Urbanización y desigualdad
Ismael del Toro, el alcalde electo de Guadalajara, promueve una ciudad líder en turismo de negocios pero el colectivo Caracol Urbano advierte de las consecuencias negativas del despojo y la modernización
Jonathan ÁvilaEste mes el Ayuntamiento de Guadalajara difundió un suplemento para dar a conocer sus 3 años de logros, como se titula el documento que el gobierno ha distribuido, y entre los que se cuentan obras en el oriente de la ciudad tales como unidades deportivas, parques y áreas verdes.
El gobierno también presume la instalación de corredores comerciales, la sustitución de las tradicionales calandrias y el ordenamiento del ambulantaje en favor de los turistas.
“El gobierno municipal de Guadalajara realizó un rescate del primer cuadro de la ciudad, por medio de un reacomodo y regularización del comercio. Además de buscar devolver una mejor imagen para los turistas y la ciudadanía en general, el rescate se hizo con el fin de lograr que los comerciantes no invadieran los pasos peatonales y no entorpecieran el libre tránsito”, se lee en el suplemento.
El discurso de la administración saliente coincide con el del nuevo alcalde, Ismael del Toro Castro, cuyo lema de campaña fue “Guadalajara. La ciudad”. Su objetivo es hacer un gobierno de vanguardia en la metrópoli a través de la tecnología, el turismo de negocios y la inversión comercial.
Pero en Guadalajara no todos están a favor de estas políticas públicas. Lirba Cano Alarcón, integrante del colectivo Caracol urbano, advierte en entrevista con Reporte Índigo sobre su la desigualdad que pueden ocasionar.
“Estos proyectos urbanísticos van a generar más pobreza y más desigualdades porque a dónde va a ir toda esa gente que va a ser despojada de los barrios céntricos. ¿Qué ha pasado con el comercio ambulante que estaba aquí en el centro?, ¿dónde están trabajando?”, se pregunta Cano Alarcón.
El colectivo tiene interés en los cambios urbanos que han vivido el centro de la ciudad, donde tiene su sede el espacio comunitario Cuerpos parlantes, a unas calles del barrio tradicional llamado Santuario.
En esta plaza del centro de la ciudad se reunían vendedores de comida y personas de la tercera edad tomaban clases de danzón hasta que comenzaron las obras por la construcción de la estación Santuario para la Línea Tres del Tren Ligero.
“Nos tocó ver cómo iban cerrando cortinas, se iban yendo. Esto va quedando desolado, aumentó la inseguridad, cercaron la Plaza del Santuario, que nos parecía un espacio bastante importante de convivencia social, barrial, muy viva”, comenta la representante de Caracol Urbano.
Para Lirba Cano, proyectos como la Línea Tres del Tren Ligero, la Ciudad Creativa Digital, el nuevo andador en Avenida Alcalde –la principal avenida del centro de la ciudad que ahora será peatonal– y el nuevo Mercado Corona, no representan una mejora para la ciudad.
Las propuestas de Ismael del Toro contemplan alianzas entre hoteles, centros de convenciones y restaurantes y el apoyo a empresarios del sector turístico para el desarrollo de negocios.
El colectivo Caracol Urbano reclama que la remodelación del Parque Morelos, donde anteriormente se había querido instalar a las Villas Panamericanas, implicó remover a los comerciantes de la zona.
Lirba Cano apunta que proyectos inmobiliarios como los que se instalaron en el Parque Morelos y las construcciones por la Ciudad Creativa Digital son ejemplos de promoción de vivienda para nuevos consumidores que, por el nivel de vida ofrecido, impactarán en la tradición popular de los barrios aledaños.
“Para nosotros, el proyecto de Ciudad Creativa Digital era más bien un proyecto inmobiliario promovido por constructoras, y es lo que está pasando. Las torres que acaba de construir van a ser vivienda. Lo que ellos mismos nos explican es que estas viviendas fueron construidas y pensadas para ‘millenial’, o sea para gente joven, que tiene un estrato social alto”, apunta Lirba Cano.
Con el despoblamiento de esta zona de la ciudad, el crecimiento comercial y la proliferación de fraccionamientos en las periferias de la metrópoli, se creó una nueva imagen del mismo centro.
Esto generó cambios en el uso del suelo y su precio, que fue a la baja y de eso se benefició la industria inmobiliaria para comprar terrenos a bajo costo e impulsar nueva vivienda, la cual no será accesible, explica la activista.
“No les interesa que la ciudad realmente sea una ciudad donde se pueda disfrutar, se pueda tener una calidad de vida para la mayoría de las personas. Lo que les interesa es el negocio de unos cuantos”, concluye Lirba Cano.