La extradición del narcotraficante más famoso del mundo, Joaquín “El Chapo” Guzmán, está en puerta. Sin duda es la mejor decisión para el Gobierno de nuestro País, que se quita de encima un problema al tenerlo en la cárcel de máxima seguridad de la que ya escapó, obvio con ayuda interna por su capacidad financiera y de corrupción. Lo que viene entonces es una prisión sin privilegios, sin componendas, el frío de las celdas sin poder amedrentar o comprar a quienes lo custodian. Lo que viene es lo que ningún narcotraficante quiere, y eso es lo que le va a tocar: lo que nunca quiso.
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