[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_0kebv1j0″ responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] Las elecciones presidenciales del 1 de julio estarán marcadas por la presencia hoy más que nunca de dos factores que sin duda influirán entre los electores: el voto emocional y la manipulación del voto.
El escándalo de Cambridge Analytica que ayer hizo comparecer por segundo día al dueño de Facebook en el Senado de EU, evidenció cómo desde las redes sociales se puede manipular la opinión de los ciudadanos en elecciones como las de Estados Unidos o en el Brexit.
Además, en los próximos comicios, estará presente el voto emocional.
Pero este tipo de voto también tiene su antítesis: el voto razonado e informado, que según el origen de la democracia sería la manera ideal de ejercer este derecho.
Durante la votación del próximo 1 de julio habrá un protagonista silencioso que se apoderará de las urnas. No es tangible pero estará presente en cada uno de los votos que emitan los mexicanos.
Este protagonista tiene distintas máscaras: miedo, enojo, esperanza y desencanto; pero su origen y nombre es el mismo: voto emocional.
Una psicoanalista social que fue consejera electoral, un estratega de campañas y un abogado especialista en temas electorales hablaron con Reporte Indigo sobre el voto emocional y el voto razonado y concluyeron que durante la campaña electoral, los candidatos utilizan estas emociones para convencer al electorado convirtiéndose en una contienda de sentimientos y no de propuestas.
De esta manera es como las simpatías y apatías son las claves para elegir al candidato, sin embargo, hay otro factor que también se encuentra jugando un papel clave durante este proceso electoral: las redes sociales.
Para el Mtro. Héctor Sánchezbenitez, profesor de la Escuela de Humanidades y Educación del Tecnológico de Monterrey en Toluca, no cabe duda de que hoy en día el medio de comunicación más influyente son las redes sociales, motivo por el cual se han convertido en el canal predilecto de los candidatos para tratar de obtener el apoyo ciudadano de aquellas personas que aún se encuentran indecisas.
“Definitivamente en este momento el canal de comunicación más influyente son las redes sociales, pues con la creación de algoritmos, ahora se puede escoger de manera muy específica a qué sector de la población le llega un mensaje o una propuesta en específico de alguno de los candidatos de acuerdo con sus intereses personales”, explicó.
En México, el sentimiento está a flor de piel, según una encuesta publicada por Parametría en febrero de 2018, el 32 por ciento de los entrevistados tienen un sentimiento de satisfacción a la hora de ir a votar y el 27 por ciento se siente más entusiasmado de cumplir con su derecho a comparación del proceso electoral del 2012.
Los sentimientos negativos son menores, solamente el 5 por ciento de los encuestados se sienten molestos a la hora de emitir su voto y el 12 por ciento se sienten menos entusiasmados en estas elecciones a comparación de las pasadas, lo que significa que el 1 de julio próximo habrán ganas y entusiasmo de acudir a las urnas.
Esta emoción de ejercer el derecho contrasta con la opinión negativa que se tiene de los partidos políticos.
En la encuesta realizada por Geaisa en marzo de este año se comprobó el descontento que hay hacia ellos: el PRI obtuvo un 66 por ciento de opinión negativa, el PRD 61 por ciento, el PAN 56 y Morena 28 por ciento.
Todos los partidos obtuvieron una calificación negativa mayor que la positiva.
Respecto a los candidatos presidenciales la opinión es más positiva que negativa pero sólo por pocos puntos.
Según la encuesta de Varela y Asociados publicada el mes pasado, Ricardo Anaya es quien tiene la opinión mala más alta con el 35 por ciento y Andrés Manuel López Obrador la positiva con el 58 por ciento.
En esa misma encuesta el 35 por ciento de los entrevistados opinó que el político tabasqueño sería el más autoritario.
El ejercicio también reveló que el 43 por ciento de los entrevistados tienen miedo de que José Antonio Meade llegue a la presidencia ya que le iría peor a su familia, contra el 25 por ciento de AMLO y el 16 por ciento de Anaya.
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