Una ciudadana en San Lázaro
Lucía Riojas logró llegar a la Cámara de Diputados promoviendo una manera distinta de hacer política, su motivación principal para participar como legisladora independiente fue la falta de opciones para la ciudadanía
Luz Rangel[kaltura-widget uiconfid=”39952882″ entryid=”0_5kxp1zk0″ responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /]
Los guardias de la Cámara Baja no la dejaban entrar a su lugar de trabajo. Incluso, le pidieron su identificación para comprobar que, efectivamente, era diputada. Lucía Riojas, legisladora sin partido, se define como una persona común que representa a personas comunes.
Es una entre los 500 diputados en San Lázaro: baterista, feminista, activista por la comunidad LGBT, de la que forma parte, y de apenas 30 años. Cambió la vestimenta y el calzado formal por pantalones de mezclilla, tenis y un prendedor de la LXIV Legislatura.
En el Sistema de Información Legislativa resume su trayectoria como consejera de la organización Ahora. No tiene el apellido de una familia política ni forma parte de ningún grupo parlamentario.
“Soy baterista antes que ser comunicóloga, pero sobre todo, soy una mujer, abiertamente lesbiana. Eso me parece que en un país como el que vivimos es ya una posición política. Todo empieza en la defensa de quién soy”, dice.
Estudió comunicación en la Universidad Iberoamericana, escuela que la enorgullece por su actividad en procesos políticos. En esa institución, el ahora expresidente Enrique Peña Nieto se refugió en los baños después de una protesta de los estudiantes, tras presentarse en el auditorio de esta institución durante su campaña. Ahí surgió el movimiento YoSoy132.
“Estuve ahí desde el primer día y se volvió un momento lúcido porque intuí que quería hacer algo. Ahí se definió mi camino hacia un quehacer político colectivo y distinto, mi mayor lección”, recuerda.
Lo personal es político
Piluso es un quinteto formado en la Ciudad de México en el que Lucía participó tocando la batería hasta el 2017, cuando se inclinó por la política. Ambas actividades le apasionan pero también ha encontrado dificultades al realizarlas.
“La sensación que tengo al estar en un escenario se parece muchísimo a la que he tenido al marchar con muchas personas y también a la que he tenido en el pleno defendiendo mis ideas y ver a personas dispuestas a defenderlas conmigo”, asegura.
A pesar de que ya no puede tocar como antes por el tiempo que le demanda ser funcionaria pública, siempre busca darse su tiempo para la música. Lucía no puede existir sin ser baterista.
“Hay muchas similitudes entre la política y tocar la batería, sobre todo, siendo mujer porque te enfrentas a muchos prejuicios, al machismo, a la estigmatización. Lo que más tienen en común está en el lado negativo por la violencia de género, que existe tanto en el escenario como en el Congreso”, lamenta la diputada.
Pese a las desventajas Riojas ha aprendido a hacerles frente. Resistencia es la palabra que lleva tatuada en el brazo, con letras moradas, el color de la lucha feminista.
“El tatuaje me lo hice hace más o menos dos años en Monterrey. Antes de estar allá, aquí hubo una marcha feminista con mi mamá. Es la persona de quien más he aprendido a eso, a resistir”, revela.
Riojas considera que los tatuajes son no nada más una manera de arreglar el propio cuerpo, sino cicatrices decididas que significan distintas experiencias que marcan. Lo personal es político, señala.
Resistencia a Morena
Una mujer joven que decide participar en la vida política del país siempre se encuentra con resistencias. YoSoy132 fue el trampolín. Después vino la iniciativa ciudadana Ahora, que bajo los principios de democracia, libertad, inclusión, equidad y transparencia buscaba un cambio en las elecciones de 2018 y su intención de contender como candidata a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
“Nos preocupaba que no veíamos en las opciones políticas que iban a competir alguien que nos representara de verdad. Buscamos como aliados a distintas fuerzas políticas y se dio con aquellas que aceptaron los términos; pedimos que se abrieran candidaturas para las personas de nuestra organización y dijimos que no íbamos a pertenecer a sus grupos parlamentarios”, resume su adición a la coalición Por México al Frente para hacer campaña.
El triunfo en la capital del país lo obtuvo la morenista Claudia Sheinbaum, gobierno en el que Riojas tiene esperanza para cambiar a la ciudad.
“Veo mucha violencia en las calles, sobre todo, hacia las mujeres. Creo que deberíamos esperar soluciones distintas a las que se nos han ofrecido porque tenemos una mujer jefa de gobierno”, afirma.
En las brigadas para reunir las firmas para la candidatura como jefa de gobierno, Lucía aprendió a escuchar a las personas. Sin esa experiencia, asegura que le sería más difícil ser diputada.
Paulo Diez, Emilio Álvarez Icaza, Carlos Morales y ella eran los tres candidatos de la iniciativa Ahora para ocupar un puesto público; los últimos tres resultaron ganadores. Esta es la primera vez que una asociación tiene representantes en las Cámaras, lo que ha traído complicaciones.
“El Congreso está hecho para los partidos, tanto por el dinero que se les da, como la participación en tribuna, y no para las personas que estamos representadas por personas”, lamenta.
En este segundo periodo ordinario de sesión impulsará en su agenda temas como el matrimonio igualitario, la interrupción legal del embarazo y la participación política de los jóvenes para ciudadanizar la política y el Congreso. Para ello, cuenta con aliados como las emecistas Martha Tagle y Patricia Mercado y Guadalupe Almaguer, del PRD.
“No todas las personas que integran la bancada de Morena son cerradas o tienen tintes autoritarios. Lo que hay que hacer es nunca perder de vista las causas por las que estamos aquí, que no tienen colores, e ir construyendo alianzas”, defiende.
Sin embargo, considera que en el Congreso ha existido simulación en la discusión de temas como la Guardia Nacional y el catálogo de delitos que ameritan prisión preventiva que votó en contra.
“Las formas del partido en el poder no son muy democráticas. Es complicado estar enfrentándote a eso casi todos los días. A la mayoría se le olvidó que alguna vez fue minoría”, sentencia.