Nunca se debe mezclar la vida personal con la política. Tampoco involucrar a una mujer herida en asuntos de negocios. Y mucho menos confiarle los negocios que haces en la política.
Esa máxima debe estarla aprendiendo ahora Fernando Cano Martínez, a quien se le acusa de ser uno de los prestanombres de Tomás Yarrington Ruvalcaba.
Y es que todo indica que la información que incriminó al constructor y al ex gobernador tamaulipeco fue filtrada no por la PGR, ni por la CIA, ni por algún priista resentido o un partido de oposición.
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