Cuando hay miedo, las sociedades están dispuestas a renunciar a sus libertades para recuperar la seguridad. Hoy en México reina el temor en la Guerra contra el narco; hoy el miedo le hace guerra a la democracia y a los derechos
Esta reflexión es del académico Pedro Salazar Ugarte, autor del libro “Crítica de la Mano Dura. Cómo enfrentar la violencia sin preservar nuestras libertades”; libro que analiza las tentaciones y los peligros que acorralan a una sociedad inmersa en una crisis.
Este problema, según explicó Salazar Ugarte en Entrevista con Reporte Índigo, se agudiza por las acciones que ha emprendido el Estado para combatir a la delincuencia organizada
Su crítica es a la base de la estrategia mexicana de mano dura que deja a un lado los derechos y la democracia, aprovechándose de la crisis de seguridad.
Es por esto que el autor del libro define esta lucha del gobierno como reaccionaria y bajo la lógica de la excepción, de la emergencia sustentada en el miedo.
Las tácticas del miedo
Entonces, en este escenario, ¿a qué están tentados los mexicanos? A renunciar sus libertades, a permitir un gobierno de sitio, a juzgar sin base en el derecho con tal de arrebatar de regreso esa paz.
Ese el caso del México actual. Un país lleno de miedo causado por la falta de seguridad, de oportunidades y de respeto a los derechos humanos.
Pero, como afirma el investigador de la UNAM, “la promesa de seguridad muchas veces viene acompañada de un endurecimiento estatal, de una reducción de libertades que nos desvían de la democracia constitucional y que, al final tampoco nos traen la seguridad que prometen.”
Para ampliar esto, Salazar cita ejemplos concretos para evidenciar como hoy México funciona bajo una lógica autoritaria en donde se le ha puesto pausa a la Constitución.
La lógica de excepción se expresa cuando: “las encuestan nos dicen que existe un hay porcentaje importante de la población que estaría dispuesta a aceptar la pena de muerte…se vive también cuando el presidente de la república utiliza un lenguaje de guerra.”
Lo anterior resume el eje de libro. Ni las muertes, ni las violaciones de derechos humanos, ni el estado de sitio son compatibles con una sociedad democrática y con un estado constitucional y democrático.
“Al final, la reacción natural instintiva que tenemos todos nosotros frente a los actos criminales nos conduce hacia la venganza y hacia actitudes de violencia irracional.Pero para eso construimos instituciones y procedimientos legales.
“Y esto es un paso civilizatorio, porque si dejamos en las manos de nuestras reacciones naturales la manera en la que vamos a enfrentar al crimen, probablemente lo único que vamos a tener es un espiral de violencia potenciada”, concluye el autor.