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Un barril sin ‘fondos’

En la próximas semanas el Gobierno Federal se jugará el futuro de las finanzas públicas del país con la presentación del Paquete Económico 2016.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público trabaja en la presentación de un presupuesto base cero con el que espera realizar grandes recortes al gasto público para hacer frente, sobre todo, a la caída de los precios petroleros.

0.8%
del PIB es el recorte equivalente que se prevé para el siguiente año
A principios de julio, Hacienda adelantó una parte del proyecto que presentará en septiembre en el que se prevé ya la reducción de 304 a 99 programas federales
En los primeros seis meses de 2015, el Gobierno gastó más que en 2014 con la excusa de ser un año electoral

En la próximas semanas el Gobierno Federal se jugará el futuro de las finanzas públicas del país con la presentación del Paquete Económico 2016.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público trabaja en la presentación de un presupuesto base cero con el que espera realizar grandes recortes al gasto público para hacer frente, sobre todo, a la caída de los precios petroleros.

Desde mediados del año pasado, el precio del barril de Mezcla Mexicana ha perdido más de la mitad de su valor, que actualmente ronda los 40 dólares. El Gobierno había pronosticado que el barril de petróleo promediaría los 55 dólares el siguiente año, pero sólo aseguró un precio de 49 dólares con la contratación de coberturas de la semana pasada.

Y a pesar de que se han realizado esfuerzos por reducir la dependencia petrolera, todavía una tercera parte del presupuesto depende de la venta de crudo.

Ante la caída de ingresos, Hacienda aplicará una nueva metodología para realizar el presupuesto que consiste en revisar todos los programas de gasto y eliminar los redundantes e ineficientes.

El problema es que hasta el momento el Gobierno no ha sido capaz de reducir el gasto público. No sólo eso, si no que en los primeros seis meses del año gastó incluso más que el año pasado con la excusa de que el 2015 es un año electoral y era necesario.

Al mismo tiempo, Hacienda previno hace dos semanas que el recorte al gasto del siguiente año (que se esperaba fuera de 0.8 por ciento) tendrá que ser todavía mayor. En otras palabras, el Gobierno aumenta de manera el gasto y los recortes al mismo tiempo.

El 8 de septiembre será un día decisivo para México donde conoceremos si los políticos son capaces de hacer una reestructura integral del presupuesto y dejar las bases para unas finanzas sanas o, del mismo modo que con la fallida reforma fiscal, se quedará sólo con las buenas intenciones.

La presión petrolera

Desde mediados del 2014 a la fecha, el barril de Mezcla Mexicana perdió alrededor del 60 por ciento de su valor. En los últimos dos sexenios, el crudo mexicano se cotizó en promedio casi en los 100 dólares, pero actualmente se le dificulta superar los 40 dólares.

Este fenómeno se debe a que existe una gran abundancia de petróleo en el mundo en un momento en el que la demanda se vio afectada por la desaceleración económica de varios países.

La gran cantidad de crudo en los mercados proviene, sobre todo, de Estados Unidos que experimentó una revolución energética con la explotación de yacimientos shale en los últimos años. Este nuevo método para extraer petróleo y gas permitió que los estadounidenses aumentaran su producción a un nivel que no veían desde la década de los 70.

Al verse amenazados con la nueva competencia, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió iniciar una guerra de precios aumentando su producción de crudo para inundar el mercado.

La decisión, que fue tomada casi en su totalidad por Arabia Saudita, líder de la OPEP, pretendía sacar del mercado a los productores de shale que tienen costos más elevados y necesitan un elevado precio del petróleo para ser rentables.

Sin embargo, a casi un año de su implementación la mayoría de los analistas concuerdan con que la estrategia no funcionó. Los productores de shale siguen en el negocio y el precio del crudo sigue cayendo.

Las circunstancias obligaron a Hacienda a modificar sus pronósticos de precios petroleros. A principios de año vaticinó que el barril de Mezcla Mexicana promediaría los 55 dólares durante el 2016. No obstante, la semana pasada contrató el seguro de coberturas petroleras del siguiente año a un precio de 49 dólares el barril.

No será hasta que se presente el Paquete Económico 2016 cuando se dé a conocer el precio del petróleo en el que se basará el próximo presupuesto federal.

Vienen los recortes

Debido al pacto que realizó Hacienda cuando se aprobó la Reforma Fiscal, el Ejecutivo Federal se comprometió a no aumentar más los impuestos y, posteriormente, también prometió no contratar más deuda.

En ese sentido, la única opción que le queda al Gobierno es recortar el gasto público. El problema es que esto ha resultado ser mucho más difícil de lo esperado.

