[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_wbogecdi” responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] Veracruz, Chiapas y Tabasco son auténticos polvorines. Los ciudadanos de las 3 entidades acudirán a las urnas el 1 de julio para elegir a sus nuevos gobernadores en un ambiente tenso.
Tras años de rezago económico y social, los políticos que asuman el poder, tendrán ante sí un enorme reto, que de seguir la tendencia poco podrán hacer para cambiar sus rumbos, entonces ¿la gente votará para seguir igual? esa es la gran incógnita que se abre y cuya respuesta podría ser un sí.
Con riqueza natural, con puertos, con numerosas poblaciones y con conocimiento de lo que es la alternancia en el poder, pese a todos esos factores, las tres entidades continúan sumidas en los números rojos.
Acostumbradas a los conflictos, Veracruz, Chiapas y Tabasco podrían cambiar de partido político en el poder tras el día clave electoral, aunque las garantías de un avance son casi nulas e inciertas sea quien sea el que llegue al mando.
Los temores de que se repitan los mismos errores de antaño surgen de nuevo, es ahí donde se cuestiona el por qué de la disparidad del progreso entre las entidades del país.
En los rubros de crecimiento económico, de informalidad laboral y de productividad; de pobreza y de deuda pública, los tres estados salen mal parados, y no sólo hay una alerta porque no crecieron con sus actuales gobiernos, sino porque incluso decrecieron.
Chiapas hoy es gobernado por Manuel Velasco Coello, quien llegó al poder en el 2012 respaldado por el Partido Verde Ecologista de México, del cual es militante y con el que hizo historia al convertirse en el primer mandatario estatal de ese partido, en esa ocasión iba acompañado en la boleta del PRI y Nueva Alianza.
Veracruz es gobernado por Miguel Ángel Yunes Linares, un expriista que llegó al poder en el 2016 para una ‘mini’ gubernatura gracias al respaldo de una coalición entre el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, la cual puso fin a décadas de gobiernos priistas.
El actual gobernador de Tabasco es Arturo Núñez Jiménez, un político de extracción perredista que antes tuvo una larga trayectoria priista y que llegó al poder en el 2013 respaldado por el sol azteca, así como por el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano, lo que puso un alto a más de 80 años de administraciones del Partido Revolucionario Institucional en la entidad.
Para Maximiliano García Guzmán, doctor en Ciencias Políticas, las tres entidades comparten características socioeconómicas que se reflejan en su falta de crecimiento económico y desarrollo, además de que tienen una particularidad que es el rezago educativo, lo que desemboca muchas veces en la ignorancia, dos factores que son el caldo de cultivo perfecto para vincularse a uno de los grandes males que es la corrupción.
“Otra de las problemáticas que comparten es el tema de la corrupción, además del rezago en términos de educación y en general de condiciones sociales. Por ello el tema de corrupción que está instalado en las instituciones hace que las dinámicas poblacionales de estos tres estados sean similares”, explica en entrevista con Reporte índigo.
La presencia de la pobreza en estas entidades es muy marcada, lo que la convierte en una cuestión que los partidos políticos saben capitalizar, la transforman en una especie de negocio para conseguir votos, indica el analista.
“Es un círculo vicioso que se reproduce principalmente donde el tema de la corrupción es muy claro cómo ha invadido las diferentes estructuras gubernamentales, hecho que no sólo daña en el ámbito estatal y municipal, sino que a su vez genera rezagos sociales importantes, todo eso se va añadiendo al tema de inestabilidad que se puede ubicar claramente en esos tres estados”, explica el también profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Pese a que son entidades que lograron conseguir la alternancia en sus gobiernos, tal parece que esto no fue un factor que marcara una diferencia en su progreso social y económico, sobre este punto, García Guzmán, considera que Veracruz, Chiapas y Tabasco desperdiciaron una oportunidad histórica de cambio con la llegada de la alternancia al poder, cuestión que califica como movimientos difíciles que sucedan sobre todo en el nivel estatal.
“Todavía existe una estructura de partido y de régimen político muy cerrado donde los gobernadores en un punto eran una especia de virreyes locales, de caciques muy importantes, eso hacía que la competencia electoral fuera prácticamente nula, pero vienen esos procesos de alternancia donde quizá el principal elemento al que pudieron abonar fue a exhibir los errores de los gobiernos anteriores”, indica.
Ante eso el politólogo considera lamentable la oportunidad que se desperdició en las tres entidades, ya que no se generaron nuevas formas de hacer políticas públicas y de tener otros sistemas que dieran resultados en términos de desarrollo social;lo que es aún más lamentable, explica, es que los gobernadores de los nuevos partidos en el poder se adaptaron a las estructuras anteriores, las criticaron en el discurso pero también las utilizaron, como la administración del apoyo electoral por medio de los programas sociales, repitiendo los mismo vicios.
Para el doctor en Ciencias Políticas, los nuevos gobernadores que asuman el cargo tras la elección del 1 de julio, se encontrarán con un panorama muy complejo en Veracruz, Chiapas y Tabasco, los cuales cuentan con rezagos históricos, y eso complicará las nuevas administraciones, ya que no sólo se tienen que atender los problemas inmediatos.
