Soberbio, antipático, mas frío que un ICEBERG, con dos hijas guapísimas a pesar de no ser precisamente un agraciado por la naturaleza de lo que incluso presume.
Las eternas apuestas acerca de su no comprobado bisoñé, sin duda el más famoso del mundo, dictador draconiano, jamás muestra ni expresa sentimientos, se dice que al morir se comprobará que es un ser humano sin corazón; de escrúpulos mejor no hablemos.
Alfredo Domínguez Muro