Urgen un millón de árboles a Monterrey
Los espacios de área verde en Monterrey son escasos y están por debajo de los mínimos estándares de forestación establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El déficit es de 1 millón de árboles y requeriría de 25 espacios parecidos al Parque Fundidora para alcanzar las cifras mínimas de nueve metros cuadrados de área verde por persona, claro que distribuido equitativamente.
Es un caos ambiental y no se ve la respuesta la autoridad o de la ciudadanía.
Mayra González
Los espacios de área verde en Monterrey son escasos y están por debajo de los mínimos estándares de forestación establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El déficit es de 1 millón de árboles y requeriría de 25 espacios parecidos al Parque Fundidora para alcanzar las cifras mínimas de nueve metros cuadrados de área verde por persona, claro que distribuido equitativamente.
Es un caos ambiental y no se ve la respuesta la autoridad o de la ciudadanía.
Y si Monterrey no tiene las áreas verdes suficientes, el resto de los problemas, como la contaminación del aire y de los ríos, no pueden ser resueltos.
La cadena, el ciclo ambiental de Monterrey está roto. Porque cada proceso de solución a la contaminación depende uno del otro.
Esto, sin considerar el costo social que se produce a corto plazo por la falta de espacios saludables para ejercitarse y por las enfermedades respiratorias de la población.
El ecologista Guillermo Martínez Berlanga, dirigente del Comité Ecológico Pro Bienestar, calcula el déficit de árboles en 1 millón.
“Tenemos un déficit de 1 millón de árboles en la zona metropolitana.
“Ellos (las autoridades) reconocen que es de mil 700 hectáreas, pero nosotros como ecologistas creemos que es de 3 mil 500 hectáreas”, explica Martínez Berlanga, “esta ciudad se está quedando sin defensas naturales”.
Según datos de la agrupación Reforestación Extrema, el déficit equivaldría a 25 espacios parecidos al Parque Fundidora, donde actualmente el Estado construye más estacionamientos en donde había áreas verdes.
“Si nosotros tomamos en cuenta la superficie arborizada del Parque Fundidora, la zona Metropolitana de la ciudad de Monterrey debería tener alrededor de unos 25 Parques Fundidoras.
“Estamos hablando de que se necesitarían 2 mil 500 hectáreas”, dice Cosijoopii Montero, presidente de Reforestación Extrema.
“Y te insisto, esto solamente se va a poder lograr en la medida que la cultura del árbol sea adquirida a través de un problema de agenda pública.
“La gente tiene que conocer sobre árboles, tiene que conocer sobre las estrategias, técnicas de plantado y de mantenimiento”.
Si bien las cifras entre organizaciones varían en cantidad, todas apuntan a la urgente necesidad de crear nuevas áreas verdes en la ciudad, pero no se está haciendo nada para remediar el déficit, sino al contrario.
Su pulmón ecológico no basta para una ciudad de 4.6 millones de personas que exige de más zonas verdes.
Segundo lugar en contaminantes
El doctor Gerardo Mejía, director del Sistema Integral de Monitoreo Ambiental SIMA, afirma que Nuevo León ocupa el segundo lugar nacional, con la mayor cantidad de partículas de menos de 10 micrones de diámetro (PM10), suspendidas en el aire.
Dichas partículas son capaces de penetrar directamente en las vías respiratorias, ocasionando problemas en los pulmones al no poder ser disueltas en los alvéolos.
“Depende del contaminante. En ozono somos una ciudad realmente baja comparada con Guadalajara, Ciudad de México, Tijuana.
“Pero en partículas si estamos muy mal, por la zona donde estamos que hay mucho desarrollo urbano, se urbanizan 4 hectáreas al día, es una ciudad de rápido crecimiento. Nos ubican en segundo lugar en partículas suspendidas en el país”.
La tendencia en los últimos 20 años sobre la norma de ozono y partículas suspendidas (PM10) ha ido ascendiendo de forma continua.
Lo que confirma un deterioro significativo en la calidad del aire conforme avanza el crecimiento urbano de la ciudad.
“En los últimos 30 años hemos crecido cinco veces en extensión territorial y solamente dos veces en población. Entonces ésta forma de crecimiento urbano disperso, incrementa los tiempos de traslado”, explica el Secretario de Desarrollo Sustentable en Nuevo León, Fernando Gutiérrez.
El año pasado, considerado año atípico por las cuestiones meteorológicas de más lluvia, el registro de días expuestos sobre la norma de PM10 se recortó sorprendentemente 69 días y llegó a los 98 días de exposición.
