están echando mano de recursos ya muy trillados y que difícilmente les van a funcionar esas estrategias para generar resonancias, son acciones tácticas, movimientos de imagen que dado a la crisis del marketing político actual la gente ya no cree mucho ese tipo de trucos y de maniobras publicitarias”, criticó Tijerina.
Para el mercadólogo, las tres campañas aún no terminan de arrancar, ya que ninguna está articulada y al parecer apenas se están definiendo estrategias e imagen, pero la que ya comenzó fue la “campaña negativa”.
“Los candidatos no se concentran o no se enfocan en decirnos qué es lo que van a hacer para enfrentar la crisis que vive nuestro país, sino que en gran parte de los mensajes se destinan a decirnos por qué no votar por el adversario, en decirnos por qué es malo López Obrador, en decirnos qué tiene de malo Ricardo Anaya o por qué no sería bueno votar por José Antonio Meade”, evidenció el especialista.
Arma de doble filo
Para el publicista y especialista en marketing político y campañas electorales, Carlos Alazraki Grossmann, la fórmula de político ciudadano no sirve y se podría convertir en una arma de doble filo.
“No generan empatía, para nada, se burlan de ellos, esos anuncios de Anaya son más bien de risa, poniendo fotos con sus hijos, más falso que una moneda de 20 centavos, para nada están cerca de la ciudadanía, hay excepciones como el caso de este muchacho que quiere ser senador independiente, que ya fue diputado local, creo que en Guadalajara, ese sí es ciudadano, ciudadano, pero esa es la excepción que confirma la regla, todos son políticos”, dijo uno de los estrategas detrás de las campañas de Luis Donaldo Colosio, Ernesto Zedillo, Roberto Madrazo y Carlos Hank.
Para el especialista, la responsabilidad de estas campañas fallidas no recae directamente en los candidatos, ya que detrás de ellos hay un equipo que nunca antes había trabajado en campañas políticas.
“Yo sé que hay muchos candidatos que se están manejando con agencias de publicidad de producto de consumo que no tienen ni la más puta idea de lo que es mercadotecnia política y ahí están los resultados”, evidenció.
El mercadólogo agregó que aunque la publicidad es importante, ningún anuncio hace que gane algún candidato ya que la elección se gana por movimiento territorial y no por publicidad, aunque si existe un mal anuncio se podría perder una elección.
Según el especialista el fin de la publicidad es vender, informar y divertir mientras que la campaña política es la presentación del candidato a la sociedad, para él ninguna de las precampañas ha logrado estos objetivos, siendo la menos peor la de Movimiento Ciudadano.
“La que todo mundo canta es la del niñito del Movimiento Naranja la cual ya es un éxito en Spotify y demuestra lo anterior. Si tú oyes el texto del jingle del niñito es una mamada, no hay promesas de nada, ni una chingada, pero todo mundo lo canta y está muy divertido, entonces cumple el primer valor de la publicidad”, dijo Alazraki.