A diferencia de hace cuatro meses cuando aseguró que su conciencia estaba tranquila, hoy Ángel Aguirre Rivero difícilmente duerme en paz.
El cerco que rodea al gobernador con licencia de Guerrero se cierra cada vez más.
Primero, la presión mediática por la desaparición de los 43 estudiantes normalistas lo obliga a pedir licencia a la gubernatura de Guerrero.
Después, la captura de dos familiares y un exfuncionario de su administración -acusados operaciones con recursos de procedencia ilícita- lo orilla a renunciar al PRD.
Carolina Hernández