Tanto el presidente López Obrador como Luisa María Alcalde, secretaria del Trabajo y Previsión Social, han recalcado que el proceso interno del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) marcará una nueva etapa democrática. Sin embargo, especialistas consultadas por Reporte Índigo difieren al ver las primeras señales del mismo.
La doctora María Xelhuantzi López, profesora de la Universidad Nacional Autónoma de México, observa una fuerte incidencia del Gobierno federal en la elección del STPRM, lo que no marca ninguna diferencia con la historia desde que la expropiación lo volvió un sindicato de empresa y, posteriormente, el “charrazo” de 1948 consolidó la intervención gubernamental en los sindicatos.
“En la elección que se va a dar el 31 de enero, no veo ninguna diferencia. Por más que digan que la reforma laboral, ya hay evidencias a flor de piel. La primera es que, el esquema del voto electrónico que se va a utilizar y ya se ha venido utilizando en algunas secciones, SIRVOLAB, lo diseñó y lo compró la Secretaría del Trabajo”.
Además de que el sistema de votación del sindicato no da garantías de transparencia, la académica certificada en mediación y arbitraje laboral, también destaca la invitación a que los 25 candidatos registrados para la Secretaría General se presenten en la conferencia mañanera de este lunes 24 de enero para dar a conocer sus plataformas.
“Deja muy mal sabor de boca el hecho de que el Presidente haga esta invitación a que hablen en un evento que debe ser puramente sindical. Va a decir que así los trabajadores conocen algunas de las propuestas, tres minutos no alcanzan para decir gran cosa. Queda muy claro que es un acto de legitimación ante la opinión pública”.
En ese mismo sentido, Susana Prieto, diputada federal de Morena y abogada laboral, lamenta que el Gobierno federal desperdició una gran oportunidad de pasar a la historia con la reestructuración del sistema sindical del país, cuestionando tanto este proceso en particular como la implementación de la reforma laboral en general.
“Es un ejemplo doloroso de que el sistema político mexicano no está dispuesto a mover un ápice del sistema sindicalista que sirvió de base para que el PRI se afianzara en el poder. Ahora el sistema sindicalista se ha adaptado, prostituido, igual que el PRI, y en algunos gobiernos es priista, en otros panista y en otros morenista.”
Coincidiendo con Xelhuantzi López en la complejidad de la democratización, recalcando la necesidad de nuevos sindicatos y trabajadores capacitados en sus derechos, Prieto recalca que “la lucha sindical en México es algo mucho más complicado. La secretaria de Trabajo ha quedado mucho a deber. Se aplauden logros que no son logros o logros facciosos”.