Paul McCartney y punk normalmente no van en una misma oración, pero en el caso del juicio en contra de tres integrantes del colectivo anti-establishment ruso Pussy Riot, ya nada es imposible.
Que la muestra más reciente de apoyo venga del ex Beatle, le dio una nueva dimensión de notoriedad a la causa que busca defender la libertad de expresión en la Rusia del régimen de Vladimir Putin.
María Alesandra Pámanes