El turismo se contagió de Covid-19. La crisis del coronavirus puso en cuarentena a un sector que genera ingresos anuales por aproximadamente 8.8 billones de dólares y emplea a 319 millones de personas en todo el mundo.
Sin embargo, la pandemia pasará el mayor costo a quienes mueven a esta industria y son indispensables para que todos los destinos atraigan a millones de visitantes: taxistas, comerciantes, meseros, recepcionistas y guías turísticos, entre otros.
Mientras los países se aíslan para evitar un mayor contagio, la fuerza laboral que atiende a los viajeros espera conseguir lo mínimo para subsistir durante los siguientes meses.
Y a pesar de que este golpe a la salud financiera dejará secuelas importantes, el giro turístico confía en que se recuperará, aunque sus participantes desconocen cómo y cuándo, así como la magnitud del impacto.
En México, las cadenas hoteleras de gran extensión reportan mínimos en su ocupación de habitaciones, en tanto que la capacidad productiva se redujo entre un 50 y 60 por ciento en las últimas semanas, de acuerdo con cifras de distintas asociaciones del sector del turismo.
El escenario es complicado para los grandes jugadores del mercado, pero la falta de flujo de turistas en el país también afecta a los pequeños y medianos negocios, pues de ellos dependen miles de familias.
Tal es el caso de José Sánchez de la Peña, propietario de Renacer de la Sierra, un conjunto de 11 cabañas ubicadas en la zona boscosa de Arteaga, Coahuila.
Su villa de hospedaje se encuentra entre diversas ciudades del norte del país como Monterrey (Nuevo León) y Monclova, Torreón y Saltillo (Coahuila) de las que provienen la mayoría de sus clientes. El fin de semana pasado José decidió cerrar de manera temporal el destino turístico que le da sustento a su familia y a la de sus cuatro trabajadores.
“El cierre que hicimos fue voluntario. No podemos arriesgar a los empleados y a los clientes. Entonces estoy negando el servicio”, comenta.
Del negocio de José dependen otros cuatro empleados que lo ayudan a brindar los servicios para los huéspedes. Asegura que, pese a la poca afluencia de clientes, sus salarios estarán a salvo, aunque por la cuarentena estima que se perderá una de las temporadas más altas de ocupación en sus cabañas, la Semana Santa que se celebrará a inicios de abril.
El año pasado, este periodo vacacional dejó una derrama económica a nivel nacional por el orden de los 6 mil millones de pesos, con una ocupación hotelera promedio de 96 por ciento, según la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles (AMHM).
Por ahora, la esperanza de Sánchez de la Peña es que la emergencia sanitaria concluya en el verano, para poder recuperar parte de lo que ya ve perdido.
“Dependemos de los ingresos de Semana Santa, Navidad y Año Nuevo. El verano está repartido en un mes y medio, pero esas fechas son las que nos dan ingresos para aguantar en las temporadas bajas”, agrega José.
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“Estamos olvidados”
El turismo tiene una de las mayores aportaciones al Producto Interno Bruto (PIB) de México. Al cierre de 2018, el sector aportó más de 1,941 mil millones de pesos, de acuerdo con los últimos datos disponible en el Inegi.
No obstante, los pequeños y medianos negocios, que son los que abonan el mayor porcentaje de los ingresos, se quedan relegados por diversos motivos.
Andrés Morgan, presidente de la Unión de Guías de Turismo Acreditados de la República, comparte que desde hace varios días no deja de recibir mensajes de sus colegas que están en alerta por la caída en el mercado del turismo del país.
El guía de turistas comenta que gran parte de los servicios que otorga son a través de las agencias o empresas grandes que lo subcontratan, mismas que también resienten la crisis por el aislamiento social.
Con respecto a si recibe algún beneficio por parte del gobierno, menciona que la única autoridad que respondió positivamente fue Sectur de la Ciudad de México, la cual contempla darles un recurso mínimo a los guías para que puedan soportar la falta de trabajo por la emergencia.
Además del apoyo económico, el trabajador considera que su sector requiere la observación de las autoridades de salud locales y federales, ya que antes de que se dieran a conocer los primeros casos de contagio por Covid-19 en México, muchos guías mantuvieron contacto con personas extranjeras, provenientes de países donde se confirmaron miles de casos.
Morgan es uno de los casi siete mil guías registrados en la Secretaría de Turismo (Sectur) dedicados a dar recorridos e información a visitantes extranjeros y nacionales en zonas arqueológicas de toda la República. Y afirma que para la actividad que realiza las cancelaciones ocasionadas por el nuevo coronavirus iniciaron desde el mes de febrero.
Los guías de turistas en México se enfrentan a diversos obstáculos. Al respecto, Andrés menciona que la mayoría de sus compañeros trabajan de manera independiente y por esa razón no cuentan con prestaciones como seguridad social o fondos de retiro, situación que se agravará con la actual pandemia.
“Nadie va a tener trabajo en semanas o meses. No estamos contentos porque nosotros, al ser independientes, no tenemos algo que nos ayude”.
