La suspensión de clases presenciales que se mantuvo en Jalisco durante la mayor parte del 2021 como medida de prevención ante la pandemia de COVID-19 generó que una de cada cuatro escuelas en Guadalajara terminara vandalizada o robada, de acuerdo con reportes del ayuntamiento.
La Coordinación General de Construcción de Comunidad del Gobierno de Guadalajara, en específico su Dirección de Apoyo a la Niñez, advierten que hubo escuelas tan afectadas que se volvió imposible retornar en ellas a las clases presenciales.
“En el año 2020, al inicio de la pandemia en nuestro país, se suspendieron las clases y labores de manera presencial en los planteles educativos, haciéndolos más vulnerables para ser saqueados y vandalizados, provocando con ello que muchos quedaran disfuncionales e inseguros”, dice el diagnóstico que sustenta el “Programa Escuela Segura”, que será implementado en este 2022.
“El regreso a clases presenciales o semipresenciales ha representado un gran reto para directivos, docentes y padres de familia. Al regresar a sus escuelas, las han encontrado en un estado de deterioro importante, tanto que en algunos casos ha sido imposible regresar a la presencialidad”, agrega.
En otras escuelas de Guadalajara, señala el diagnóstico, los robos fueron tan extremos que literalmente quedaron completamente vacías.
Los sistemas de información y estadística de la Secretaría de Educación Pública del Estado de Jalisco “reportaron 124 escuelas afectadas durante el 2021, destacando las primarias con el 52 por ciento de los casos y los edificios de preescolares con un 31 por ciento de los eventos. El tamaño de la afectación se puede dimensionar, señalando que el 25 por ciento de todos los planteles de educación básica en Guadalajara fueron vandalizados o robados”.
El abandono de las escuelas de Guadalajara
Las estadísticas que genera la Policía de Guadalajara sobre los robos que se cometen en los planteles educativos arrojan en promedio uno de estos delitos por semana.
“Se informa que de enero a septiembre del año 2021 se presentaron 49 eventos de robo ocurridos en 17 planteles escolares, lo que representa poco más de 5 eventos por mes o uno a la semana en promedio”.
Durante esas horas, señala el diagnóstico, las escuelas carecen de algún sistema o estrategia de custodia: “se cometen (estos delitos) principalmente en las noches, los fines de semana y en periodos vacacionales, momentos en los que justo los planteles escolares se encuentran sin personal que los custodie, ya que la Secretaría de Educación no cuenta con veladores o esquemas de protección que les brinde protección”.
Carencias presupuestales
Ante el mal estado en que quedaron las escuelas tras las fases más intensas de la pandemia (la presencialidad total se retomó hasta el 16 de noviembre de 2021), las comunidades escolares “tienen dos opciones” para avanzar en su reparación; una involucra al ayuntamiento, pero este carece de los recursos suficientes para atender todas las necesidades:
“La primera es recurrir a la Secretaría de Educación para solicitar su intervención debido a la gravedad de la afectación, estos casos refieren robo del total del cableado, instalaciones hidrosanitarias o planteles en los que las condiciones de la infraestructura representa un riesgo para la integridad de alumnos, alumnas y docentes”.
La segunda opción consiste en recurrir a las autoridades municipales o a las aportaciones de padres de familia para sufragar los gastos de mantenimiento o reparaciones menores como pintura, arreglo de sanitarios, reparaciones menores de electricidad, limpieza y poda de árboles. En este caso, ni el presupuesto municipal ni las aportaciones son suficientes para atender las necesidades de más de los casi 500 planteles de educación básica.
Para complejizar aún más el panorama, el diagnóstico advierte que la cancelación de las clases presenciales causó que las escuelas dejaran de generar recursos propios para su mantenimiento: “con la suspensión de clases presenciales se afectaron las dos fuentes de ingresos que tiene un centro escolar, por un lado las aportaciones voluntarias de padres de familia, y por otro lado el cierre de los Centros de Atención y Servicios (cooperativas…). Lo cual ha hecho muy difícil que las escuelas recuperen su operatividad, seguridad y dignidad”.
Escuela Segura
El “Programa Escuela Segura” que se implementa en Guadalajara con 2.5 millones de pesos, para el cual se hizo este diagnóstico, se enfoca en los planteles con “mayor incidencia de robo y vandalismo” para equiparlos con videovigilancia y así monitorearlos desde el CS de la Policía; además, se les instalan sensores de movimiento y alarmas sonoras.
También se establecen mecanismos de coordinación entre las comunidades educativas y la Unidad de Prevención Escolar para ofrecer respuesta inmediata a los incidentes que se presenten o reporten, así como una estrategia de participación de los padres y madres de familia y la comunidad vecinal del plantel.