Turismo para personas con discapacidad: el pendiente de México

El incremento en el número de personas que visitan en Jalisco la playa de Cuastecomates, adaptada hace 2 años para discapacitados, refleja la falta de más lugares incluyentes en un país donde hay 7 millones de mexicanos en esta situación
Luis Herrera Luis Herrera Publicado el
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[kaltura-widget uiconfid=”38728022″ entryid=”1_b2vpmgwq” responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /] El acelerado crecimiento en el número de visitantes a la playa de Cuastecomates, Jalisco, la primera en el Pacífico mexicano adaptada especialmente para recibir a personas con discapacidad, refleja que este grupo social sigue teniendo pocas alternativas a la mano para ejercer su derecho a la recreación.

Esa playa de Cihuatlán, en Costalegre, fue intervenida en un proyecto conjunto de la Federación y del Estado para alojar a turistas con alguna discapacidad. Aunque su inauguración ocurrió el 13 de mayo de 2016, el flujo de visitantes se ha disparado a niveles inéditos para ese destino.

Recientemente el titular de la Secretaría de Turismo de Jalisco, Enrique Ramos Flores, afirmó que los visitantes a Cuastecomates se triplicaron y que la derrama económica creció en una proporción similar, tras habilitar el entorno para facilitar la llegada y esparcimiento de personas con discapacidad.

“Era un pueblo que realmente en el pasado había poca visita (…) anteriormente en el 2014 lo visitaron 24 mil 800 personas; el año pasado, 74 mil, y la estimación que se tiene es que este año se alcancen los 80 mil”, dijo el 16 de agosto pasado.

“La derrama económica pasó de 45 millones de pesos en 2014 a 135 millones de pesos en 2017 (…); pues realmente posiciona a Cuastecomates como un destino relevante dentro del segmento turístico de experiencias médico y para el segmento de personas de la tercera edad -no solamente gente con discapacidades-”.

Las personas con alguna discapacidad no sólo suelen enfrentarse con entornos sin accesibilidad universal durante sus vacaciones, también con gastos elevados, pues según estimaciones de la Secretaría de Turismo federal retomadas por la Comisión Permanente del Congreso federal en junio de 2017, “a un turista con discapacidad le resulta 40 por ciento más caro viajar a un destino debido a sus necesidades de traslados, acceso y hospedaje”.

El flujo de visitantes se ha triplicado en la playa de Cuastecomates desde el 13 de mayo de 2016, cuando fue inaugurada

Además de la intervención física en Cuastecomates para adoptar la accesibilidad universal tanto en el espacio público como en las opciones de alojamiento, el sitio cuenta con servicios médicos y equipamiento especializados para personas con discapacidad, como camastros, sillas andaderas de playa, muletas anfibias para adultos e infantes, camillas de rescate, vehículos especiales para snorkel, salvavidas, señalética en braille y guías podotáctil, según información oficial.

Obligación del Estado

La adaptación de las playas para que puedan ser disfrutadas por personas con alguna discapacidad no es ninguna concesión de las autoridades hacia ese grupo social, sino es una obligación que el Estado ha contraído ante el concierto internacional de naciones y que se encuentra también prevista en las leyes nacionales.

Esto lo hizo ver la exsenadora por Jalisco, Verónica Martínez Espinoza, en un punto de acuerdo propuesto ante la Tercera Comisión de Hacienda y Crédito Público, Agricultura y Fomento, Comunicaciones y Obras Públicas de la Comisión Permanente, aprobado el 6 de junio de 2017.

“El artículo 30 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y Protocolo Facultativo, de la cual forma parte México, destaca que los Estados parte se asegurarán ‘que las personas con discapacidad tengan acceso a instalaciones deportivas, recreativas y turísticas’”.

Además de que el artículo 72 de la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad indica que corresponde a la Secretaría de Turismo (Sectur) establecer programas y normas que promuevan el uso y disfrute de los servicios turísticos en condiciones de accesibilidad a las personas con discapacidad.

Pese a ello, Cuastecomates es apenas la segunda playa en el país habilitada integralmente para la atención de ese segmento de la población, luego de la inauguración de la primera en su tipo, en febrero del 2013, en Playa del Carmen, municipio de Solidaridad, en Quintana Roo

De ahí que la exsenadora Martínez Espinoza señalara en ese entonces: “Se requiere el fortalecimiento de estos proyectos en México, así como impulsar la participación de la iniciativa privada, de los gobiernos municipales y estatales para contar en todos los destinos de playa de mar del país con playas incluyentes que permitan cristalizar el derecho y disfrute de estos sitios turísticos a los más de 7 millones de mexicanos con algún tipo de discapacidad”.

¿Qué es una playa incluyente?

Cuenta con servicios médicos y equipamiento especializado para per- sonas con discapacidad, como camastros, sillas andaderas de playa, mu- letas anfibias para adul- tos e infantes, camillas de rescate, vehículos especiales para snorkel, salvavidas, señalética en braille y guías podotáctil

Derechos y derrama

La habilitación de las playas del país para la recepción adecuada de personas con discapacidad es un asunto que concierne tanto al ámbito de los derechos humanos como al del desarrollo económico local.

Desde la primera mirada, ya la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) lo había señalado en su Diagnóstico e Informe Especial sobre la Situación de las Personas con Discapacidad en Jalisco, de junio de 2017:

“Debe garantizarse las condiciones de accesibilidad y diseño universal en los diferentes destinos turísticos y vacacionales, así como en los distintos lugares de esparcimiento y recreación. Haciendo esto puede aspirarse a un óptimo nivel de vida y de desarrollo integral, es por ello que la accesibilidad es fundamental para instaurar una verdadera cultura de respeto a la dignidad y a la autonomía de la población con discapacidad”.

Al mismo tiempo, garantizar este derecho a las personas con discapacidad tiene implicaciones económicas positivas, pues como lo señaló en su momento la Comisión Permanente en aquel dictamen de 2017: “el viajero con discapacidad es un segmento de turismo cuyo potencial puede detonar un mayor desarrollo y promoción a nivel nacional e internacional de nuestro país, en particular las playas del territorio nacional como un destino accesible para cualquier persona, sin importar algún impedimento físico que pudiera evitar visitarlas”.

Con ese dictamen la Comisión exhortó a la Sectur federal, y a los gobiernos estatales y municipales a crear toda una red de playas incluyentes.

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