El rompimiento que se avecina en el PAN de Nuevo León es un plan fraguado desde hace años por la neocúpula panista, encabezada por el senador Raúl Gracia.
Esta maniobra la inició hace 12 años el legislador para tener el control total de Acción Nacional, proyecto que llegó con la victoria de Mauro Guerra Villarreal como dirigente estatal de este partido.
Y con la salida de panistas tradicionales como Fernando Elizondo Barragán, Fernando Canales Stelzer, Mauricio Treviño, Carlos Domínguez Ahedo y ahora Teresa García de Madero, el PAN no tendrá un contrapeso de opiniones.
Jesús Padilla