¿Por qué se les rindieron también honores post mortem a Carlos Castillo Peraza, a Antonio Ortiz Mena, a Javier Barros Sierra y al propio Ernesto de la Peña…? Claro que es mejor tarde que nunca, ¿pero por qué se les priva a estos ínclitos mexicanos del orgullo compartido con sus familias de disfrutar un reconocimiento nacional por los méritos en sus respectivas vidas?
Francisco Martín Moreno