La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha abierto una brecha en las relaciones bilaterales entre México y su vecino del norte, cuyas consecuencias económicas, sociales o migratorias apenas se empiezan a vislumbrar.
En este escenario, México voltea su mirada hacia el sudeste asiático, particularmente a China, que podría convertirse potencialmente en un socio comercial de mayor importancia ante el desgaste de las relaciones con Estados Unidos.
Las áreas de oportunidad de una mayor apertura con el gigante asiático van más allá del plano comercial, pues podría potenciar áreas de cooperación en los rubros de ciencia y tecnología, propiciar el turismo chino a México o atraer inversiones al país.
Expertos entrevistados por Reporte Indigo aseguran que China ya se ha beneficiado del comercio con México en los últimos años, inundando el país con sus productos y también sectores como el minero y el energético, por lo que el momento es propicio para equilibrar la balanza comercial.
“Se tiene que generar una estrategia de largo plazo en donde el objetivo no sea fomentar exclusivamente el comercio. Hay que atraer inversiones estratégicas de China para crear intereses de China en México y poder con ello generar una posibilidad de una balanza un poco más equitativa”, afirma Simón Levy, experto en China.
Actualmente China es el segundo socio comercial más importante para el país solo detrás de Estados Unidos, sin embargo la balanza comercial entre ambas naciones es visiblemente desfavorable para México.
Al cierre de 2015, el volumen de importaciones de productos chinos en México representó 70 mil millones de dólares, por tan solo 4 mil 800 millones de exportaciones mexicanas hacia China, según datos de la Secretaría de Economía.
El déficit comercial con China es de más de 65 mil millones de dólares para México. Las divisas mexicanas que van rumbo al gigante asiático son 14 veces mayores que las que ingresan al país provenientes de China.
Es por ello que uno de los objetivos de una hipotética negociación para fortalecer los lazos con China debería centrarse en la reciprocidad del intercambio comercial para hacer más equitativo el balance.
“Es un momento oportuno para hablar del tema porque no se trata de voltear a ver a los chinos sino más bien se trata de capitalizar lo que ya tenemos allá y de cómo negociar una reciprocidad mayor en la balanza comercial con ellos”, afirma Adrián Guerra, experto en derecho internacional.
Ante la incertidumbre de los vaivenes políticos de la administración de Trump y sus efectos para el intercambio comercial con México, hoy más que nunca luce como una necesidad la diversificación, para erradicar la dependencia de las exportaciones a Estados Unidos, cuyo mercado es el destino de tres cuartas partes de los productos mexicanos de exportación.
Para el senador Francisco Búrquez, las autoridades mexicanas han respondido con tibieza ante la amenaza que representa Donald Trump, y pareciera que necesitarían la aprobación de Estados Unidos para impulsar una mayor apertura comercial con China.
“No veo otra razón para que México no inicie ya urgentemente y responda a invitaciones como la de China. Esto nos serviría simplemente para equilibrar las fuerzas y no estar en manos nada más de Estados Unidos”, asegura.
La actual tensión que vive la relación México-Estados Unidos hace que cualquier esfuerzo pudiera parecer corto, sin embargo, el acercamiento con China es, al día de hoy, una de las opciones más factibles que podría generar una mayor rentabilidad al país.
Área de oportunidad
Históricamente el esquema económico de China, principalmente en el rubro de comercio internacional, se ha caracterizado por ser cerrado no solo con México, sino con otros países, priorizando el mercado interno que durante años fue el motor de su crecimiento.
Sin embargo, con la consolidación de su modelo económico y el giro de su política exterior abre un área de oportunidad para las exportaciones, con una clase media china que ha crecido a pasos agigantados en los últimos años y que requiere productos del exterior.
Es precisamente en este espacio de oportunidad donde México podría beneficiarse de la buena salud con que cuenta la relación bilateral para potenciar las exportaciones hacia China, un mercado en expansión y el país más poblado del mundo.
“Hay un área de oportunidad grande que México podría aprovechar. Creo que sí hay una necesidad real que China pueda tener acceso a este tipo de productos que se fabrican en México”, señala Adrián Guerra.
El experto en derecho internacional considera que la relación con China goza de buena salud, pero que es necesario que el intercambio comercial con el gigante asiático se establezca en condiciones de mayor equidad.
“Tenemos que hacer una negociación efectiva para que haya reciprocidad comercial y permitir una entrada más rápida y más efectiva de los productos mexicanos a China”.
Para el sonorense Francisco Búrquez, la clave de un intercambio comercial más favorable con China es una apertura comercial de gran calado, donde se negocie en igualdad de condiciones la eliminación de restricciones entre ambos países, pues la oportunidad de mercado es inmensa.
