Iglesia, blanco de ataques

La Iglesia católica no ha quedado exenta de la ola de violencia que vive el país.

La explosión que ocurrió en un inmueble de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) es el hecho más reciente de violencia que ha golpeado a la Iglesia católica, pero no es la más grave.

“México es hasta la fecha, por noveno año consecutivo, el país más peligroso para ejercer el sacerdocio”, acusa el Centro Católico Multimedial en su “Informe parcial de sacerdotes asesinados en México”.

Imelda García Imelda García Publicado el
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Clérigos han sido ultimados en lo que va de este sexenio
El Centro Católico Multimedial reportó que en la mitad del sexenio de Peña Nieto se contabilizaron 520 extorsiones a sacerdotes y religiosos
“México es hasta la fecha, por noveno año consecutivo, el país más peligroso para ejercer el sacerdocio”
Centro Católico Multimedial

La Iglesia católica no ha quedado exenta de la ola de violencia que vive el país.

La explosión que ocurrió en un inmueble de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) es el hecho más reciente de violencia que ha golpeado a la Iglesia católica, pero no es la más grave.

“México es hasta la fecha, por noveno año consecutivo, el país más peligroso para ejercer el sacerdocio”, acusa el Centro Católico Multimedial en su “Informe parcial de sacerdotes asesinados en México”.

De acuerdo con el informe, durante los últimos 26 años se han registrado 60 asesinatos de sacerdotes, dos están desaparecidos y dos más fueron secuestrados, pero se frustró el plagio.

Este año han sido asesinados 3 sacerdotes; además de los que han sobrevivido a ataques directos contra su vida.

Sea desde el púlpito o desde sus órganos de difusión, las autoridades clericales han levantado la voz en varias ocasiones para condenar no solo la violencia, sino la corrupción que ha permeado en toda la sociedad.

Bajo fuego

Aunque la CEM asegura que la explosión de la bomba molotov en la puerta de su Secretaría General no fue un ataque directo contra la Iglesia, ayer un grupo radical se adjudicó el hecho.

Se trata del Comando Feminista Informal de Acción Antiautoritaria, una organización que también se ha adjudicado la colocación de otros aparatos explosivos.

“Después de media noche…. El 25 de julio de 2017 colocamos un artefacto explosivo hecho con dinamita, gas lp y butano en la conferencia del episcopado mexicano, ubicada en Calzada de los Misterios 26, Tepeyac Insurgentes, CDMX.

“Ni Dios ni Amo! Por cada tortura y asesinato en nombre de su Dios! Por cada niÑx ultrajado por los curas pederastas!”, publicó el grupo en la página de internet Contra Info.

Entre otros de los ataques que se han adjudicado están el ataque a una iglesia, en diciembre del 2015; a la empresa Exxon, en la Ciudad de México, en abril de este año; el Instituto de las Mujeres de la capital, en diciembre del 2016; entre otros.

La explosión de la madrugada del martes prendió nuevamente las alertas en la Iglesia católica. La CEM ha instruido a sus presbíteros que aumenten sus medidas de seguridad.

“Obviamente no podemos ser ingenuos como para no preocuparnos. Tenemos que, en cada una de las diócesis, tomar las precauciones debidas”, sostuvo Alfonso Miranda, secretario general de la CEM.

No es para menos. En los últimos años, los ataques contra miembros de la Iglesia católica han crecido a razón de más de 300 por ciento.

En los seis años de la presidencia de Felipe Calderón, fueron asesinados 17 párrocos.

El caso más reciente fue el de Luis López Villa, un sacerdote de 73 años que fue asesinado en su parroquia, en el municipio mexiquense de Nezahualcóyotl.

De 1990 a la fecha, han sido asesinados también un cardenal –Juan Jesús Posadas Ocampo-; 4 sacerdotes; un diácono; cuatro religiosos; nueve laicos; y una periodista de un medio católico, según cifras del Centro Católico Multimedial.

A esto deben sumarse otro tipo de ataques a los que han estado sometidos los representantes del catolicismo en todo el país, como robos o amenazas.

En junio pasado, el sacerdote Antonio Zambrano fue atacado por un hombre con un desarmador y se lo encajó cerca del oído.

En mayo, el padre José Miguel Machorro fue atacado al interior de la Catedral Metropolitana, uno de los recintos más importantes del catolicismo en el país –y también uno de los más vigilados-.

El ataque a Machorro puso en evidencia que el sistema de vigilancia de ese recinto no era el óptimo. El propio vocero de la Arquidiócesis de México, el padre Hugo Valdemar reconoció que las cámaras no funcionan.

Además de estos ataques, los sacerdotes también son víctimas de amenazas y extorsiones. El Centro Católico Multimedial reportó que en la mitad del sexenio de Peña Nieto, se contabilizaron 520 extorsiones a sacerdotes y religiosos.

“A finales del 2015 y después de las muertes de sacerdotes en el 2016, las extorsiones y amenazas se han elevado casi en un 70 por ciento, principalmente en los estados de Veracruz y Michoacán”, sostiene su reporte de violencia contra sacerdotes, del 2016.

Críticas desde el púlpito

Las autoridades eclesiales presentes en el país han criticado en múltiples ocasiones el clima de violencia que ya los ha alcanzado.

La Arquidiócesis de México, liderada por el Cardenal Norberto Rivera, ha sido particularmente crítica sobre el aumento de la violencia y la corrupción en el país.

“Basta pensar en los gobernadores omnipotentes que se han dedicado a saquear el patrimonio de los Estados, fincándose como señores absolutos, mientras que, a la par de sus actos ilegales, los muertos se cuentan por centenas (…).

“En los funcionarios en los distintos órdenes de gobierno que hicieron del cargo la perfecta mina de oro, otorgando beneficios a empresas y amigos para después correr al amparo del fuero constitucional y evitar la acción de la justicia, sospechosos de tropelías, mientras que policías y fuerzas armadas, rebasadas por el crimen, afrontan una guerra en franca desventaja”, criticó en su editorial el semanario Desde la Fe, órgano de difusión de la Arquidiócesis.

Desde la CEM, el organismo que agrupa a todos los obispos del país, el llamado ha sido claro: se debe solucionar el desorden social.

“Este problema gravísimo no se resuelve de fondo construyendo más cárceles, con más policías y mejores armas; ni siquiera con un mayor presupuesto y encarcelando a quienes trasgreden la ley.

“Es imprescindible romper el círculo vicioso: por un lado, partidos políticos, algunas organizaciones y servidores públicos más ocupados en mantener sus intereses o poder, que en servir; por el otro lado, la indiferencia y pasividad de los ciudadanos para participar activamente en la construcción y cuidado del bien común”, publicó la CEM en un comunicado el 2 de julio pasado.

Desde la Iglesia católica se ha criticado también el enriquecimiento de los políticos, la corrupción, la falla en las políticas públicas y hasta las dádivas en las campañas electorales.

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