El 30 de enero de este año el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, anunció un recorte del gasto por más de 124 mil millones de pesos, lo que representa 2.65 por ciento menos de lo que se tenía anteriormente presupuestado.

Al mismo tiempo, se previno que para el siguiente año se realizaría un recorte equivalente al 0.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) al nuevo presupuesto, lo que equivale 135 mil millones de pesos menos.

Para conseguir lo anterior, se anunció la implementación de una nueva metodología para realizar el presupuesto con base cero que revise a profundidad los diferentes programas de gasto.

Los especialistas apuntan que, si quiere cumplir con el recorte, el Gobierno debe gastar hasta un 9 por ciento menos durante la segunda mitad del año.

Por si fuera poco, el precio del petróleo no se ha recuperado como se esperaba, por lo que algunos economistas afirman que no bastará con el recorte esperado para el año siguiente y que tendrá que ser una cifra más cercana al 2 por ciento del PIB., es decir, más del doble.

La chequera en 2016: nuevo comienzo

Hasta el momento, el Congreso de la Unión aprobaba cada año un presupuesto inercial. Esto significa que ajustaban el gasto de los programas federales, lo que en la mayoría de los casos representa sólo un aumento.

La nueva propuesta de Hacienda pretende revisar todos los rubros para identificar duplicidades y programas que deben ser eliminados. Esto pondrá a prueba la eficiencia del gasto y podría conseguir recortes que no afecten tanto al crecimiento económico.

Pero de acuerdo con analistas, realizar un verdadero presupuesto base cero es un largo proceso que podría tardar entre dos o tres años en implementarse por completo. La misma Secretaría de Hacienda determina este ejercicio como una “Reestructuración del proyecto de Presupuesto de Egresos para 2016 con un enfoque base cero”, es decir, el inicio de una metodología que se pretende vaya avanzando.

El nuevo presupuesto dará prioridad a los programas que se encuentran más ligadas a las metas del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 del Ejecutivo Federal. Pero para conseguirlo el proyecto deberá ser aprobado por la Cámara de Diputados.

A principios de julio, Hacienda adelantó una parte del proyecto que presentará en septiembre en el que se prevé ya la reducción de 304 a 99 programas federales.

El más grande obstáculo para el presupuesto base cero será enfrentarse con los compromisos ineludibles del Gobierno que los analistas afirman representa casi el 77 por ciento de los gastos. No sólo será difícil recortar programas, sino que no existen muchos rubros en los que se pueda pasar la tijera.

Reforma ‘formal’

México es uno de los países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) con la más baja recaudación de impuestos. Sin embargo, el problema del país no es que los impuestos sean bajos, si no que existen muy pocas personas que realmente los pagan.

Durante años, más del 60 por ciento de la población mexicana trabaja en la economía informal. Esto significa que no pagan sus impuestos y tampoco cuentan con seguridad social. A esto se le debe sumar que la mayoría de las grandes empresas y grandes hombres de negocios encuentra una infinidad de lagunas en la ley que les permite pagar lo mínimo de impuestos.

Las personas que han mantenido las finanzas públicas a través de los años son el promedio de trabajadores asalariados que no cuentan con la libertad de administrar sus ingresos frente Hacienda. A los miembros de este grupo se le suele conocer como contribuyentes cautivos.

Para revertir esta tendencia hace falta un reforma integral que simplifique el pago de impuestos y deje poco espacio para los evasores.

La mayor crítica que recibió la Reforma Fiscal de la actual administración fue que se limitó a incrementar los impuestos de los contribuyentes cautivos y no realizó un verdadero esfuerzo de inclusión.

Desde su aprobación hace más de dos años, economistas han acusado a la Reforma Fiscal como el principal culpable de la caída del consumo interno, uno de los principales factores que componen el PIB nacional.

No obstante, la Secretaría de Hacienda consiguió aumentar de manera considerable la recaudación de impuestos, lo que sirvió para aminorar un poco el golpe de la caída de ingresos petroleros.

México ha conseguido disminuir poco a poco su dependencia al petróleo, pero situaciones como las que estamos viviendo ponen de relieve que el problema sigue vigente y que los políticos deben enfrentar el problema de frente. No siempre tendremos coberturas petroleras para salvar los ingresos y los presupuestos base cero también tendrán sus limitaciones.

Los recortes al gasto público causarán una desaceleración económica. A esto se le debe sumar una inevitable alza de tasas de interés que realizará tarde o temprano el Banco de México para proteger al peso de la volatilidad cambiaria.

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