Al actuar la lluvia en tiempo de frío, que es cuando se concentran las PM10 con más cantidad, con efecto de limpia en el aire.
“El año pasado, a diferencia del 2011, tuvimos menos días sobre la norma en términos reales, en partículas y días sobre la norma a nivel general. En 2011 tuvimos 167 días sobre la norma en PM10 y en el 2012 sólo tuvimos 98 días”, explica Fernando Gutiérrez.
Al igual que la lluvia, los árboles representan un elemento natural cuyo proceso limpia el aire.
Pero como en Monterrey el déficit de árboles es de 1 millón, las PM10 que son dañinas y que están suspendidas en la atmósfera, no son recogidas por los árboles.
“Cada área que se pueda cubrir con cubierta vegetal, cada área que se pueda ir ganando es un foco emisor menos en la calidad del aire”, explica Fernando Gutiérrez.
Además la falta de 1 millón de árboles está trayendo también efectos negativos en la temperatura, pues la ciudad día con día se vuelve más caliente.
Lo alarmante, dice Cosijoopii Montero, son las condiciones ambientales y geográficas de Monterrey.
“Tenemos una incidencia solar muy alta, tenemos altas temperaturas.
“La realidad es que Monterrey y su área metropolitana ha crecido urbanamente mal, provoca que la ciudad tenga registrando tres grados por encima de su media histórica”, afirma el presidente de Reforestación Extrema.
El mayor desafío para Monterrey, el polo industrial de México, son los proyectos de arborización, porque todos se encuentran en planos, proyectos e ideas sin concretar, pero no hay programas específicos de reforestación.
La Macroplaza, El paseo Santa Lucía, el Río la Silla, el Obispado, las entre calles y el terreno de 30 hectáreas ubicado en San Bernabé, son algunos de los espacios que se están considerando para maximizar las áreas verdes.
Así que si Monterrey se quiere mantener a la vanguardia debe aspirar de un al árbol y no al pavimento.
Por lo pronto los munícipes se han comprometido en “Alcalde ¿Cómo vamos?” a sembrar tres árboles por habitante en espacios públicos y áreas verdes del municipio.
El pasado sábado 26 de enero, Reforestación Extrema, Vértebra y Ccinlac, entre otras asociaciones, se reunieron afuera del Parque Fundidora para manifestarse en contra del proyecto urbanista de los dos estacionamientos y el museo del béisbol en el área verde del Parque Fundidora.
A la reunión asistieron alrededor de 150 personas, entre ellos niños y jóvenes universitarios, quienes plantaron un total de 23 árboles como acción para reflexionar.
Y sierra de Picachos tendrá una pedrera
Los recursos ecológicos que son uno de los escudos naturales más grandes de Nuevo León, como La Sierra Picachos, son amenazados por la explotación mineral de la pedrera Matrimar.
En total son 75 mil 852.55 hectáreas de sierra que está en peligro.
La Asociación Ecológica de la Sierra Picachos y habitantes del Municipio de Higueras denunciaron que Matrimar ya cuenta con autorización de la Semarnat para el cambio de uso de suelo y explotar la extracción mineral en la zona.
Lo único que le falta a la empresa pedrera para comenzar a funcionar es el permiso de operación que otorga el Gobierno del Estado.
Violeta Montemayor, presidenta de La Asociación Ecológica de la Sierra Picachos, dijo que aún sin el permiso la empresa ya comenzó a mover la tierra y a formar brechas.
“Ponle que todavía no están instalados en sí. Pero están haciendo desmontes, están haciendo cercas. Aún sin permiso, o sea fuera de la ley lo están haciendo”, explica Violeta.
Y es que la instalación de la pedrera puede tener un impacto de 10 kilómetros de nube en contaminación atmosférica, más la pérdida de la flora y fauna.
“El polvo que sería de la detonación se esparce en más de 10 kilómetros a la redonda”, explicó la presidenta de la Asociación Ecológica de la Sierra Picachos.
“Aparte de eso, la vegetación, o sea este polvo se instala en las hojas de los árboles y de las plantas. Y les impide respirar al igual que a nosotros.
“Por otro lado, como este polvo cubrirá todas las plantas, los animales tampoco se podrían alimentar como normalmente lo hacen”.
La Asociación ya presentó una denuncia popular contra el responsable del desequilibrio ecológico del área, ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente PROFEPA.
Lo grave es que aún sin instalarse con los permisos adecuados, Matrimar ya abrió una brecha que va de la carretera hacia el lugar de explotación.