Hace una semana parecía que el mundo iba a acabar, pero de alguna manera los mercados han hecho mucho más que sobrevivir.
El lunes pasado los inversionistas amanecieron en pánico en una situación similar a la que sucedió en la crisis financiera global de 2008. Todo inició cuando el principal índice bursátil chino, el Shanghai Composite, perdió 8.5 por ciento de su valor (su mayor caída desde febrero del 2007).
Alejandro Dabdoub