La ola generalizada de violencia que se vive en el país, manifiesta en las cifras oficiales de 85 mil 258 homicidios en lo que va del actual sexenio, con corte al 30 de julio del 2017, tiene otras consecuencias: el secuestro de la población infantil, que también es afectada por homicidios, comisión de delitos graves y encarcelamientos.
“Las muertes de adolescentes de 15 a 19 años de edad por homicidio representan más del 8 por ciento del total de muertes por homicidio en el país”, revelan datos emitidos por la organización internacional Save The Children, en su informe “Las y los Adolescentes que México ha Olvidado”, emitido en 2016.
Especialistas en criminología estiman que las condiciones dadas en las prisiones mexicanas, son las suficientes para que el periodo de reclusión sea considerado una verdadera “escuela del crimen”.
Una buena parte de los adolescentes que están en reclusión atravesaron por experiencias difíciles y dolorosas que les han producido daños importantes y que ellos, a su vez, han replicado en los demás, reconoce la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en su informe especial “Adolescentes: Vulnerabilidad y Violencia”.
Sumado a las causas de vulnerabilidad social y familiar en la que se encuentran la mayoría de los adolescentes en México, se considera que la ola de violencia de la Guerra contra el narco ha empujado a miles de niños y jóvenes a ser parte actuante del conflicto, y en consecuencia sus víctimas.
Datos aportados por fuentes de la Procuraduría General de la República (PGR) revelan que en la mayoría de los cárteles de las drogas, a la fecha, se registra el fenómeno de reclutamiento de menores, que hacen funciones de auxilio en el trasiego de drogas e hidrocarburos robados, así como labores de vigilancia, información y hasta ejecución de delitos de alto impacto, como homicidio, secuestro y extorsión.
Los cárteles que reconoce la PGR reclutan entre sus filas a adolescentes y a veces hasta niños son La Familia Michoacana, Los Zetas, Los Caballeros Templarios y el Cártel del Golfo, así como organizaciones criminales locales como Los Rojos y Los Ardillos, en Guerrero; los H3 o la Tercera Hermandad en Michoacán y La Línea en Chihuahua.
Save The Children señala que el número de muertes de adolescentes por homicidio es superior en la población masculina, estableciendo que sólo en el periodo del 2013 al 2015, el 84 por ciento de los menores asesinados -en confrontaciones armadas o por ejecución- fueron varones, en tanto que el 16 por ciento correspondió a mujeres.
En una muestra estadística de la CNDH se establece que el 35 por ciento de los adolescentes en prisión reconoció haber cometido delitos como parte de una agrupación de la delincuencia organizada, en tanto que el 34 por ciento de esa muestra se encuentra procesado por el delito de homicidio, el 24 por ciento por robo con violencia, y el 13 por ciento por secuestro.
Sector vulnerable
Los adolescentes es el sector colateral más vulnerable de la Guerra contra el narco, pues a la fecha las estadísticas dicen que:
>> 3,761
Menores han sido encarcelados, acusados de delitos graves
>> 6,322
Menores se encuentran en calidad de desaparecidos
>> 84
Por ciento de los adolescentes asesinados son hombres, de acuerdo a la organización Save The Children
>> 16
Por ciento de los menores asesinados fueron mujeres
La importancia del seno familiar
La causa de vulnerabilidad que reconoce la CNDH en los adolescentes es, mayormente, propiciada dentro del seno familiar.
Entre esos motivos está la condición marital de los padres, pues el 62 por ciento de la muestra encuestada por la CNDH entre adolescentes recluidos refirió que sus padres estaban separados. El 22 por ciento dijo no haber conocido nunca a su padre y el 5 por ciento dijo lo mismo, pero en relación a su madre.
Otro factor que reconoce la CNDH que facilita que sean absorbidos por los grupos del narcotráfico, es la situación de violencia que la mayoría de ellos vivieron en el seno de sus familias antes de la comisión de los delitos que los mantienen presos.
De los encuestados por la CNDH, el 40 por ciento dijo haber sufrido maltratos físicos frecuentes, el 34 por ciento vivió maltratos e insultos, el 12 por ciento aseguró haber sufrido abuso sexual, y el 24 por ciento señaló que su padre fue quien más daño les causó.
