Welcome, shale gas
Las voces en México en pro de la reforma energética se aglutinan a favor de la explotación del shale gas.
El informe “Nos cambiaron el mapa: México ante la revolución energética del siglo XXI”, presentado ayer por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), no pudo ser más enfático.
El shale gas necesita ser explotado a gran escala en México, y “Pemex no puede solo”, dijo el director general del IMCO, Juan Pardinas.
Peniley Ramírez
Las voces en México en pro de la reforma energética se aglutinan a favor de la explotación del shale gas.
El informe “Nos cambiaron el mapa: México ante la revolución energética del siglo XXI”, presentado ayer por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), no pudo ser más enfático.
El shale gas necesita ser explotado a gran escala en México, y “Pemex no puede solo”, dijo el director general del IMCO, Juan Pardinas.
Pero pasar del discurso a los hechos no es fácil. Es preciso modificar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, los cuales frenan la inversión privada en las áreas de exploración y explotación de hidrocarburos.
“Cuando les digan que el horno no está para bollos, yo les diría que la situación no está para tibieza. El mayor riesgo para el futuro de México es la falta de ambición histórica”, advirtió Pardinas.
La propuesta del IMCO es aplicar un régimen de concesiones para que las compañías exploten los pozos y paguen a México impuestos y derechos por el uso del subsuelo.
Y esto es, justamente, lo que no quieren los opositores a la reforma, principalmente los partidos de izquierda.
La otra opción, que no sería la ideal según las conclusiones del informe, es que Pemex se asociara con empresas privadas para explotar el shale gas, cuyos primeros pozos se empezaron a explorar a principios de 2010.
El fracaso de la otra reforma
Juan Pardinas, director general del IMCO, dijo que la reforma energética de 2008 fue lo más lejos que pudo en cuanto a la apertura del sector sin hacer cambios constitucionales.
Sin embargo, de acuerdo a los resultados visibles, ha sido un fracaso, aclaró.
Una prueba de ello son las empresas de servicios como las que operan en Chicontepec, cuyos contratos millonarios no han aumentado la productividad de la paraestatal.
El punto esencial del shale, explicó el director del IMCO, es que es necesario perforar muchos pozos debido a su rápida declinación.
Esta nueva forma de negocios, añadió, requiere empresas más pequeñas y eficaces, no “un organismo público-privado con más rasgos de monopolio”, como es Pemex.
Si la paraestatal explotara estos recursos por su cuenta, dice el informe del organismo, le llevaría 30 años extraerlos.
“Nos vamos a quedar con los recursos atrapados en el subsuelo”, precisó Pardinas.
Puso como ejemplo los casos de Corea del Norte y Cuba, que han abierto esquemas de inversión privada para la exploración y explotación de energéticos.
“Cuando la familia coreana y los hermanos Castro tienen algo que enseñarte de cómo funciona la economía de mercado, hay algo de debes revisar”, dijo en tono de broma.
“(México) es el país más cerrado del mundo en el sector energético”, y eso debe cambiar, concluye el documento del IMCO.
Sobre los riesgos ambientales de la explotación del shale gas, Pardinas señaló que no hay evidencias sólidas al respecto.
Visiones optimistas
La apertura de la exploración y explotación de hidrocarburos a capitales privados es un éxito en Noruega, país que ha aplicado el esquema de concesiones que propone el IMCO para México, indicó Juan Pardinas, director del instituto.
Un ejemplo de las virtudes de esta opción es el fondo soberano de pensiones de ese país, que asciende a 737 mil millones de dólares y es el más grande del mundo, recalcó.
La mejora más visible que generaría el shale gas para México es que anualmente se crearían 310 mil empleos formales y estables, enfatizó.