“Con más de mil millones de chinos, lo que pueden hacer los productos del campo mexicano, la agroindustria, podemos inundar, podemos encontrar un gran mercado, pero tenemos que pedir a China que quite aranceles y a su vez México quitar los aranceles”.
Búrquez, junto con otros senadores de Acción Nacional, presentaron en diciembre pasado un punto de acuerdo en donde piden a la Secretaría de Economía rediseñar la política comercial a través de tratados de libre comercio con China, India y Brasil.
El legislador asegura que el momento es propicio para diversificar el comercio mexicano y llevarlo a muchas partes del mundo, principalmente a la región Asia-Pacífico, la zona con mayor actividad económica en los últimos años.
“Al ver que Estados Unidos está amenazando con poner restricciones a las exportaciones mexicanas es una oportunidad para replantearnos el modelo económico, un modelo que nos hace dependientes”.
A diferencia de China, que ha mantenido una firme hoja de ruta durante años en materia económica y de política exterior y que hoy está rindiendo sus frutos, la falta de una política a largo plazo en México es un factor que juega en contra del fortalecimiento de la relación.
Como en muchos otros sectores en la política pública, la falta de una planeación a largo plazo en política exterior y comercio internacional ha frenado el potencial de desarrollo, sin embargo, el voltear hacia China y el continente asiático ya dejó de ser un mero gesto diplomático, sino que se ha convertido en una necesidad.
China, necesidad estratégica
Simón Levy, experto en China, afirma que el viraje de la política comercial de Estados Unidos y su impacto en el país, no ha venido acompañado de una estrategia de diversificación de mercados del gobierno mexicano, donde China podría jugar un papel fundamental.
“El primer punto es entender no solamente la importancia de China sino de toda Asia y más que voltear hacia China como una oportunidad hay que hacerlo como una necesidad estratégica. Más que voltear hacia China, debemos de tener muy claro cuál es el papel que China está jugando y va a jugar en los próximos años”, asegura.
Levy defiende que la mejor forma de potenciar una relación de gran calado con China es a través de una estrategia a largo plazo, que no se centre solamente en el intercambio comercial, además de propiciar un esquema de sectores prioritarios, pues en este caso, menos es más.
“El tema con China no es un asunto de comercio, es un asunto de inversión, hay que atraer inversiones estratégicas de China para poder generar una posibilidad de una balanza un poco más equitativa que nunca va a poder ser totalmente equitativa pero sí un poco más inteligente de como está ahora.
“Lo segundo es entrar en un esquema de sectorización, con tiros de precisión, y no con tiros de escopeta, hay que tener muy claro cuáles son los objetivos que se deben de tener con China”.
Para Levy, el gobierno chino ha enviado mensajes de que está interesado en una mayor colaboración y cooperación con México, sin embargo lo ideal para ellos sería negociar con un gobierno firme y con una estrategia de largo alcance.
“Con un gobierno que tenga claridad de rumbo que tenga certeza de hacia dónde caminar y que no esté dando pasos esquizofrénicos o aspavientos de un lado para otro, que eso es lo que de alguna manera impide que se desarrolle con todo potencial la relación”.
El gran exportador
México tiene las condiciones para convertirse en un gran país exportador en el escenario mundial en sectores como el manufacturero, agroindustrial y en productos del campo, asegura en entrevista el senador Francisco Búrquez.
Sin embargo, para alcanzar ese objetivo, afirma el legislador, es urgente, y más aún con la amenaza de Trump, establecer tratados comerciales con China y otros países, en donde se plantee una total apertura del mercado entre las dos partes.
“Como toda amenaza también abre una oportunidad de hacer de México la gran plataforma exportadora mundial y abrir totalmente nuestro mercado con la sola restricción de reciprocidad total con los países que se alcancen acuerdos, pero buscando cero aranceles”.
La propuesta del panista pasa por hacer de México uno de los países más abierto al comercio internacional, dejando de lado el proteccionismo a los productores mexicanos, situación que a su juicio, no traen en realidad ningún beneficio.
“Un país abierto equilibra sus importaciones y sus exportaciones, con unos países tendrá un superávit, con otros países tendrá un déficit, pero al final, al mediano plazo se eliminan las balanzas comerciales”.
De esta forma más que golpear a los productores mexicanos, estos podrían ser beneficiados no solo por la competencia, sino por el hecho de poder contar con insumos de primera calidad, asimismo pide confiar en la calidad del producto mexicano.
“Lo que va a ocurrir es que los empresarios mexicanos se van a convertir en los mejores del mundo porque van a tener los mejores insumos y porque van a estar surtidos con la mejor competencia. La exportación del campo, por ejemplo, puede ser infinitamente mayor que el temor a ciertos productos de importación”.