También se agregan otras razones familiares, como la que el 57 por ciento de los encuestados refirió al señalar que con las personas que vivían consumían alcohol de manera frecuente, en tanto que el 30 por ciento dijo que las personas con las que vivían consumían drogas habitualmente.
‘Los halconcitos’
En las cifras estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) se establece que en lo que va del año ya son 14 mil 190 los homicidios dolosos que se han registrado en el país, pero lo que no indican es que en al menos el 3 por ciento de esos homicidios están relacionados, como víctimas u homicidas, niños de entre 12 a 17 años de edad.
De acuerdo a fuentes de la PGR, en por lo menos 516 homicidios por ejecución de los que se han registrado del 1 de enero al 30 de julio del 2017, se encuentran involucrados de alguna forma personas de menos de 18 años, en donde 306 víctimas tienen entre 15 a 17 años de edad, y en por lo menos 210 asesinatos intervinieron niños con un rango de edad entre los 12 a los 18 años.
De las 306 víctimas que la PGR reconoce como niños, a la mayoría de ellos se les atribuye la función de “halconcitos” (informantes de los movimientos de las fuerzas federales y de otros grupos delincuenciales) dentro de algunas organizaciones dedicadas al narcotráfico y a la venta ilícita de hidrocarburos robados.
El número de “halconcitos” y presuntos integrantes de los cárteles de las drogas que han sido abatidos en este año, el 70 por ciento fueron asesinados en el 2016, cuando se registró un total de 438 adolescentes ultimados por otros grupos delincuenciales o abatidos por las fuerzas federales de seguridad.
Sin acceso a la justicia
No sólo es la violencia de la Guerra Contra el Narco y la cooptación de los grupos delincuenciales los que han cercado a la adolescencia en México. También la autoridad federal se ha olvidado de ese sector cuando de impartición de justicia se trata, al no disponer de órganos judiciales suficientes para sancionar a los menores infractores involucrados en delitos de alto impacto.
“El Estado no ha hecho su parte para garantizar un pleno acceso a la justicia de los menores infractores, lo que por un lado a muchos de ellos los deja en la indefensión y a otros no los sanciona conforme a la legislación vigente”, opina el maestro especialista en el nuevo sistema de justicia penal, Luis Carlos Sainz.
El principal abandono que ha propiciado el Gobierno federal, dice, es que éste no ha cumplido con la instalación de juzgados federales para la atención de delitos cometidos por adolescentes, lo que permite que muchos de los infractores queden impunes y en libertad para seguir cometiendo delitos y otros más sean recluidos en prisiones fuera de su demarcación domiciliaria, lo que tampoco es acorde a la justicia.
Recordó que a la fecha sólo operan juzgados federales para ventilar los delitos de alto impacto cometidos por menores en la Ciudad de México, lo que hace que los que cometen ilícitos, como narcotráfico o delincuencia organizada, tengan que ser procesados fuera de sus entidades, agravando más su situación de judicialización.
La falta de juzgados federales juveniles en la mayoría de los estados, explica Luis Carlos Sainz, la autoridad local opta por lo más sencillo a fin de evitar disponer de recursos, trámites y traslados: les deja en libertad, lo que hace que crezca la violencia en ese sector poblacional.
Homicidios que preocupan
A nivel internacional México ocupa el quinto lugar en cuanto a número de homicidios de adolescentes, sólo después de Nigeria, Brasil, India y República del Congo, reconoce la CNDH.
“La evidencia indica que este patrón de violencia letal es en parte atribuible a las actividades ilícitas de grupos delictivos organizados, la presencia de pandillas callejeras y la accesibilidad que se tiene a las armas de fuego”, establece.
Se estima que siete de cada 10 homicidios de adolescentes que ocurren en nuestro país, en jóvenes de entre 15 y 17 años, son por arma de fuego, esto como producto de la gran cantidad de armas pequeñas y ligeras que circulan.
Las mujeres adolescentes, aunque gustan menos de las armas, registran una incidencia de dos por cada 30 homicidios.
Los asesinatos de mujeres adolescentes en México registran una variante: sus homicidios no sólo están relacionados con la actividad de grupos delincuenciales del narcotráfico, también están vinculados a la violencia de género y la trata de personas, delitos que han repuntado en lo que va de este año, en relación a los últimos tres, refieren fuentes de la PGR.