Barren las calles con escoba en mano y empujan los tambos con kilos de basura que recolectan de puerta en puerta. Otros van en camión o carreta y tocan la campana para que la gente salga a entregarles sus residuos.
No perciben un salario, viven de propinas y de los materiales reciclables que comercializan. La jornada dura más de ocho horas diarias, sin descanso semanal.
“Actualmente sabemos que hay por lo menos 10 mil trabajadores voluntarios en el servicio público de limpia de la Ciudad de México que forman parte de casi 50 por ciento del total de personas ocupadas en la Ciudad de México que trabajan en la informalidad y de casi 60 por ciento en todo el país. Estas personas se encargan de las 13 mil toneladas de residuos que diariamente generamos en la ciudad”, dijo Tania Espinosa, consejera de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).
Ella coordinó el reporte Proyecto de Reconocimiento de la Situación de Derechos Humanos de los Recicladores en Latinoamérica. El caso de la Ciudad De México, que realizó la organización internacional Woman in Informal Employement Globalizing and Organizing-Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO), que fue presentado en conferencia de prensa el 3 de abril.
El documento está ilustrado con fotografías del documentalista Dean Saffron, las cuales fueron expuestas en el Museo Memoria y Tolerancia (MyT).
La precariedad laboral se agudiza porque la basura está mezclada y tienen que separar los desechos reciclables. Además, los vecinos entregan al camión de la basura todo lo que ya no quieren, aunque no sean residuos orgánicos o inorgánicos.
“Cuando hacen esto, pueden encontrar cualquier tipo de residuo y ellos manifiestan que se pinchan con jeringas, se cortan con vidrios, se encuentran gasas con sangre, diálisis, ratones”, lamentó la también Coordinadora del proyecto Ciudades Focales de WIEGO en la Ciudad de México.
En consecuencia, sufren enfermedades por estar en contacto directo con los residuos y enfrentan accidentes de trabajo.
“Es común que se vuelen los dedos por el sistema hidráulico del camión. También se caen de él y se fracturan o son atropellados cuando van empujando sus tambos. Tienen que cubrir su atención médica con sus propios medios y ni pensar en ausentarse a trabajar porque pierden el ingreso del día para subsistir”, expresó Tania Espinosa.
Estos trabajadores también corren el riesgo de ser desplazados por empresas de aseo y de reciclaje o por tecnologías como la incineración de residuos.
La maestra en derecho comentó que es responsabilidad del gobierno, legisladores, organismos públicos y de la propia ciudadanía dignificar el trabajo de los llamados barrenderos y pepenadores. Si ellos no existieran, la cobertura del servicio y la cantidad de residuos que se reciclan disminuiría.
“Por si fuera poco, ellos manifiestan sentirse discriminados por la sociedad, por el simple hecho de trabajar con la basura”, añadió.
Ignoran a CDHDF
En 2016 la CDHDF dirigió su séptima recomendación del año a las secretarías del Medio Ambiente y de Obras y Servicios de la Ciudad de México y a las 16 demarcaciones para respetar los derechos de los trabajadores voluntarios de limpia.
Trece alcaldías aceptaron la Recomendación 07/2016 pero Coyoacán, Gustavo A. Madero y Tláhuac no lo hicieron. Benito Juárez y Xochimilco tuvieron una aceptación parcial.
“En este desconocimiento recurren tanto las alcaldías como el Gobierno de la Ciudad. Sólo 33 de los 224 puntos recomendatorios han sido cumplidos, lo que representa tan sólo 15 por ciento”, reveló Nashieli Ramírez, presidenta de la comisión,.
Las políticas públicas capitalinas no consideran su existencia. Por ejemplo, el Programa de Gestión Integral de Residuos Sólidos (2016-2020), la Norma Ambiental (NADF-024–AMBT 2013), la Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal no reconocen ni integran su labor.
En septiembre de 2017, el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, anunció que contrataría a 10 mil trabajadores voluntarios dentro del servicio público de limpia a través del Programa de Estabilidad Laboral, conocido como “Nómina 8”.
“No ha habido transparencia en ese proceso, lo cual hace imposible confirmar esa información”, dice el reporte presentado el 3 de abril. Además, algunos recolectores de basura afirmaron que no han sido contratados.
A la fecha no existe una cifra oficial y pública de las personas trabajadoras voluntarias. El Inventario de Residuos Sólidos de la Ciudad de México estimaba 3 mil 103 en 2016; la CDHDF calculaba 6 mil 83 y la Sección 1 “Limpia y Transportes” del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal reportaba 10 mil. Por ello, Nashieli Ramírez urgió a realizar un censo que los contabilice
“En el Inventario de Residuos Sólidos de 2016, la Secretaría del Medio Ambiente capitalina calculaba que, gracias al trabajo de estas personas, se recuperaban mil 700 toneladas de materiales diariamente. Su labor contribuye también a la generación de ahorros para la ciudad en términos del costo del manejo de residuos en los componentes de transporte y disposición final. Ello, sin contar los ahorros por concepto de costos de mano de obra, equipo, herramienta y capacitaciones”, dice el reporte de WIEGO.
Reforma laboral, una esperanza
El Senado de la República aprobó en lo general la reforma que busca garantizar la justicia laboral, la democracia sindical y la negociación colectiva.
La senadora Patricia Mercado, secretaria de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Alta y quien también asistió a la presentación del reporte de WIEGO y la CDHDF, sostuvo que esta reforma puede terminar con la brecha de ingresos y derechos.
Otras alternativas pueden ser subsidios, becas, apoyos económicos y capacitación para el trabajo que permitan ir regulando el manejo integral de los residuos sólidos.
El 7 de mayo Integrantes del Sindicato Único de Trabajadores de Limpia de la Sección 1, es decir, aquellos que sí tienen contrato con el gobierno, marcharon al Zócalo de la Ciudad de México para mostrarse en favor de la reforma laboral y pidieron elecciones para elegir a su dirigente.