Una mujer se vuelve feminista por su propia historia. Así sucedió con Marluzvi Molina, de 33 años de edad, quien vivió distintas violencias.
“Quise gritar por alguien más porque no tenía voz para gritar por mí”, menciona en un video en el que se grabó, mucho antes de su denuncia formal.
El 20 de noviembre de 2021 por la mañana rompió el silencio ante la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León. Desde un Centro de Justicia para las Mujeres (Cejum), su denuncia fue videograbada.
“Se subió encima de mi para empezar a ahorcarme con una mano”, dice el documento donde narró los hechos del 14 de noviembre de dicho año.
Marluzvi regresaba de Aguascalientes, de un viaje familiar. Por WhatsApp su pareja le dijo que no iría a recogerla a la estación de autobuses.
“No voy a poder ir, me mandaron a cateo”, se lee en un mensaje que recibió a las 22:28.
Ese fue el motivo por el cual empezaron a discutir ella y la k9 (seguridad con perros policías) de 35 años de edad cuando Molina ya había llegado a casa, en el municipio de Guadalupe. Ambas vivían juntas en unión libre desde hace tres años.
“Estaba tomada y empezamos a discutir porque no fue a recogerme a la central de autobuses y me empezó a intentar abrazar con fuerza y yo me zafé y me fui a la sala, entonces le dije a que me dejara y escuché que me dijo ‘vete a la verga, yo sé cómo pegar, yo sé que no me va a pasar nada, no va a importar lo que hagas nadie te va a creer y yo conozco a todos los de Guadalupe’”, menciona la denuncia.
Marluzvi se comunicó con su hermana; su mejor amiga junto con el esposo de ella fueron a recogerla hasta su casa.
Otra denuncia por violencia sexual
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2016, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revela que a lo largo de su relación actual o última 43.9 por ciento de las mujeres de 15 años y más han experimentado violencias por parte de su actual o última pareja. Sin embargo, especifica que se trata de su esposo o novio.
La visibilización de las violencias de pareja suele centrarse únicamente en las relaciones heterosexuales. No hay datos específicos sobre esta problemática en el caso de las mujeres que pertenecen a las disidencias sexuales.
La Endireh añade que de las mujeres que sufrieron violencia por parte de su pareja actual o última 5.6 por ciento solicitó apoyo y denunció. En el caso de Marluzvi Molina además de la denuncia por agresiones físicas hay otra en el ámbito sexual.
El documento con fecha del 23 de noviembre de 2021 menciona que la noche del 14 de octubre de 2019 una pareja de amigos heterosexuales quería tener relaciones sexuales con “Camaney”, como apodan a su agresora, y Marluzvi, quien se negó desde un inicio. Subieron a la habitación a pesar del rechazo de ella.
“Empecé a llorar, se dieron cuenta que suspiré y ellos se detuvieron, me preguntaron que si estaba bien, me dijeron que si no quería, no. Les dije: ‘es que desde el principio no quise, se los dije’ (…) Yo estaba en shock, me quería ir a mi casa, me pasaron mi ropa y me empecé a vestir; se vistieron ellos”, narra Marluzvi en la denuncia.
El documento refiere que esta no fue la primera vez en la que Molina fue abusada sexualmente y violada por “Camaney”. Otro episodio ocurrió en la Semana Santa de 2019, cuando la también jugadora de fútbol americano introdujo sus dedos en su vagina sin consentimiento.
Las violencias en Guadalupe
Desde el 18 de noviembre de 2016, Guadalupe se convirtió en uno de los cinco municipios metropolitanos que cuenta con declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) en Nuevo León. Fue ahí donde Marluzvi Molina fue agredida por su pareja lésbica, la primera que presentó a su familia, las dos veces por las que denunció.
Antes hubo otros episodios de violencias. Por ejemplo, una vez “Camaney” le dijo a Marluzvi que tomar terapia era una pérdida de tiempo y de dinero; en otra ocasión rompió la puerta del cuarto porque ella no la quería dejar pasar; y hubo un episodio en el que le gritó frente a su familia que le sirviera de comer.
“Se ponía celosa de que platicara con otras personas, mucho más de mis amistades. Era de mandarle fotos de donde estaba, porque según ella quería verme. Yo ya tenía cierto conocimiento de estas ideas feministas y dije que tal vez tanto ella como yo no nos dábamos cuenta, pero empezaba ese tipo de manipulación”, sostiene.
La Fiscalía General de Justicia del Estado de Nuevo León reporta 18 delitos de abuso sexual, nueve equiparables a violación, y 14 de violación, entre enero y febrero de 2022. La actualización más reciente fue el 16 de marzo.
Las violencias hacia Molina no han terminado a pesar de que se resguardó de “Camaney”. Su abogada la llamó “para llegar a un acuerdo” y sin tener ninguna orden o citatorio, agentes ministeriales la han vigilado en el domicilio que registró en sus denuncias. Su expareja se desempeñaba como tal en el municipio de Guadalupe.
“Mi miedo es a la corrupción que yo misma observé y que ella abuse de su poder (como lo ha hecho en todos estos años y anteriores) y no se haga justicia. Ese puesto le da todo: ella tiene armas, habilidades, contactos”, lamenta.