Cuando un niño cae al suelo, generalmente lo atribuimos a su inexperiencia para caminar o a su osadía. Cuando este tipo de accidentes suceden en la edad adulta, la explicación suele ser la falta de atención.
Sin embargo, un nuevo estudio sugiere una nueva y simple razón: los humanos somos malos para caminar. Somos propensos a la torpeza, y no solo durante la niñez o en la vejez, afirman científicos en el estudio publicando en la última edición de la revista Science Direct.
Indigo Staff