La doctora Socorro Jiménez, profesora investigadora del Laboratorio de Cerámica de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán, conoció también a Saúl Guerrero por correo electrónico.
De acuerdo con su currículum, recuerda, era la persona “ideal” para trabajar en su laboratorio. Al recomendarlo y emplearlo, se dio cuenta de que todo era una farsa, ya que ni siquiera sabía armar ni limpiar un microscopio.
Además de técnico de laboratorio, el exintegrante del Sistema Nacional de Investigadores fue invitado como docente del curso Arqueología de Centroamérica de la UADY, en donde tampoco cumplió con las necesidades de la clase.
“Se negó a revisar tareas, a asesorar y a sacar de dudas a los estudiantes o a pasar lista argumentando estar confundido y desconcentrado. Los estudiantes se quejaron (en una carta escrita) de sus errores y desorganización. El doctor Saúl también evidenció falta de conocimiento y experiencia en el dominio de lo que escribió en su curriculum”, agrega la entrevistada.
Debido a esta situación, la profesora investigadora solicitó que no se le renovara su contrato para el segundo semestre de este año. Motivo por el cual Guerrero denunció a la doctora Socorro Jiménez ante el Comité de Ética de su institución.
A la fecha, el proceso sigue abierto y tanto la UADY como el sindicato de profesores le han dado la espalda a la investigadora.
En el proceso de no renovación de contrato a Saúl Guerrero, la doctora Socorro Jiménez pidió sus referencias a colegas que trabajaron con él en la SAS.
En un correo electrónico, una fuente que prefirió el anonimato, reveló que la SAS no le renovó contrato a Saúl Guerrero por no cumplir con los trabajos asignados y por no saber trabajar en equipo.
La decisión se tomó pese a que en primera instancia, presuntamente el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, abogó por él.
Además de las denuncias laborales, Saúl Guerrero fue denunciado por Elena, quien en ese entonces fue su becaria y padeció de violencia emocional y por otra colaboradora de la SAS, Maru, quien fue golpeada por el doctor en arqueología.
“Dejó afectaciones serias en la psique de esta chica. Te puedo decir que el diagnóstico es de perverso… Pero aún más, otra colaboradora con la que estuvo en relación al mismo tiempo que con la becaria, resultó golpeada por Saúl en un pleito amoroso a puños (…) La relación es algo personal pero las dos eran colaboradoras de la SAS, en ese sentido me incumbe mencionarlo. Por mi parte yo no lo puedo recomendar para ningún trabajo”, escribió la fuente.