“Me duele mucho que se nos haya adelantado un entrañable y querido amigo: Ignacio Lapuente Rodarte. Lo vamos a recordar con mucho cariño. Mis condolencias a su familia”, expresó el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez a través de su cuenta de twitter, lamentando la muerte de quien fuera presidente del Consejo de Administración del Instituto de Pensiones del Estado (IPEJAL).
La relación entre Alfaro y Lapuente Rodarte se ciñó a los intereses inmobiliarios de ambos personajes, pues el ahora fallecido mantuvo relaciones comerciales con la familia política del actual titular del Ejecutivo estatal a través de Grupo Sandstorm Gam, empresa en donde fungió como director comercial y de negocios, encargada de la vigilancia de los procesos internos y la concesión de medidas de compensación para los desarrollos irregulares en el municipio de Guadalajara.
No tardó mucho tiempo para Lapuente Rodarte fuera presentado como titular de la Contraloría Ciudadana de Guadalajara. La mañana de su nombramiento permaneció cercano a la puerta del salón. Miraba discreto el magno evento que sellaba la llegada de Enrique Alfaro al municipio, el cual gobernó hasta diciembre de 2017 para dedicarse de lleno a la campaña que lo colocaría en la máxima silla de Jalisco.
La fotografía de aquel evento sería un reflejo del actuar del contralor a lo largo de la administración lejos de la figura del alcalde y casi inadvertido. Siempre al margen. Aquel 24 de septiembre del año 2015, Enrique Alfaro presentó a Lapuente como un elemento ciudadano y curtido en la iniciativa privada. Aunque no se ahondó mucho en su historial, debido a los nexos laborales que existían entre él y el excuñado del líder naranja.
Prudencia ante la controversia
Un año antes, el dos de septiembre de 2014, Ignacio Lapuente Rodarte y Gabriel Martínez Ramírez tuvieron una reunión con Reporte Índigo en un café cercano a la glorieta Minerva. El primero fungiendo aún como director comercial y de negocios del Grupo Sandstorm Gam.
En dicha entrevista, ambos trataban de deslindarse del señalamiento de adjudicaciones directas en obras públicas relativas al proyecto Ciudad Creativa Digital, en cuyos montos se había rebasado el tope legal. Gabriel Martínez dijo ser cuñado de Enrique Alfaro, pero que no por ello le había dado beneficios y que tampoco se había visto favorecido en contrataciones durante su administración en Tlajomulco.
Por su parte Lapuente Rodarte, se vio involucrado en la campaña electoral de Enrique Alfaro, estando entre los invitados especiales que asistieron al cierre de campaña que se llevó a cabo en la Plaza Juárez; cercano al templete pero en una zona no visible para el resto de la gente. Adicionalmente, fuentes cercanas al hoy gobernador refieren que el mismo contralor hizo inversiones a la campaña electoral de 2015, cuando Enrique Alfaro “amarró” la alcaldía de Guadalajara.
Es por esto que la actuación del contralor en la administración pública siempre quedó en duda. Lapuente Rodarte había señalado no recibir línea de nadie, al ser cuestionado por su parcialidad en la investigación a Carlos Delgado “El Weren” y el favoritismo a empresas como La Covacha, Eu Zen e Indatcom, luego de las persistentes denuncias y señalamientos por parte de los regidores de oposición, como lo documento Reporte Indigo en 2016.
Tras el escándalo de Hugo Luna –jefe de gabinete otrora municipal y actualmente estatal– referente a un audio en donde presumía su poder y amagaba al presidente de la asociación Mercado Corona Por Siempre, Lapuente declaró que la información era insuficiente para poder abrir una investigación en contra del funcionario.
Reescribiendo el pasado
Los vínculos de Ignacio Lapuente Rodarte con la empresa familiar han quedado ocultos ante el escrutinio público. Al ser nombrado como titular de la Contraloría Ciudadana en 2015, se omitió la mención de su pasado en Grupo Sandstorm Gam, al igual que lo hizo con su declaración 3de3, disponibles en la página web del municipio.
En el apartado en donde se refiere a la participación de direcciones o consejos de administración en empresas durante los últimos años, tampoco aparece información alguna.
La documentación mencionaba que el contralor había tenido participación accionaria en el ramo inmobiliario desde 1996 con la empresa Ginco S.A. de C.V., con un porcentaje de posesión del 30 por ciento y una de antigüedad al 2012 con el uno por ciento de inversión en Lapyco S.A. de C.V.,
Sin embargo, los detalles de dicha información fueron borrados en la actualización de su declaración 3de3 para 2017, pues en la que aparece actualmente no se menciona el nombre de las empresas que sí aparecían en el documento del 2015. En razón de esto se puede deducir que el encargado de llevar a cabo las tareas de transparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción, no cumplió cabalmente con su papel, incluso para consigo mismo.
La declaración 3de3 del contralor, que en el caso del resto de los funcionarios debían pasar por la revisión de su oficina, omitió datos relevantes que ahora lo ligan a la red de empresas que se vieron favorecidas por la administración de Enrique Alfaro.
Las dudas sobre su participación real en el Grupo Sandstorm Gam se disipan cuando, en registros de la agenda del director del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA), fechados en 2013, se puede leer que la tarde del primero de octubre de ese año, Ignacio Lapuente tuvo una reunión ante este organismo y luego obtener contratos.
De este modo al interior de la administración pudo realizarse la red coyuntural a favor de las empresas cercanas a Grupo Sandstorm Gam, sin que hubiera indicios de una investigación por los nexos que ligaban las acciones gubernamentales y la presencia de funcionarios públicos con conflictos de interés evidentes.