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Negocios que dependen del turismo en la incertidumbre
Las pequeñas y medianas empresas (pymes) enfocadas al turismo serán algunas de las más afectados ante las medidas para evitar la propagación del Covid-19.
El sector empresarial del país sugirió al Gobierno federal implementar la suspensión del pago de impuestos, dar prórrogas o disminuirlos, con el propósito de aminorar el impacto que ocasionó la baja en la operatividad de las empresas derivado de la cuarentena impuesta en miles de centros de trabajo.
Durante su conferencia matutina de ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que se otorgarán créditos con tasas muy bajas o sin interés a un millón de pequeños negocios.
Andrés Morgan asegura que el apoyo federal será importante si es que el aislamiento se extiende más meses de lo previsto, aunque espera que no sean solo los magnos negocios los que se beneficien.
“Tenemos un sentimiento enorme de orfandad porque todas las políticas van en torno a las empresas grandes, nuestra relación no deja de ser independiente de ellas. Todo el mundo le pone atención a las grandes agencias y otros receptores y no a nosotros que no somos asalariados”, comenta.
Huasteca desierta
La Huasteca Potosina, región que vivía un auge de visitantes en los últimos años, luce vacía en la actualidad.
La Secretaría de Turismo de San Luis Potosí decretó que todos los parajes turísticos del estado suspendieran sus servicios por completo a partir del viernes 20 de marzo hasta nuevo aviso.
“Se cayó por completo lo que teníamos previsto. Hubo una buena afluencia en el puente, pero a raíz de toda la información surgida en redes, muchísima gente está cancelando para Semana Santa”, expone Carlos Solares Sánchez, vicepresidente de la Asociación de Hoteles y Moteles Región Huasteca.
Destinos como la Cascada de Tamul, el Sótano de las Golondrinas, Puente de Dios o Xilitla se mantienen cerrados al público como medida para contener la propagación del coronavirus.
Solares Sánchez asegura que negocios hoteleros en esa región decidieron trabajar con la mitad de su personal habitual, esperando que pronto puedan abrir sus puertas y ofrecer hospedaje a los turistas.
Con el cúmulo de cancelaciones que registran los hoteles y moteles de la Huasteca, el vicepresidente de la asociación establece que perderán en promedio un 50 por ciento de sus ingresos anuales.
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Confianza en el futuro
Aunque los millones de empleos dependientes del turismo que se perderán no se recuperarán fácilmente, el turismo en México saldrá adelante.
Entre las principales fortalezas del sector destacan que el país se encuentra dentro del top 10 de las naciones más visitadas en el mundo y que más aportan al Producto Interno Bruto (PIB) nacional, de acuerdo con el Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC).
Esta no es la primera crisis que atraviesan los participantes de la industria.
En 2019, la Concanaco estimó que la pandemia de la gripe AH1N1 ocasionó un impacto negativo en la venta de productos y en la prestación de servicios de los giros turísticos que ascendió a 12 mil 645 millones de pesos, equivalentes al 0.7 por ciento del PIB que aportaron a la economía nacional.
La cancelación y aplazamientos de eventos como ferias, exposiciones, congresos y convenciones se calculó en un quebranto de 480 millones de pesos. Y en la semana que inició la contingencia por el virus de la influenza humana, la ocupación hotelera en la Ciudad de México se ubicó en 5.0 puntos porcentuales por debajo de lo registrado en las grandes ciudades y aproximadamente 22.0 puntos porcentuales por debajo del total nacional. Caída que representó una pérdida de mil 800 millones de pesos.
Históricamente la demanda de viajeros ha demostrado ser resistente al recuperarse de otras recesiones en el pasado. Hoy, frente a la crisis del Covid-19 se espera que el nivel de los viajes se recupere por completo para el 2023.
Roberto Chami, consultor especializado en transporte turístico y terminales portuarias, se muestra optimista sobre el futuro, aunque reconoce que salir de la crisis no será fácil.
“Los destinos y la infraestructura turística siempre estarán disponibles, pero el flujo de viajeros tardará en recuperarse unos años”, dice el ingeniero.
Apoyo a lo local
Dado que dentro de la industria turística los trabajadores más vulnerables son aquellos que se dedican a ofrecer servicios en hoteles, restaurantes, transporte o quienes venden artesanías en mercados, una de las principales medidas que se está promoviendo desde ahora es que cuando pase la contingencia los mexicanos viajen en el interior de la República con el propósito de reactivar el mercado local.
Entre enero de 2019 y el mismo mes de este año, los turistas nacionales aumentaron 4.3 por ciento, muestran cifras de Sectur.
Stephanie Lewis, cofundadora de la academia de viajeros Trooper, considera arriesgado realizar viajes internacionales durante este año.
“Será arriesgado realizar viajes internacionales en el 2020 por la crisis sanitaria, pero si se controla durante los siguientes dos meses, entonces lo recomendable sería planear un viaje nacional a partir de octubre y que la derrama económica quede dentro de México”.