“Un estado subdesarrollado es un estado corrupto, los más corruptos son los menos desarrollados. La corrupción es un tema de dinero y que también cuesta vidas”, concluye.
A Veracruz lo han vuelto pobre
Valeria Moy, directora de “México ¿cómo vamos?”, ve la situación de Veracruz con preocupación, ya que considera que la entidad en sí no es pobre, al contrario, tiene mucho que dar además de que su geografía es muy privilegiada, ya que por mucho tiempo fue la vía de comunicación con Estados Unidos, sin embargo, el problema que detecta ahí son las malas administraciones en los gobiernos recientes, al menos los de los priistas Javier Duarte y Fidel Herrera.
Moy destaca que la actividad empresarial en esa entidad es muy complicada por la extorsión que se da en los trámites para lograr abrir una compañía, del tamaño que sea. Agrega que los gobiernos corruptos sumieron al estado en los números rojos además de que existe muy poco Estado de derecho.
Veracruz por años fue un territorio dominado por los colores del priismo, pero hace dos años, luego de la polémica administración de Javier Duarte, llegó la alternancia al poder en la figura del expriista Miguel Ángel Yunes, quien por medio de una coalición con el PRD y el PAN vencieron en las urnas.
Los datos veracruzanos tampoco son alentadores. En la entidad se tuvo un decrecimiento de -1.3 por ciento en el último año. También su informalidad laboral se ubicó en 61.2 por ciento, así como su deuda estatal ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se mantuvo en 4.9 por ciento, y pese a que bajó en el último año 0.3 puntos porcentuales, aún continúa muy por encima del promedio estatal que es de 3 por ciento.
Chiapas: invertir sin sentido
Para la catedrática del ITAM, Valeria Moy, el caso de Chiapas es muy complejo, ya que en la entidad que por años ha arrastrado problemas sociales, existe un problema central que es que las inversiones no dan frutos porque se hace sin sentido, sin un plan para que se vean resultados.
“Lo que se hace es inversión sin sentido alguno, sin un enfoque de productividad, sin un plan de crecimiento o de desarrollo, se gasta más de lo que se invierte y no se han resuelto conflictos que llevan mucho tiempo”, critica la directora de “México ¿cómo vamos?”.
Además resalta que se trata de un estado clientelar, donde sólo se reciben recursos del Gobierno Federal, pero no se da nada a cambio, no se recaudan impuestos y no se produce. De ahí surge la importancia del análisis de los programas sociales, los cuales no han ayudado en nada para combatir la pobreza.
“Chiapas es el mejor ejemplo de cómo no combatir la pobreza, de cómo no se puede erradicar sólo con programas sociales, ya que eso se hace mediante el crecimiento económico, así de duro, yo no digo que deban desaparecer todos los programas sociales, pero sí se tienen que replantear porque sí se han vuelto en primer lugar paliativos que solucionan el día a día; te dan de comer, por ejemplo, sobreviviste un día pero no te saca de la pobreza”, explica.
La entidad chiapaneca fue por años una zona controlada por el priismo, los conflictos que ahí se han vivido como el surgimiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), hacen de ese lugar una zona atípica socialmente, además tiene en su registro que en el 2000 logró llegar al poder la alternancia en la figura de Pablo Salazar, quien fue respaldado por todos los partidos contra el PRI, actualmente cuentan con el primer gobernador emergido de los colores del Verde Ecologista.
Chiapas ha decrecido económicamente con la actual administración de Manuel Velasco. Según el informe Semáforos Electorales Estatales de “México, ¿cómo vamos?”, la entidad del sur tuvo un promedio de -0.3 por ciento en el sexenio, además de que en 5 años sólo se lograron generar 8 mil empleos, es decir, un promedio de mil 600 por año, lo que lo ubica muy lejos de las metas que debieron alcanzar, según el organismo, que era de 222 mil 500.
Tabasco, víctima de la bonanza petrolera
Lo que ocurrió con Tabasco es preocupante porque fue una entidad que por años se acostumbró a la bonanza petrolera cuando los precios del crudo estaban en niveles muy altos, según explica Valeria Moy; un efecto que ocultaba o disfrazaba las ineficiencias del mercado de ese estado.
Para Moy la crisis llegó al territorio tabasqueño cuando comenzaron a caer los precios del petróleo, ahí se descubrió que la entidad tenía problemas para extraer el crudo además de que sus plataformas eran ineficientes, y lo que pasa es que se quedaron en ese punto que cuando suben los precios ya no importa porque su producción se encuentra por los suelos.
“No estoy diciendo que se tiene que replantear su industria y que se vuelva un estado agrícola, simplemente creo que tiene que usar los recursos que tiene de forma eficiente y suena como a libro de texto pero las ineficiencias están generando una pérdida en la calidad de vida. Es increíble la falta de infraestructura, es un estado petrolero, extraer y transportar el petróleo es terrible, es complicadísimo, no construyen industria paralela a la industria”, concluye.
En los datos Tabasco tampoco sale bien parado. Tuvo un promedio de decrecimiento económico de -3.1 por ciento desde el primer trimestre del 2013 al último del 2017 bajo la gestión de Arturo Núñez. En su informe “México, ¿cómo vamos?”, advirtió que en la entidad no se están generando empleos formales, incluso se están destruyendo.