El Verde al mejor postor
Desde su fundación el Verde Ecologista ha sobrevivido de alianzas, por lo que después de los malos resultados obtenidos el 1 de julio, ya se encuentran en busca de nuevos aliados que les permita mantenerse con vida
Carlos SalazarEl Partido Verde Ecologista de México es otra de las víctimas colaterales tras el reacomodo de las fuerzas políticas derivado de las elecciones del pasado domingo 1 de julio.
Conservando el registro apenas por un punto porcentual gracias al 4 por ciento obtenido en la votación nacional de Senadores y Diputados, el Verde podría seguir un camino distinto al PRI, partido con el que ha ido de la mano -con altas y bajas- durante los últimos 15 años.
Ahora, siguiendo la ‘estrategia’ que lo ha caracterizado desde su fundación, el Verde ofrece al mejor postor el escaso capital político que le queda tras el último proceso electoral, para intentar mantener cierta influencia en el sacudido tablero de la política nacional.
Aliado del Partido Revolucionario Institucional en los últimos años, al verde también le cobró factura el desprestigio tricolor durante el último sexenio y el ascenso meteórico de Morena, nuevo partido hegemónico en el país.
La debacle electoral de los candidatos impulsados por la alianza entre el PRI, Partido Verde y Nueva Alianza en la elección presidencial y de los candidatos a gobernadores, a legisladores federales y otros cargos en los estados y municipios que presentó cada partido podría acelerar la ruptura del Partido Verde con sus antiguos aliados priistas.
Sin un proyecto político sólido, con apenas presencia nacional y una fuerza visiblemente disminuida, el Verde está en el ‘mercado’ político en busca de una alianza que le permita sobrevivir.
Fundado en 1986, aún antes de obtener el registro como partido político en 1988, como movimientos se unió al Frente Democrático Nacional para apoyar la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas a la Presidencia. Esa sería su primer ‘alianza’.
En los años 90 empieza a ganar cierta notoriedad como partido político a nivel nacional, pero no es sino hasta el año 2000 que irrumpe con fuerza en el escenario político a raíz de su alianza electoral con el PAN y la victoria de Vicente Fox en la elección presidencial.
Pero cuando esa alianza ya no le fue conveniente a sus intereses abandonó al PAN y corrió a los brazos del PRI, con quien desde entonces se ha mantenido en una alianza más o menos estable.
Más que afinidad política, el PVEM pone por delante el pragmatismo, lo que más convenga a sus intereses y por supuesto, aquellos pactos que le permitan sobrevivir como partido y seguir recibiendo financiamiento público.
Se podría decir incluso que previendo el derrumbe priista, la alianza para este proceso electoral fue parcial. Solamente fueron ligados en la elección presidencial y en las gubernaturas de Yucatán y Veracruz.
En lo demás el Verde fue solo. También hay que recordar el rompimiento frontal de ambos partidos en Chiapas, entre sospechas de que el partido del Tucán operó para Morena.
El Verde está visiblemente disminuido. Con apenas el 1.8 por ciento de la votación a Presidente a nivel nacional, superando por poco el 4 por ciento nacional en los sufragios para Diputados Federales y Senadores.
En las elecciones locales tampoco tienen prácticamente nada que festejar, ningún triunfo electoral importante. Perdieron la única gubernatura en sus manos: Chiapas.
¿Qué tiene el Verde que ofrecer al partido que considere convertirlo en su aliado? 5 senadores y 16 diputados, según los datos del PREP. Números que parecen irrelevantes ante la nueva composición legislativa.
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