Trans, ¿conejillos de indias?
Entre el 2000 y 2013, el Instituto Jaliscience de Cirugía Reconstructiva (IJCR) realizó 28 cirugías de cambio de sexo como ‘práctica académica’ sin que éstas cumplieran con los lineamientos internacionales en la materia, criterios de calidad y seguridad en los pacientes, revelan reportes de la dependencia obtenidos vía transparencia
Luis Herrera[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_z63w2lao” responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] Las cirugías de cambio de sexo que realizó la Secretaría de Salud de Jalisco por más de una década, a través de su Instituto Jalisciense de Cirugía Reconstructiva (IJCR), no cumplían con los lineamientos internacionales exigidos en esa materia para salvaguardar la salud de los pacientes.
Esta deficiencia fue reconocida directamente por José Guerrerosantos, –quien fue titular de ese Instituto hasta su fallecimiento el pasado 20 de noviembre de 2017–, en documentos obtenidos a través del Instituto de Transparencia, Información Pública y Protección de Datos Personales (ITEI).
En el oficio IJCR/SM/57/2017, del 7 de abril de 2017, emitido por el ex funcionario dentro del recurso de revisión 483/2017, el médico aseguró que estas cirugías de cambio de sexo que se mantuvieron del año 2000 al 2013, se ofrecieron como “práctica académica”, y puntualizó las dos causas que llevaron a su cancelación en 2014.
Primero, la jubilación en 2011 del médico cirujano reconstructor que las lideraba, Mario Sandoval López; y segundo, la falta de cumplimiento de los lineamientos internacionales aplicables.
“Posterior a su jubilación se valoró la permanencia de la citada práctica académica, la cual en 2014 la Dirección a mi cargo decidió cancelarla por insuficiente competencia del Instituto para este fin, situación que incluye la insuficiente acreditación del personal de la unidad para atender la demanda de atención de este tipo (…) además, de que no cumplía con los criterios de integralidad, continuidad, calidad y seguridad de la atención del paciente, contemplados en los lineamientos internacionales para tal fin”, dice el documento.
Las fallas
Entre los lineamientos internacionales incumplidos están las fases específicas del tratamiento previas y posteriores a la operación, pues eran omitidas, así como el acompañamiento psicológico y el hormonal.
“En estos (lineamientos) se establece la necesidad previa a la cirugía de una valoración y atención médico psiquiátrica, apoyo psicológico a lo largo del proceso de cambio, luego en el momento oportuno manejo hormonal y solo después de todo esto, llevar a cabo el manejo quirúrgico para el cambio de sexo”, indica el recurso de revisión 483/2017.
El médico usaba como referencia el documento “Trastornos de Identidad de Género (TIG): Guía Clínica para el Diagnóstico y Tratamiento”, publicado en enero de 2003 por el Grupo de Trabajo sobre TIG, de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, en la revista médica Endocrinología y Nutrición.
Ahí se señala que las fases de diagnóstico previas a una cirugía de cambio de sexo, junto al tratamiento hormonal que la antecede, pueden requerir de hasta dos años:
“Las actuaciones clínicas para la asistencia de los TIG deben ser practicadas por un equipo multidisciplinario. El proceso diagnóstico debe llevarlo a cabo el psiquiatra o psicólogo y suele durar de tres a seis meses. La psicoterapia, si es precisa, llevará otros seis meses. La valoración endocrinológica y el tratamiento hormonal suelen requerir de 1.5 a dos años previos a la cirugía de reasignación de sexo, con controles cada tresmeses durante el primer año, y después cada seis meses”.
Luego viene la fase post-cirugía para atender cualquier posible secuela: “Se recomienda realizar controles periódicos de por vida, primero anuales y luego más espaciados. Estos controles sirven para detectar y corregir efectos adversos del tratamiento, así como para el diagnóstico temprano del cáncer de mama o próstata, de la osteoporosis y de la enfermedad cardiovascular o hepática”.
Fines académicos
En el recurso de revisión con número de folio 1772/2016, el ex titular del IJCR reconoce que durante más de una década se estuvieron practicando ahí “un promedio de dos cirugías de este tipo por año”, pese a que no se garantizaba a los pacientes la calidad y seguridad de estas operaciones.
“Es importante señalar que nunca ha existido un programa formal para la reasignación de sexo en el IJCR. Ya que de 2000 a 2013 se llevaron a cabo un total de 28 intervenciones quirúrgicas orientadas al cambio de sexo, las cuales fueron autorizadas única y exclusivamente para fines eminentemente académicos”, se lee.
De éstas, 17 se efectuaron en el gobierno de Emilio González Márquez, de 2007 a febrero de 2013, incluyendo creación de neovagina, feminización facial, mamoplastia de aumento (incremento de senos), mastectomía subcutánea (extirpación de la mama), destrucción local de tejido uretral y reducción de mama, principalmente.
Y de estas últimas, en al menos 9 se realizaron cobros que sumaron 18 mil 400 pesos, pese a que las cirugías con fines de cambio de sexo no están previstas en el Tabulador de Cuotas de Recuperación (“Secretos del quirófano”, 7 de mayo de 2017).
Cirugías de riesgo
Las cirugías de cambio de sexo fueron suspendidas al no cumplir con los lineamientos internacionales exigidos en las intervenciones, reconoció en el acta de hechos con fecha del 14 de febrero del 2017, José Guerrerosantos, en su cargo de titular del IJCR.
“Es de vital importancia destacar que el suscrito Dr. José Guerrerosantos, en mi calidad de director del IJCR (…) establecí en 2014 la necesidad de suspender la realización de procedimientos quirúrgicos para la reasignación de sexo, los cuales eran autorizados como parte de la referida práctica académica”, se lee en el documento.
“Lo anterior por insuficiente competencia del IJCR y con el afán de garantizar la calidad y seguridad de la atención médico-quirúrgica del paciente transexual, al no cumplir con los lineamientos internacionales al respecto”, se agrega.
Lo que se omitió
[table id=102 /]