Las argucias legales y los achaques médicos han salvado a algunos notables de la política mexicana a evadir el castigo carcelario.
La excusa más empleada por estos personajes es la enfermedad, y aunque gozaban de cabal salud o inclusive recién llegaban de un viaje de placer, apenas pisan las prisiones empiezan los síntomas que los libran de la celda.
En otros casos sus delitos son juzgados suavemente como “no graves” y alcanzan fianza para enfrentar en libertad el proceso de justicia penal.
Norma Garza