Todos contra Trump
Los senadores del PRD decidieron no quedarse con los brazos cruzados ante las constantes declaraciones de Donald Trump contra los mexicanos.
En un hecho sin precedentes, la izquierda mexicana busca incidir en el electorado de Estados Unidos para que no voten por el magnate.
Con el hashtag #MxContraTrump, los políticos mexicanos iniciaron una campaña en redes sociales que busca tener eco también en otros países.
Imelda García
Los senadores del PRD decidieron no quedarse con los brazos cruzados ante las constantes declaraciones de Donald Trump contra los mexicanos.
En un hecho sin precedentes, la izquierda mexicana busca incidir en el electorado de Estados Unidos para que no voten por el magnate.
Con el hashtag #MxContraTrump, los políticos mexicanos iniciaron una campaña en redes sociales que busca tener eco también en otros países.
“No es el PRD contra Trump. No es ningún senador contra Trump. Es una idea, es una propuesta, es una estrategia en construcción para todos (…) Hagamos esto un asunto del género humano”, llamó Miguel Barbosa, coordinador de la bancada del PRD en el Senado.
Aunque la presentación de la cruzada contra el empresario estadounidense ocurrió en el Senado, donde los perredistas mostraron un gran letrero con el lema de su campaña, se espera que el mayor impacto se genere en redes sociales, con alcance nacional e internacional.
Aunque el fondo de la empresa contra Trump sea loable, es una muestra de que lejos quedaron aquellas nociones de la Doctrina Estrada, en que el Estado mexicano defendía el derecho de autodeterminación de los pueblos y el principio de no intervención.
¿Interesan solo las ofensas que Trump ha hecho a los mexicanos? ¿O a los políticos de México les mueve más pensar en una eventual crisis que estallaría si el magnate cumple sus promesas?
El cambio de discurso
Donald Trump, aspirante a la candidatura presidencial de los Estados Unidos por el Partido Republicano, ha expresado en múltiples veces su rechazo a la presencia de migrantes mexicanos en ese país.
La declaración más escandalosa fue la que dio a mediados de junio del 2015, cuando afirmó que México “está enviando a gente con un montón de problemas (…) Están trayendo drogas, crimen, violadores”.
Ha dicho, además, que deportaría a más de 10 millones de mexicanos que viven ilegalmente en el país del norte y que obligará a México a pagar la construcción de un muro a lo largo de toda la frontera.
A partir de ese momento, las alarmas se prendieron en México, pero no alcanzó para que los políticos mexicanos levantaran la voz.
Sin embargo, conforme se fue consolidando la posibilidad de que Trump alcanzara la nominación presidencial, algunos miembros de la clase política mexicana comenzaron a pronunciarse al respecto.
Incluso, el presidente Enrique Peña Nieto señaló –nueve meses después de que Trump comenzara su guerra contra México-, que las declaraciones del magnate no son buenas para la relación entre ambos países.
“Condeno y no estoy a favor de ese tipo de posicionamientos. Me parece que lastiman una relación que México ha buscado con Estados Unidos de puentes de diálogo”, dijo Peña Nieto al diario El Universal, en una entrevista publicada a principios de marzo.
El pronunciamiento del mandatario sobre la postura de uno de los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos da la idea de que los tiempos de la Doctrina Estrada quedaron atrás.
Trump continuó ganando simpatías entre los republicanos de Estados Unidos y se le percibe ya como en una carrera imparable hacia la Casa Blanca.
Es ahora que la izquierda mexicana, al ver ya la amenaza real de que Trump se convierta en el mandatario del vecino país del norte, lanzó una campaña en redes con la que busca no solo que su voz se escuche, sino incidir en el voto de la comunidad latina.
“Yo creo que las mexicanas, los mexicanos, no podemos permitir que un personaje, en aras de conseguir votos, no solamente aliente la denostación contra México, sino que acumule fobias y discrimine a los mexicanos.
“Debemos dar el debate político, ideológico, de manera muy firme contra este personaje. Podrá tener todo el dinero del mundo, pero eso no le da derecho a entrometerse en los asuntos del país ni a ofender a las mexicanas y los mexicanos que van a buscar una oportunidad de vida allá, en aquel país, ya que aquí no encontraron esa oportunidad, en el lugar en que nacieron”, sostuvo Alejandro Encinas, miembro de la bancada del PRD en el Senado.
Otros congresistas, como Dolores Padierna, consideran que además de debatir la postura de Donald Trump sobre México, el país debe tomar en sus manos la responsabilidad que le toca en el tema migratorio.
“Revirtamos su mensaje, convirtamos el tema migratorio en un asunto central de las relaciones binacionales. Recuperemos la dignidad perdida, ante la insolencia de Trump y la indolencia de los gobiernos mexicanos”, llamó la vicecoordinadora de la bancada perredista.
Los legisladores del PRD llamaron a congresistas de otras bancadas a sumarse a su campaña en redes sociales.
¿Por la dignidad?
Aunque el principal argumento de los perredistas y otros políticos es que Trump ha ofendido a los mexicanos con su postura, detrás hay otros factores por los que México podría verse afectado si el magnate conquista la presidencia de Estados Unidos.
“No seremos la generación de mexicanos, ni los políticos mexicanos, que nos quedemos callados ante una situación agraviante, ofensiva. Nunca admitiremos un trato así por nadie.
“Hacemos un llamado desde México, desde cualquier parte del mundo, al pueblo americano a que rechace esa estrategia y rechace la iniciativa de Donald Trump para volverse candidato y luego presidente de la nación más poderosa del mundo y volverse así una amenaza para la paz y la estabilidad de nuestro país”, comentó Barbosa.
¿Es el fondo del asunto?
La posible llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos podría representar un problema no solo para los mexicanos que viven en ese país, sino también para México.
Dos de las propuestas de Trump son que deportará a todos los migrantes indocumentados que vivan en Estados Unidos y fijará impuestos al envío de remesas a México.
Estas dos medidas causarían un grave daño a las finanzas del país, pues el dinero que los paisanos envían se ha convertido en el principal ingreso de México.
Hace unos meses, el dinero que entró al país por las remesas superó al que ingresó por la venta de petróleo.
En el primer semestre del 2015, por ejemplo, las remesas alcanzaron los 14 mil 308 millones de dólares; la exportación de crudo, en el mismo periodo, fue de 12 mil 176 millones de dólares.
Por otro lado, Trump ha amenazado con la deportación de todas las personas indocumentadas.
De acuerdo con cifras del Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos, en el 2012 habitaban 6 millones 800 mil mexicanos indocumentados en ese país.
Cosa de imaginar la crisis que enfrentaría el Estado mexicano con la llegada de todos los connacionales que buscarían un empleo en el país y tener un nivel de vida comparable –aunque sea en términos mínimos- al que tenían en Estados Unidos.
Las alarmas entre la clase política ya están encendidas por la posible llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos y, como se ve, no solo es por las ofensas que ha proferido contra el pueblo de México.