Un año… y lo que falta
Los grupos de autodefensa son la nueva insurgencia de una administración priista.
El movimiento zapatista surgió hace 20 años en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y sigue vivo. Festejaron su vigésimo aniversario a pesar de que las cosas no han cambiado por completo.
En la actual administración estos nuevos grupos cumplen un año y todo indica que se están afianzando. Y de ser así, podrían llegar a cumplir muchos años más, de la misma forma en que también cumplen años los motivos por los que se formaron.
Armando Estrop
Los grupos de autodefensa son la nueva insurgencia de una administración priista.
El movimiento zapatista surgió hace 20 años en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y sigue vivo. Festejaron su vigésimo aniversario a pesar de que las cosas no han cambiado por completo.
En la actual administración estos nuevos grupos cumplen un año y todo indica que se están afianzando. Y de ser así, podrían llegar a cumplir muchos años más, de la misma forma en que también cumplen años los motivos por los que se formaron.
Este fin de semana en Ayutla de los Libres, Guerrero, uno de los primeros municipios en donde inició este movimiento celebraron su existencia y adelantaron que van por más.
Poco ha hecho el Gobierno Federal para controlar esta expresión de los ciudadanos que hartos de que las autoridades estuvieran coludidas con las bandas del crimen organizado, decidieron actuar por cuenta propia.
El fin de semana, la llamada Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) celebró el Primer Aniversario del Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana.
El programa comprendió actividades el fin de semana con actividades artísticas y ponencias sobre el movimiento.
Se dividió en cuatro temas: proyecto comunitario, seguridad y justicia ciudadana, derecho a la consulta y derechos sociales. Para el encuentro se repartieron invitaciones por todos los municipios de la Costa Chica en las que se advertía que esperaban la presencia de al menos 15 mil participantes.
Fue un acto pacífico, pero que conlleva que el malestar heredado por el gobierno de Felipe Calderón a la gestión de Enrique Peña Nieto sigue vivo, latente y puede en cualquier momento estallar.
Los grupos de autodefensa se dieron a conocer a mediados de enero del 2013. Fue precisamente en Ayutla en donde se vieron a los primeros hombres encapuchados y con armas proclamar defensa propia.
De ahí fueron surgiendo en otros municipios y otros estados y fue en Michoacán donde tomaron más fuerza, principalmente por la rivalidad con el grupo delictivo Los Caballeros Templarios.
Hace un año en Guerrero pretendieron hacer un juicio colectivo y amenazaron incluso con que podría aplicar la pena de muerte. Causó conmoción, decenas de medios de comunicación nacionales e internacionales acudieron al evento.
Tras una improvisada negociación de última hora el gobierno estatal logró que recularan en su intento por hacer justicia al estilo Fuenteovejuna.
A pesar de las críticas y de lo peligroso y molesto que se ha hecho para los ciudadanos de Guerrero y Michoacán la presencia de estos grupos, ni los gobiernos estatales ni el federal han implementado un plan para evitarlos.
Por el contrario, tanto en Guerrero como en Michoacán los enfrentamientos y abusos por parte de los grupos delincuenciales siguen. En Guerrero en el Municipio de Tuxpan irrumpieron en un penal y en Michoacán en el mes de diciembre se dio a conocer una entrevista para un canal norteamericano de Servando Gómez “La Tuta”.
La organización y forma en que se están desempeñando es un ejemplo de cómo estos grupos de autodefensa están dispuestos a sobrevivir más allá de un año o de la coyuntura.
Si las autoridades siguen sin hacer nada estas nuevas policías comunitarias serán las encargadas de prevenir el delito y aplicar la Ley. Es un fenómeno nunca antes visto en México y que se nota que poco a poco se va afianzando.