El día después de la elección apenas comienza. El cierre de la carrera por la Casa Blanca se presentó como una votación cerrada, en la que los ciudadanos que optaron por el sufragio anticipado superaron el número del total de electores que participaron en la elección de 2016.
Con una tendencia en la votación ciudadana que no termina por inclinar la balanza hacia el lado demócrata o republicano, la jornada electoral es acechada por el recuerdo de la elección de hace cuatro años, cuando Hillary Clinton ganó al electorado, pero no logró obtener la victoria ante el Colegio Electoral.
Las tendencias hasta el cierre de esta edición no permiten determinar a un ganador, la diferencia que separa a Biden de Trump es estrecha, mientras que algunos de los votos que se emitieron de forma anticipada serán contabilizados a partir de este miércoles en algunos estados clave como Pensilvania y Georgia.
“Hay una guerra cultural que es la que ha dominado la elección más allá de otros temas como puede ser el COVID-19. Ambas partes entienden las necesidades del país de diferente manera y en el futuro tendremos que ver cómo salimos de esto para reconciliar las diferencias”, opina el analista Octavio Pescador.
Se puede concluir que esta ha sido una jornada atípica y marcada por factores que tomaron mayor fuerza en comparación con otros comicios en la nación, como el activismo de organizaciones de latinos para promover el voto por ambos candidatos.
Por ahora, tanto los estadounidenses como la comunidad internacional deberán ser pacientes para saber si habrá o no un cambio en el liderazgo de la Casa Blanca y las consecuencias que tendrá esto para las relaciones de la potencia económica más grande del mundo.
En tanto, las prioridades se orientan en torno al proceso de transición que se mantiene en vilo ante la posibilidad de que Donald Trump cumpla con sus amenazas de impugnar la elección en caso de que la diferencia entre los candidatos sea mínima y los resultados no le favorezcan.
“Trump no deja de ser presidente hasta el 29 de enero del próximo año y mientras tenga la autoridad jurídica y legal sobre el gobierno va a entrar hasta las últimas consecuencias en una batalla jurídica y legal. Si no gana, lo más probable es que no acuda ni a la toma de posesión de Biden, pero sí se mantiene, será un cambio sin sobresaltos porque no habría cambios en los principales funcionarios”, declara Juan Pablo Galicia, consultor y analista político.
Retos presidenciales después de la elección
El panorama post electoral en Estados Unidos no luce sencillo. Tras una jornada cerrada, tanto los excandidatos como la ciudadanía vivirán un proceso de transición que podría no ser tan terso ante las condiciones de esta atípica elección y a que se verá marcado por un posible repunte de los casos de coronavirus en las próximas semanas, lo cual generaría una posible crisis hacia el cierre de año.
Los especialistas consultados por Reporte Índigo coinciden en que esta elección es un momento crítico en la vida política de Estados Unidos, por ello es que en un primer momento, el resultado de la jornada abre la puerta a que el virtual presidente enfrente el descontento social ante las manifestaciones que pudieran generarse en diversos puntos del país, en donde en meses pasados se han registrado enfrentamientos entre seguidores y detractores de ambos candidatos.
A esto se añaden los desafíos en materia económica por las afectaciones que en el mundo ha generado la emergencia sanitaria por el COVID-19.
El próximo líder de la Casa Blanca tendrá que enfrentar la pérdida de empleos, pero sobre todo, la recuperación de la sociedad ante el alto número de muertes y contagios, situación que marcó las campañas electorales.
Para la investigadora del Tecnológico de Monterrey, el siguiente año se verá el resultado de las acciones que durante la actual administración presidencial se tomaron para enfrentar la emergencia sanitaria, situación que se sumará al clima de hostilidad social.
“2021 es un reto para el gobierno de Estados Unidos, va a ser un primer año difícil y será clave para determinar qué tan positiva fue la decisión que tomaron con su voto en la jornada del 3 de noviembre”, opina la experta.
Las relaciones internacionales también serán un desafío para el presidente estadounidense. Para los gobiernos que tienen una relación más estrecha con el país norteamericano, esta elección da la oportunidad de emprender cambios que permitan enfrentar la recuperación económica a través del intercambio comercial.
“La comunidad internacional está pendiente de lo que ocurre en Estados Unidos porque a partir de esto algunos aliados podrían tener certidumbre, mientras que instituciones internacionales, como la OTAN o la OMS, tendrán más claro si van a contar con el apoyo del país a futuro”, declara Juan Pablo Galicia.