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En sus marcas, listos: cerco.
Ese es el mensaje de Andrés Manuel López Obrador a la muchedumbre que se asolea en el zócalo capitalino en un domingo en el que el frío cedió.
Como votación escolar -a mano alzada- el excandidato presidencial y líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) pide que se rodeen las Cámaras del Congreso para evitar la aprobación de la reforma energética.
Pero en las dos Cámaras ya hay vallas metálicas para protegerse de los inconformes.
Cuando se les de la señal irán a rodear las estructuras de metal que ya desde este fin de semana esperan su llegada. Vaya valla.
Aun así, cuando ya van tarde, López Obrador todavía tiene poder de convocatoria.
Sus fieles no lo dejan sólo. Si bien el zócalo estaba lleno ayer domingo, no estaba a reventar como en otras convocatorias. El agosto iniciando diciembre lo hicieron como siempre los vendedores.
Larga la espera para que hable el líder y largo el discurso para decirles lo que ya ha venido diciendo: la reforma energética es un robo. Un pacto que hizo el presidente de la República con extranjeros para entregar el petróleo.
“Es un negocio de 120 mil millones de dólares al año. Pero deben de saber que ese negocio no es de Peña Nieto ni de sus aliados o socios extranjeros. ¡Ese negocio es del pueblo y es de la Nación!”.
La valla humana a las Cámaras del Congreso la encabezará el mismo Andrés Manuel. Y eso le encanta a la gente. Se lo aplauden, le gritan con el puño en alto.
“Cercos en el Senado primero en cuanto comience el trámite de dictaminar la reforma energética. Atentos a un llamado. Ese llamado lo haremos cuando ya sepamos que van a iniciar la dictaminación.
“Hagamos el compromiso de estar todos presentes, obviamente me incluyo, ahí voy a estar todo el tiempo que sea necesario. ¿Hacemos el compromiso de estar todos presentes? A ver, que levanten la mano los que van a estar”.
El gentío levanta la mano y grita: “Obrador, Obrador, Obrador”.
Los primeros que deberán estar en las Cámaras serán los simpatizantes del Distrito Federal y del Estado de México. Después esperarán la llegada de contingentes de todo el país, fue la instrucción.
Con su acento tabasqueño anuncia que hoy mismo enviará una carta a los empresarios de este País para que conozcan qué perderán económicamente si se aprueba la reforma.
Y aunque muchos esperaban que López Obrador lanzara un guiño para lograr con el PRD una plataforma más fuerte, este mensaje nunca llegó.
El templete está lleno. Los senadores del PRD y Movimiento Ciudadano, Alejandro Encinas y Layda Sansores; la experta en materia energética, Claudia Sheinbaum y la plana mayor del Partido del Trabajo.
Para que sea buen mitin tienen que hablar muchos y mucho.
El turno es para el líder nacional de Morena, Martí Batres. Habla al mismo tiempo que repican las campanas de Catedral.
De pronto se cae el sistema de sonido. Por ahí se ve estoico al expriista Manuel Bartlet. Es una simple falla en el micrófono. El sistema solo se calló unos segundos.
El experredista hoy Moreno puede terminar su perorata.
La maestra de ceremonias, Jesusa Rodríguez, anuncia la ausencia de la recién galardonada con el Premio Cervantes de Literatura, Elena Poniatowska. Explica que no está entre ellos pero mandó una carta.
Antes de que se mencione su nombre entre la multitud surge un grito:
“¡Oronosky! ¡Vamos Laurita!, dice con mucha seguridad y nada de precisión uno de los asistentes. El mismo que celebra con otro nombre a la escritora confunde el Senado con las instalaciones de la Secretaría de Gobernación.
Cuando López Obrador les recuerda que la lucha será pacífica el hombre de más de 60 años grita: “ni madres, de una vez con rifles, es lo que hizo Zapata”.
La gente está alegre, parece comprometida en realidad. Festeja y aplaude las palabras de su líder.
La piñata de la fiesta es el presidente Enrique Peña Nieto. Los palos y mentadas son para él.
Las odas y aplausos para el que llaman “presidente líder del pueblo”; ese que informa, instruye y ordena. Sin que nadie se niegue.
Tras mitin, detienen a 16
La secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México detuvo a 16 personas por alterar el orden público y causar temor colectivo durante las manifestaciones del domingo.
Seis de los arrestados son menores de edad.
Los presentados ante el Juez Cívico de la delegación Miguel Hidalgo son acusadas de sabotaje, vandalizar inmobiliario urbano, edificios y estaciones del Metro, robar comercios, así como de dañar las instalaciones de Televisa Chapultepec y un Vips.
Los vándalos incluso prendieron fuego a la reja de una entrada de la estación del metro Isabel La Católica.
Las autoridades capitalinas informaron que tras la manifestación realizada en el Zócalo, bloques anarquistas se integraron a la marcha para alterar el orden.
A pesar de que 4 mil 706 unidades policíacas, incluyendo escuadrones de rescate, médicos y dos helicópteros fueron desplegadas para vigilar y restablecer el orden en el centro de la Capital, la eficiencia del operativo fue cuestionada porque nadie detuvo a los vándalos cuando salieron del Zócalo con dirección a Televisa.